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La Santa Trinidad

La Santa Trinidad fue una campaña de rol jugada en el Club de Rol Thalarion de Valencia entre los años 2000 y 2012. Este libro reúne en 514 páginas pseudonoveladas los resúmenes de las trepidantes sesiones de juego de las dos últimas temporadas.

Los Seabreeze
Una campaña de CdHyF

"Los Seabreeze" es la crónica de la campaña de rol del mismo nombre jugada en el Club de Rol Thalarion de Valencia. Reúne en 176 páginas pseudonoveladas los avatares de la Casa Seabreeze, situada en una pequeña isla del Mar de las Tormentas y destinada a la consecución de grandes logros.

sábado, 9 de julio de 2011

La Santa Trinidad - Campaña en Aredia [Rolemaster] Temporada 4 Capítulo 24

Leyon

Despertó aterrado, totalmente confundido y queriendo escapar de la horrible risa. La oscuridad era absoluta, sólo brillaban unas pocas estrellas en el cielo. Alguien lo cogió y lo incorporó a duras penas. Era una mujer, y vestía una túnica de color claro. La desconocida le susurró que tenían que darse prisa, era su oportunidad. Leyon consiguió despejar un poco su cabeza, y preguntó dónde se encontraba Carontar, y quién era ella. La mujer, que sin duda era una elfa, se presentó como Terwaränya, "amiga de una amiga". A su entender, Carontar debía de encontrarse desorientado, como ella misma había estado hacía unos pocos momentos, con todo lo que había pasado en la Esfera Celestial y que estaba segura que Leyon también había sentido, al menos de refilón.

Consiguieron montar a caballo, y el aire de la noche terminó de despabilar a Leyon. Terwaränya venía desde Doranna, atraída por una llamada desgarradora de ayuda de su señora Ammarië, que había sentido débilmente desde entonces. Contra los deseos de Leyon pusieron rumbo hacia el sur, ya que suponían que Carontar, de buscarlos, lo haría hacia el norte.

Ayreon y Demetrius

Despertaron gritando y espantados. Eltahim se sobresaltó mucho por el estado de su amado, pero éste la tranquilizó tan pronto como pudo.

No tardó en llegar a la habitación Ayreon, con el rostro lívido por la sombría sensación. Intentaron escrutar la Esfera Celestial, pero un extraño velo metafísico se lo impedía. Discutieron largo rato sobre lo que debía de haber pasado. ¿Acaso se había despertado de nuevo Korvegâr? Desde luego, la Sombra parecía haber inclinado la balanza dramáticamente hacia su lado. ¿Habían tenido algo que ver los ataúdes de cristal que Ayreon había visto en su visión? Demetrius expresó su gran preocupación por Mandalazâr, su arpa e instrumento fundamental para la Restauración. Decidieron que harían una pausa en el proceso de reunión de los hidkas para volver al campamento con sus compañeros y ver si estaba todo bien.

Ezhabel

Mattren Helner acudió a la habitación de la semielfa tras experimentar la terrible sensación en sus sueños y se dejó caer en una silla. Al punto, Ezhabel se dio cuenta de que algo no iba bien con el Mediador. Estaba nervioso, y eso no era normal. Antes de que tuvieran ocasión de decir una palabra apareció un sirviente, con el mensaje de que lord Enfalath reclamaba a Ezhabel a su presencia. El general se encontraba con la alta cúpula del campamento en la cima de la colina principal. Saludó a Ezhabel e inmediatamente dirigió su vista hacia un contingente de tropas y dragones que procedía del este. Uno de los dragones estaba equipado con una silla de montar, una silla que Ezhabel conocía perfectamente. Era la montura del Brazo de Korvegâr, el ser terrible que les había atacado en Nímbalos y que Ayreon había podido resistir a duras penas.

Para colmo, otra columna de tropas avanzaba desde el oeste. Sin embargo, no eran sirvientes de la Sombra, sino el contingente de enanos encabezado por Zordâm y Guren, el paladín. Por fin habían llegado. Salieron a su encuentro.

Al principio, Zordâm se mostró extremadamente receloso con Ezhabel, porque al instante la reconoció como la nueva portadora de la Espada del Dolor. No obstante, no tardó en tranquilizarse tras mantener una breve conversación. Hassler requirió enseguida a Guren para que le informara del estado del "padre" (Ayreon), y el joven le contó todo lo que sabía.

Ayreon y Demetrius

Informaron a Ar'Kathir de sus intenciones de volver por un breve tiempo al campamento, llevando a lord Demmaiah con ellos. El líder hidka dispuso que junto con ellos viajarían Ar'Thuran y Turkal. También se habló de que, de los 11.000 hidkas disponibles, 2.000 deberían quedar en todo momento en el valle. Ar'Kathir expuso su interés en que volvieran lo antes posible para utilizar sus habilidades en la reunión de los hidkas, y el grupo le tranquilizó en ese sentido, alegando que volverían lo antes posible.

Ezhabel

Al amanecer en el campamento, todo el mundo se reunió en espera de la apertura del portal que Avaimas iba a abrir. Pero tras esperar varias horas, nada sucedió. En cambio, fue otro portal el que se abrió. En el otro lado, al sentir la disrupción en la realidad, Demmaiah despertó y gritó: "no!no!no!", hasta que pudo darse cuenta de la situación. Tras Eltahim aparecieron Ayreon, Demetrius y los hidkas, acarreando al hermano de lord Ergialaranindal. Abrazos y saludos se intercambiaron profunda y brevemente. Demetrius presentó sin tardanza a los hidkas que les acompañaban, cuya presencia imponente destacaba en el campamento.

Ayreon prestó especial atención al saludo de Matren Helner. Algo parecía equivocado en su actitud; al parecer del paladín, Helner se encontraba algo inestable mentalmente, quizá desequilibrado.

Ezhabel les contó todas las novedades rápidamente, hablando de forma atropellada.


Ezhabel, Ayreon y Demetrius

Al cabo de bastante rato, por fin se abrió el portal que la gente del campamento estaba esperando cuando aparecieron Eltahim y los demás. No tardó en aparecer la figura de Férangar, el capitán de los Alen'Tai. Les instó a que se dieran mucha prisa en pasar, no sabía cuánto aguantaría abierto el portal. Consiguieron pasar Ayreon, Demetrius, Ezhabel, Férangar, Mattren Helner y lord Rûmtor. El portal se cerró tras ellos, y al otro lado esperaba Avaimas, que se mostraba extremadamente agotado, sin el bastón que siempre le habían visto portar. Era evidente que había perdido el poder como Brazo de Demmerë. La debacle de la Esfera Celestial debía de tener algo que ver. Junto a Avaimas se erguía Cirandil, el antiguo amor de Ezhabel, cuyo corazón se encogió al verlo, muy distinto de cómo lo había encontrado la última vez. Ahora parecía más sabio, más orgulloso, más seguro de sí mismo. Una cicatriz se estaba curando en su mejilla. El abrazo que le dió la turbó como en los viejos tiempos, que parecían haber sucedido hacía siglos. También se encontraba junto a Avaimas lord Merenyutar, el único de los componentes de la Tríada que quedaba en la Corona. Ayreon corrió a ayudar a Avaimas, que estaba a punto de desplomarse sobre su bastón. Mientras conducían al anciano elfo al interior de la fortaleza, éste alcanzó a susurrar: "¿Qué es lo que ha pasado? Casi me vuelvo loco esta noche, Ayreon". No tardó demasiado en recuperarse, tras lo que se reunieron en la Sala de Guerra de la fortaleza.

En la conversación, fue Cirandil el que llevó el peso de la narración. Contó cómo habían llegado a su santuario los pocos supervivientes de Lasar, y cómo al día siguiente habían sido atacados por varios dragones y varias figuras con un poder fuera de lo común. Al parecer, habían atacado también desde dentro, suponía que alguien los había traicionado. Los pocos que quedaron después del ataque sorpresa partieron inmediatamente hacia Nímbalos, y allí estaban. También explicó que lord Aldarien, el antiguo rey de Lasar, parecía afectado por la "fatiga vital" de los elfos, la sucesión de desgracias que había sufrido había acabado por agotar sus ganas de vivir. Ezhabel se sorprendió a sí misma absorta con el discurso de su antiguo amado; desde luego, no lo recordaba tan seguro y autoritario.

Se descartó la propuesta de Ayreon de abandonar Nímbalos y reunir todo el ejército, y Cirandil propuso acompañarles al campamento, a lo que accedieron gustosos. También llevarían a lord Aldarien y dos de sus guardias para intentar reanimarlo.

Avaimas se esforzó al máximo para abrir el portal, tanto que pareció casi reventar. Ayreon canalizó poder hacia él, ayudándole a soportar el esfuerzo. Por suerte, todos pudieron pasar sin problemas.

Al llegar, procuraron que lord Aldarien tuviera todos los cuidados que su condición requería, y Ezhabel lo visitaría a menudo, para hablarle y darle esperanzas que le hicieran recuperarse. Lord Treltarion les informó de que pasados dos días partirían a Harudel; hacía poco había llegado un halcón con la convocatoria a la asamblea donde se decidiría la coronación de lady Angrid. En esos dos días, Cirandil narró toda la historia de su periplo a Treltarion y ganó rápidamente su confianza. Desde luego, los conocimientos del antiguo Carpintero de Barcos serían muy útiles para coordinar todo el operativo.

Ayreon intentó ayudar a Aldarien desde el mundo de los Sueños. Pero allí se encontró enseguida con Selene. Ella intentó convencerle de que lo único que quería era salvar a su raza, y lo mejor era que la eligieran como reina. En un momento dado, la kalorion no pudo resistirlo más, y preguntó al paladín por qué demonios sentiría esa maldita atracción hacia él. Ayreon decidió contarle la verdad sobre la Runa de la Creación y cuál era su relación antes de todo el trance pasado. Ella pareció sorprenderse genuinamente al oírlo. Lo expulsó del mundo onírico casi al instante. Interesante... y turbador, a la vez.

Por la noche, Demetrius volvió a sufrir sus recurrentes pesadillas apocalípticas, y Ayreon fue arrastrado por Selene al mundo onírico. Su maestría en esa realidad seguía sin tener parangón. Tuvieron una interesante conversación sobre su mutua atracción. Ayreon, que hasta entonces se había negado a sentir nada por la kalorion, tuvo que rendirse a la evidencia de que todavía sentía algo por ella. Pero estaba casado, y eso impedía cualquier tipo de contacto entre ellos. Selene fue muy convincente. Se mostró incluso dispuesta a abandonar la Sombra por él, si dejara a su mujer y volvía a ella. Dura prueba para el paladín, que de momento sólo pudo darle largas.

Por la mañana, los paladines visitaron a Ayreon, exponiendo que se habían propuesto buscar a Daren, canalizando o viajando, lo que hiciera falta. Ayreon los convenció de que era mucho más urgente localizar a Leyon que a Daren, que estaría demasiado lejos para ser encontrado. Todos se mostraron de acuerdo en buscar al heredero del Imperio, tanto mediante la canalización como con métodos más mundanos.

Pasados dos días, acudieron a la Asamblea en Harudel. Llevaron también a Aldarien sobre una camilla. Al verlo, muchos murmullos se alzaban entre la multitud que se había reunido en las calles. Tantos como los que se levantaban al ver pasar a Ezhabel acompañada de Nirintalath.

En la Sala del Trono de Harudel se encontraban todos: lady Angrid con Cargalan y sus consejeros Iriel, Darmal, Righen Eladhros y los gemelos Natemar y Natandraltar, recién llegados nietos de Natarin; lord Enthalior, con Tarlen, lord Ferantir el senescal, y sus consejeros lord Arthos y lord Girion. Con el grupo se encontraban lord Treltarion, lord Ergialaranindal, lord Aldarien (aunque inconsciente) y su senescal lord Maegar, Cirandil, los (ex)mediadores Mattren Helner, Leiran y Adalûr, lord Rûmtor, Enfalath, Ar'Thuran el hidka, Urmazan, Eltahim y Dailomentar.

Como los PJs esperaban, tanto Cargalan como Enthalior -éste más demacrado que nunca- ofrecieron su apoyo a la candidatura de lady Angrid, inquietos por el acto de presencia de Aldarien. Duras palabras fueron cruzadas en referencia a la acusación que implicaba a Angrid como kalorion. La tensión se podía cortar con un cuchillo. Todo el mundo hizo uso de su turno de palabra para exponer por qué tal o cual candidato era el más apropiado.

Hasta que Cirandil pidió permiso para hablar en las recusaciones finales.

—Se han dicho muchas cosas en esta reunión. Se ha acusado sin pruebas, se han dado argumentos, se han rebatido con otros argumentos, que a su vez se han rebatido. Finalmente, los cinco reyes han dado sus apoyos. A lord Aldarien se le ha permitido el voto a pesar de su incapacidad y posible muerte, a través de su portavoz, lord Maegar. Lady Angrid ha conseguido la mayoría, con los apoyos de lord Cargalan y lord Enthalior, contra los votos de lord Treltarion y lord Aldarien.

»Pero creo que debemos detenernos a pensar por unos momentos en el linaje de nuestro señor Aldarien y su familia.

»Como muchos de vosotros sabréis, ha unas diez centurias lord Fandur de Rechelorn contrajo nupcias con la doncella Cirië de Andarimar. La triste historia de lady Cirië y su debilidad enfermiza quedará para mejor ocasión. No obstante, de ese matrimonio nació un único fruto: lady Kalia Fandurin, sobrina segunda por parte paterna de nuestro estimado lord Natarin. Como también muchos de vosotros sabréis, lady Kalia creció y cuando aún no había cumplido el centenar de años, se entregó en esponsales a lord Marvinorë, rey de Lainirial, que se había enamorado locamente de ella. Lord Marvinorë ya había tenido descendencia en su anterior matrimonio con lady Isterel: sus hijos Calassar, Nelicil, Hendórin, e Ingalmo, y su hija Fíniel. Por desgracia, lady Kalia se enamoró muy pronto de un capitán del ejército del Erentárna y se fugó, sin haber tenido descendencia con Marvinorë. El pobre rey murió de celos, aunque nunca quiso anular su matrimonio con Kalia y casarse con otra. Fue sucedido en el trono por su hijo Calassar. También es conocido el encarcelamiento final de Carlainn tras varios decenios y el perdón otorgado a lady Kalia por lord Natarin, a cambio de su matrimonio con lord Aldarien de Lasar, que desde siempre había estado enamorado de la bellísima hija de Fandur. El único hijo de Aldarien había muerto de niño, debilitado en el difícil parto en el que murió su madre, lady Venaine.

»Hechos recientes y no tan recientes han jugado con el destino, mis señores. Hechos trágicos y sobrecogedores que se han abatido sobre nosotros como la Sombra que nos invade y que los ha provocado. Lord Fandur murió en las Guerras de Natarin, tristemente recordadas, y su corona le fue concedida a lady Angrid, aquí presente. Lord Calassar, hijo de Marvinorë y rey de Lainirial, demostró su ineptitud al llevar a todo su ejército a la perdición en la batalla que libró contra la Sombra en las quebradas de Breföne, en la que miles de elfos fueron masacrados, entre ellos su hermano Nelicil y su hermano Hendórin. Tras la tragedia, Ingalmo no fue capaz de sobreponerse y se volvió loco, desapareciendo para siempre. Por su parte, Fíniel fue secuestrada o asesinada por la Sombra, al arrasar la ciudadela de Anórië. La descendencia de lord Marvinorë desapareció de la noche a la mañana. Aunque no toda, porque existe alguien por cuyas venas la sangre de lord Fandur corre fuerte, alguien con el derecho a la herencia de Rechelorn por sobre las aspiraciones de nuestra muy querida lady Angrid. El fruto del amor de lady Kalia y un bravo defensor de las fronteras de Doranna.

»Por eso yo afirmo, mis señores, que en esta sala no se hallan reunidos cinco reyes, sino seis. ¡Presentad vuestros respetos a lady Ezhabel la Semielfa, reina de Rechelorn y de Lainirial por derecho de nacimiento y heredad, Señora de las Fronteras y los Pasos y heredera legítima de Lasar!

Muchos de los presentes se arrodillaron. Aunque también se alzaron murmullos de desaprobación, que tenían que ver sobre todo con el linaje mestizo de Ezhabel. A algunos no les parecía correcto que una semielfa rigiera los destinos de los reinos en Doranna. Pero eran minoría, y el sentir general fue de aprobación y respeto. La elocuencia de Cirandil había hecho bien su labor.

Ante el empate técnico en votos y lo inesperado de la situación, se acordó dejar la asamblea en suspenso, con la consiguiente indignación de Angrid y Cargalan. Así que la comitiva de los PJs se retiró de nuevo a su campamento. La presencia de Nirintalath hizo desistir a todo el mundo de llevar a cabo cualquier acción agresiva.

Ezhabel volvió al campamento totalmente fuera de lugar. Dudaba de ser lo suficientemente fuerte y digna para ostentar la corona de un reino, ¿pero dos? Sería ridículo, si no se tratara de un asunto tan serio. Con sólo pensarlo le parecía sentir el peso del cielo sobre sus hombros...

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