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La Santa Trinidad

La Santa Trinidad fue una campaña de rol jugada en el Club de Rol Thalarion de Valencia entre los años 2000 y 2012. Este libro reúne en 514 páginas pseudonoveladas los resúmenes de las trepidantes sesiones de juego de las dos últimas temporadas.

Los Seabreeze
Una campaña de CdHyF

"Los Seabreeze" es la crónica de la campaña de rol del mismo nombre jugada en el Club de Rol Thalarion de Valencia. Reúne en 176 páginas pseudonoveladas los avatares de la Casa Seabreeze, situada en una pequeña isla del Mar de las Tormentas y destinada a la consecución de grandes logros.

miércoles, 4 de abril de 2012

Sombras en el Imperio - Campaña de Arcana Mvndi Temporada 1 Capítulo 19

Edelweiss. Problemas en el limes.

Tiberio presentó a sus acompañantes, el legionario Marco, que se había hecho merecedor de toda clase de honores, y la germana Lora, que lo había guiado hasta allí a través de los bosques. Tras una ligera inspección, pudieron ver que la germana lucía un colgante tallado con la forma del pez de los cristianos. De hecho, la muchacha afirmó que era la principal razón por la que quería ir a Roma: reunirse con otros cristianos en el sur, lejos de las tierras paganas del norte.

Caern Germano
Cuando el médico contó los hechos acontecidos en Gameburg, la preocupación cundió entre los presentes. Al interrogar a Lora acerca de aquella gente, ella les contó que les había hecho un favor a "unos romanos", mostrándoles el lugar donde se encontraba un Caern, uno de los lugares sagrados germanos que todavía no habían sido destruidos en las guerras con Roma. A cambio, "los romanos" le habían prometido llevarla a Roma lo antes posible. Cornelio y los demás le preguntaron si podría guiarlos a ellos hasta el Caern, a lo que Lora respondió negativamente, insistiendo en que tenían que llevarla a Roma. La vehemencia con que increpaban a la germana para que les hablara más del lugar y los presuntos romanos la asustó y salió corriendo, aunque no tardó en ser detenida por los legionarios del exterior. Después de conseguir apaciguarla, la llevaron a la casa que habitaban Idara, Lucinda, Sexto Meridio y los demás en el exterior del campamento, a la espera de una mejor ocasión. En algún momento posterior, el grupo mantuvo una conversación junto a Cneo Servilio y Sexto Meridio sobre la posibilidad de que los susodichos Caerns fueran lugares donde se pudiera enaltecer o canalizar el poder de alguna manera.

A continuación pasaron a ocuparse de los asuntos del campamento. El legionario Marco Arrio, que tan valientemente había ayudado a Tiberio tenía el brazo gangrenado. Con todo el dolor de su corazón, el médico tuvo que amputárselo hasta la mitad del húmero. El legionario se portó como un valiente, pero por desgracia tendría que abandonar las filas del ejército: ya no sería capaz de llevar el escudo.

Cornelio mantuvo junto a Lucio Mercio una nueva conversación con el prefecto del campamento Apio Herminio, con el que en apariencia consiguieron establecer una relación de confianza. Herminio elaboraría una lista con nombres de confianza para nombrar a los once centuriones que se habían perdido en la expedicion a los bosques. Por supuesto, Lucio sería uno de tales centuriones. Lucio también intentó conseguir algo de información de su nuevo colega de armas Tito Norbano, pero Herminio no conocía al sujeto.

Cuando Idara acompañaba a Lora a su casa de alojamiento, pudo observar con sus entrenados sentidos cómo un grupo de legionarios les seguía más o menos abiertamente, pero que no servían más que como una distracción para los verdaderos perseguidores, varias personas vestidas discretamente y confundidas con la gente. Les observaban. Tras dejar a Lora en casa, Idara y Claudia Valeria se marcharon a un templo de Minerva a elevar sus oraciones y quizá recibir inspiración de algún indigitamenta.

A primera hora del día siguiente, Lucio se encontró con la esclava Kara. Al decirle que iba de parte de Tito Norbano, ella no puso buena cara, e incluso insultó al legionario. Según ella no era la mejor presentación, pero accedió a hablar con Lucio. Según le dijo la mujer, la información que pedía Lucio sobre los tribunos iba a costarle cara, pero le diría todo lo que pudiera averiguar en un plazo de tres días, junto a la poza de las truchas, al sur del campamento junto al río. También esa mañana, al despertar Idara y los demás, se dieron cuenta de que Lora había desaparecido; no había signos de violencia y lo más probable es que hubiera escapado, así que varios salieron en su busca.

Tiberio, por su parte, estaba preocupado por la poción que había prometido en su carta a Cornificia. Al comentar el tema con Galeno, éste, sorprendentemente, respondió que sí era posible hacer algo así, pero necesitaba un ingrediente que no sería fácil de encontrar: los pétalos de una flor que los germanos llamaban Edelweiss, y que sólo crecía en las montañas más altas. El lugar más cercano donde podrían encontrarla sería en las cumbres de los Alpes Helvéticos, y rápido, pues la primavera ya había empezado y era la época de floración. El problema era el desplazamiento hasta allí. Ahí entró en juego Sexto Meridio y los teúrgos de Mercurio, cuyo dios les proporcionaba medios para desplazarse en el espacio y en el tiempo, aunque a un alto coste para ellos, y en cualquier caso necesitarían a alguien que conociera bien la zona de destino. En una coincidencia aparentemente sobrenatural, cayeron en la cuenta de que el gladiador que habían encontrado en los bosques, Lucares, era Helvético y conocía algunas de las estribaciones norteñas de las montañas.

Cornelio inspeccionó a los nuevos reclutas que querían unirse a la legión, y entrevistó a los aspirantes a nuevos centuriones según la lista que le había entregado previamente Apio Herminio. La mañana siguiente se llevó a cabo la ceremonia de investidura de los centuriones, y a lo largo del día comenzaron a llegar mensajeros procedentes de los castra del Limes (límite) romano al norte de Mogontiacum. Estaban siendo atacados por fuerzas organizadas que no habían percibido a tiempo, y las guarniciones los estaban abandonando. Los mensajeros hablaban de hordas de germanos, de bestias y sombras. Cayo Cornelio se reunió urgentemente con los tribunos, el primipilus y Apio Herminio, y se estableció un plan de acción.

Para tratar el problema del desplazamiento a los Alpes en busca del Edelweiss, Tiberio se reunió con Lucio, Idara, Cneo Servilio y Sexto Meridio. Este último había contactado con su compañero Nicomedes Stoltidis, que había aceptado, pero no sabía cuánto tardarían en llegar los teúrgos necesarios. Por otro lado, se podría intentar realizar el viaje con menos teúrgos de Mercurio, pero necesitarían un medio para proporcionar el poder necesario al oficiante del ritual. Tras barajar sin mucha convicción las posibilidades de los Caern e incluso de Zenata, Lucio sugirió la posibilidad de utilizar el disco de Idara, y ésta confirmó que, cuando entraron en la cripta de la Villa de Gades, el disco le había permitido canalizar algo de su interior para abrir la puerta. Lo intentarían cuando Stoltidis llegara al campamento.

Tras la reunión de Cayo con los tribunos, uno de ellos, Tito Cornelio Escauro, crispado y tenso, se quedó en la tienda del legado. Le pidió permiso para hablar, y Cayo se lo concedió. Según el tribuno, había algo muy importante que tenía que decirle.


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