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La Santa Trinidad

La Santa Trinidad fue una campaña de rol jugada en el Club de Rol Thalarion de Valencia entre los años 2000 y 2012. Este libro reúne en 514 páginas pseudonoveladas los resúmenes de las trepidantes sesiones de juego de las dos últimas temporadas.

Los Seabreeze
Una campaña de CdHyF

"Los Seabreeze" es la crónica de la campaña de rol del mismo nombre jugada en el Club de Rol Thalarion de Valencia. Reúne en 176 páginas pseudonoveladas los avatares de la Casa Seabreeze, situada en una pequeña isla del Mar de las Tormentas y destinada a la consecución de grandes logros.

miércoles, 3 de agosto de 2011

La Santa Trinidad - Campaña en Aredia [Rolemaster] Temporada 4 Capítulo 45


Demetrius prometió a Urman que les acompañaría en el viaje a Haster, por lo que el muchacho se emocionó sobremanera.

Leyon mantuvo una conversación con Ar'Kathir, el cual le informó de que el número de hidkas había aumentado en más de un millar desde la última vez que habían hablado. Leyon le propuso, ahora que la niebla pálida había retrocedido, organizar batidas para buscar a aquellos de su gente que pudiera haber perdidos o desorientados en Doranna. Ar'Kathir se mostró entusiasmado con la idea y se puso a organizarlo todo de inmediato. Además, el soberano hidka, informado del viaje de Leyon y los demás a Haster para reclamar la corona del imperio, le ofreció una escolta de quinientos hidkas al mando de Ar'Thuran para que lo acompañaran. Leyon, por supuesto, aceptó.

Ayreon, siguiendo la sugerencia de Hassler, propuso a los pocos paladines que quedaban en Eradath volver a la Torre Emmolnir, a lo que ellos respondieron que preferirían acompañarle en su viaje. Todos los refuerzos para el viaje a Haster eran bienvenidos, así que Ayreon se mostró de acuerdo con la idea.

Ezhabel tuvo una reunión de varias horas con Carontar y Aldarien, para organizar el ejército y que la informaran sobre la situación en el reino si había algo que debiera saber. No hubo ninguna información relevante, pero aún así la semielfa propuso la creación de una red de espías y hombres de confianza que les informaran de las actividades de Angrid y los hijos y nietos de Natarin. Los elfos aceptaron, pero no pudieron recomendar a nadie de confianza, tendrían que tantear a los posibles espías. Seguramente les costaría dinero, y Ezhabel tendría que financiarlos en la medida de lo posible.

La noche anterior a la partida hacia Haster, Adens visitó a Leyon. Había tenido un contacto muy fugaz con Arixos, que le había transmitido su situación de peligro. Había desaparecido a los pocos segundos y no había podido volver a contactar con él. Leyon lo tranquilizó y le recomendó estar alerta para intentar localizarlo si volvía a ponerse en contacto con él.

La mañana siguiente Demetrius canalizó a través de Mandalazâr y abrió un portal a un día de camino de Haster, en la costa del mar Krûsde, frente a las costas de la ahora ausente isla de Evned.

Leyon y Ezhabel entraron de incógnito en la ciudad antes del grueso de sus hombres, para investigar la situación en la ciudad. La situación en las calles no parecía mucho mejor que cuando se habían ido, con trifulcas aquí y allá, tensiones entre las diferentes razas y nacionalidades, y asesinos y ladrones haciendo de las suyas. La ciudad interior era más tranquila, pero también tenía problemas de insurgencia y crímenes. En alguna ocasión Leyon se llevó algún golpe, al igual que Ezhabel. Un nuevo campamento Vestalense se encontraba en la parte Oeste de la ciudad, con estandartes que mostraban un sol y una luna sobre fondo azul oscuro. Durante una conversación en una taberna se enteraron de que hacía poco la intervención de los Mediadores habían salvado la ciudad de ser arrasada. Los diez mil soldados que habían enviado para apoyar a la ciudadela de Amenarven habían sido interceptados por el ejército de la Sombra que se encontraba reuniéndose al sur, en la ribera del río, y después éste se había dirigido a la conquista de Haster. La ciudad había reunido a sus caóticas fuerzas para hacerles frente, y cuando todo parecía perdido, los Mediadores habían intervenido, rechazando al ejército enemigo hacia el Sur. Desde entonces, en la ciudad habían surgido muchos movimientos de simpatía hacia los extraños -y enajenados- jueces. En uno de los barrios de la ciudad interior, Ezhabel fue arrollada por un caballo que montaba un altivo noble rubio. Éste se detuvo un momento, y cuando vio la baja alcurnia de aquella a quien había atropellado, siguió sin decir palabra. A la semielfa le ofrecieron ayuda un hombre forzudo y con gran bigote, acompañado por un hombre menudo y ágil, con ademanes felinos. Se presentaron como Marius el forzudo y Sorgon el lanzador de cuchillos. Según ellos, el antipático noble se llamaba lord Turkon. Les ofrecieron acompañarles, diciéndoles que formaban parte de la troupe del "circo Aryerak". El apellido de Demetrius... interesante. A los dos extraños los acompañaba una especie de juglar adusto y serio, cualidades extrañas en tal profesión. No tardaron en descubrir, para su asombro, que se trataba de una Leyenda Viviente, porque poseía un arpa dorada que intentaba ocultar sin mucho éxito. Al poco se dieron cuenta de que el camino al circo los estaba conduciendo hacia la ciudadela, porque la compañía había acampado dentro de sus muros, algo bastante fuera de lo común. Como no querían que nadie los reconociera, se disculparon, y dando las gracias a la pareja, se marcharon. Tras pensar sobre el encuentro, dedujeron que el tal lord Turkon no podía ser otro que lord Turkon Gers, el hermano de la emperatiz del Káikar.

Tras la vuelta de Leyon y Ezhabel, la compañía al completo entró a la ciudad. Dejaron el grueso del ejército en las afueras y entraron en la ciudad interior con una escolta de cien elfos y cien hidkas, una visión impresionante. Fanfarrias y tambores anunciaron su entrada. En la ciudadela los recibieron los nobles al completo, los que ya conocían y algunos nuevos. También estaba allí la compañía del circo, acampada en el patio de armas. Lord Agiran les recibió efusivamente, alabando su escolta, y les presentó a los nobles que habían llegado en los últimos meses y aún no conocían. El único que se encontraba montado a caballo y mostrando indiferencia era lord Turkon Gers, del imperio del Káikar. También se encontraba allí lady Lerna Yuxtures, magna clérigo del Imperio Daarita, con su diadema alada, su melena negra hasta la cintura y su duro rostro. Lady Ylma también se encontraba presente, había vuelto al castillo. Entre la gente del circo les llamó la atención, sin saber por qué, una figura armada con espada corta, muy risueña y con mirada cómplice.

Una parte de los Mediadores se había alojado en uno de los torreones de palacio, y el resto se encontraba en el campamento al este.

Ayreon se encontró pronto con Banallêth, que le informó de toda la situación. Cuando le informó de la muerte de Atîr, ella lo sintió mucho y lo consoló lo mejor que pudo. Sus noticias también eran malas: a la ciudad habían llegado varios parientes de Leyon que se creían con derecho a reclamar la Corona del imperio; uno de ellos, Naelon, había llegado a algún tipo de acuerdo con lady Ylma, pero no conocía los detalles; y los Mediadores parecían tener en gran estima a Ylma, tampoco sabía por qué razón.

Agiran les informó de que, no sabían cómo, Dalryn había muerto en su sueño. Su ejército aún seguía allí, aunque habían quedado sin señor. Leyon se entristeció mucho y pidió ver el cuerpo, pero ya lo habían consumido en una pira hacía varios días. Pronto se encontró con sus parientes: Lavion, su primo, Aarod, primo segundo, y Naelon, su tío y hermano mayor de su padre. Las presentaciones fueron frías y poco educadas, debido al estado de ánimo del presunto heredero. En una conversación posterior, Agiran les informó de que Dalryn había fallecido unas dos semanas atrás, más o menos en el mismo tiempo que la esposa de Ayreon.

Demetrius no tardó en visitar al circo. Allí lo recibieron Sorgon y Marius, entre risas y abrazos. Aparecieron sus hermanas, Sûzan y Zanin. Sus rostros estaban horriblemente deformados, y Zanin había quedado tuerta y sin un brazo. En un desgraciado episodio, ambas habían sido violadas y maltratadas. Afortunadamente, un tal Willas Stalyr las había salvado providencialmente de un destino peor. El bardo quiso conocer al tal Willas, así que le fue presentado el hombre risueño con la espada corta que había visto en el patio de armas. Lucía una banda de plata en la frente. Era un hombre extremadamente alegre y cuya sola presencia le hacía sentirse bien. Pronto se dio cuenta de que se trataba del Brazo de Oltar, y así lo reconocío Willas. Aparecieron los padres de Demetrius, Erneo y Aithilla. Su madre lloró profusamente, y Erneo le hizo pasar a su tienda, más frío. Tuvieron una larga conversación, donde se informaron uno a otro de sus viajes. Finalmente, Erneo dejó a un lado su frialdad y le dijo a Demetrius que estaba orgulloso de él. Se dieron un fuerte abrazo. Al salir de la tienda de su padre, Demetrius se encontró con Ezhabel; la semielfa estaba dando las gracias a Marius y a Sorgon por su ayuda en la ciudad, y les preguntaba por el bardo que los acompañaba. Ezhabel y Demetrius no tardaron en darse cuenta de la razón por la que el circo había acampado dentro de los muros de la ciudadela: con la compañía viajaban al menos una quincena de bardos sermios e yrkanios, respondiendo a la llamada de los mensajeros de Demetrius. Habían tenido muchas dificultades para ir allí, y por uno u otro motivo, se habían camuflado en el circo para llegar a su destino. Al enterarse Agiran de los valiosos elementos que acompañaban al circo, les había dado rápidamente un lugar en la ciudadela.

Demetrius invitó a su familia a la cena que se daría esa noche en el palacio. Cena a la que asistieron todos los nobles de la ciudadela y los paladines de Ayreon. Durante la cena, Galan y Agiran los felicitaron por la llegada y por el apoyo que habían conseguido de hidkas y elfos. Tras el postre, la familia de Demetrius se despidió y comenzaron los asuntos serios. Les dieron la bienvenida oficial y se comenzó a discutir sobre la ceremonia de coronación y sobre la recurrente discusión sobre si era mejor elegir al sucesor mediante la ceremonia o por votación. Ylma, como habían sucedido en su primera estancia en Haster, abogaba por la votación. Dorlen, muy a su pesar por la amistad que profesaba al grupo no podía sino estar de acuerdo con Ylma. Turkon Gers quiso erigirse como moderador en las discusiones, como noble más alto en la mesa, pero un desplante de Ezhabel le hizo abandonar airado la sala, ante la sonrisa de Lerna Yuxtures, que reclamó tal honor. Ezhabel también le rebatió, y decidieron no sin fricciones que Demetrius sería el moderador. Ylma, Maraith y Dorlen se erigieron en los mayores defensores de la lógica frente a la tradición, y Beltan, el daarita, se puso de lado de los personajes. A mitad de discusión aparecieron en la sala Daxar Emaryll, el Juez Supremo de los Mediadores, junto con dos de sus subordinados. El silencio se hizo en la sala. Un aura de Poder, de Autoridad y de Peligrosidad envolvía al Juez Supremo. El temor se adueñó de todos por unos instantes, hasta que el alto y adusto mediador se sentó y sonrió, pidiendo que continuaran. Las conversaciones se prolongaron largo tiempo sin llegar a ningún fin definitivo. De repente, Daxar se levantó afirmando que la ceremonia se celebraría, y salió de la sala. Nadie se atrevió a rebatir su palabra.

Después se pasó a discutir sobre otros temas importantes, como la hambruna de Haster. El ataque del ejército de la Sombra había impedido la llegada de grano de los asentamientos que habían creado alrededor, y desde Adastra no habían tenido noticias de lord Mylan y los colonos. En ese momento, el grupo mostró su baza: el paladín Muren, uno de los que podía multiplicar el grano; hizo una demostración ante el asombro de los presentes, y las felicitaciones de muchos de ellos. La hambruna de Haster había acabado, y eso solucionaría muchos problemas, o eso esperaban.

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