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La Santa Trinidad

La Santa Trinidad fue una campaña de rol jugada en el Club de Rol Thalarion de Valencia entre los años 2000 y 2012. Este libro reúne en 514 páginas pseudonoveladas los resúmenes de las trepidantes sesiones de juego de las dos últimas temporadas.

Los Seabreeze
Una campaña de CdHyF

"Los Seabreeze" es la crónica de la campaña de rol del mismo nombre jugada en el Club de Rol Thalarion de Valencia. Reúne en 176 páginas pseudonoveladas los avatares de la Casa Seabreeze, situada en una pequeña isla del Mar de las Tormentas y destinada a la consecución de grandes logros.

jueves, 20 de marzo de 2014

Los Seabreeze - Campaña Canción de Hielo y Fuego Temporada 2 Capítulo 6

Ambiciones enfrentadas. El Torneo de despedida.
Por la mañana, el grupo se dio cuenta de que Berormane no había aparecido por la posada en toda la noche y gran parte de la tarde del día anterior. La preocupación cundió entre ellos, pero la justa celebrando la despedida del séquito real se iba a celebrar a mediodía, y Allyster y Jeremiah debían debía prepararse para ella. Aun así, Ancel fue a hablar con el Gran Maestre Pycelle, pues la última vez que alguien había visto a Berormane había sido yendo a visitar al anciano. El Gran Maestre lo recibió en sus estancias, pero lo único que alcanzó a decirle en su decrepitud fue que Berormane había partido a media tarde y ya no había vuelto a saber nada de él; le había hablado de unos experimentos para desarrollar una forma de curación nueva, pero no había sido muy claro. El Gran Maestre le pareció a Ancel un hombre senil pero muy amable, y despidiéndose, se marchó.

Durante toda esa mañana, el muchacho Regar, el escudero de Jeremiah al que Jaime Lannister había golpeado con el guantelete el día anteior a modo de lección, se mostró con dolor de cabeza, mareado y tambaleante, pero no concedieron mucha importancia a tales síntomas, eran relativamente normales después del golpe que había recibido. Al no estar Berormane presente tampoco podían hacer mucho más.

Varys provocó un encuentro con Vanna haciendo uso de uno de sus disfrazes esa mañana. El eunuco le transmitió su desagrado acerca de los "pajarillos" que la mujer tenía revoloteando por Desembarco del Rey. Conversaron largo y tendido sobre el reino, las lealtades respectivas y la confianza. Según Varys, los pajarillos de Vanna permanecerían enjaulados mientras no estuviera seguro al cien por cien de cuáles eran sus intenciones para con el rey y el reino. A pesar de todo, Varys se mostraba respetuoso y agradecido con Vanna por aquella ocasión en que se habían encontrado en el pasado de ambos, y por tal motivo le concedía un trato de especial favor; con cualquier otro habría sido mucho más despiadado. La cercanía del torneo hizo que tuvieran que interrumpir su interesante convesación, así que Varys citó a Vanna en el bosque de dioses de la Fortaleza Roja al término de la competición.

Durante los preparativos de la justa, Ancel habló con Allyster, pues quería conocer más detalles de la filiación e intenciones generales del caballero. Por ello también se informó de datos de interés sobre la casa Coldwater: lord Royce estaba casado ahora con su tercera esposa, mucho más joven que él; sus dos primeras esposas habían muerto ambas dando a luz a respectivos hijos. Además, eran banderizos de los Royce y sus tierras se encontraban cerca de la casa Baelish. Allister era el tercero de los hijos de lord Royce. Ancel no pudo sino empatizar con el curtido caballero, pues ambos eran hijos repudiados por sus progenitores y sus caracteres no diferían mucho. Eso sí, los detalles de los problemas de ser Allyster con su padre no salieron a la luz.

Y comenzó el torneo. Tanto Jeremiah como Allyster pasaron la primera ronda, y justo antes de la segunda Regar se empezó a encontrar mareado. Jeremiah lo puso al cuidado de Ancel, y juntos se dirigieron a buscar un maestre que pudiera mejorar su estado. En la segunda ronda, Jeremiah tuvo la mala suerte de encontrarse con ser Barristan Selmy enfrente. El lord comandante de la Guardia Real lo descabalgó con la segunda lanza.

Mientras Ancel y Regar se encaminaban hacia una tienda para ver a algún maestre, el muchacho se desplomó. Una septa que se encontraban cerca se acercó al instante. Enseguida se mostró preocupada e informó a Ancel de que el muchacho no respiraba. Éste pidió a voces un maestre, y enseguida acudió uno, un maestre maduro y con la túnica inmaculada. Durante unos minutos interminables intentaron reanimar al muchacho por todos los medios, hasta que el maestre, con aire sombrío se levantó e informó al señor Seabreeze que la herida de la cabeza debía de ser más grave de lo que había parecido en un principio. Con una tristeza extrema, Ancel recogió a su primo con delicadeza y lo llevó a la tienda de las hermanas silenciosas.

Un guardia enviado por Ancel informó a Jeremiah del estado de su escudero. El caballero, que acababa de ser descabalgado por ser Barristan, se apresuró hacia el lugar donde yacía el joven Tudbury y a donde ya había llegado Vanna. Ésta, Ancel y Jeremiah velaron al muchacho durante largo rato, mientras el mediano de los Seabreeze elevaba sus oraciones y visualizaba intermitente a Jaime Lannister golpeando a su querido escudero.

Mientras todo esto sucedía, poco antes de su propia participación en el torneo, Allyster vio a sus compañeros de armas reunidos y riendo en un rincón del muro exterior, así que se dirigió hacia allí, intrigado. Cuando llegó, no le costó ver que uno de ellos tenía el puño ensangrentado y un par lucían salpicaduras de sangre en sus vestimentas. Al preguntarles, los tipos, un poco borrachos, le dieron información algo fragmentada. Al parecer, bajo la supervisión de uno de los Kettleback, habían estado sacándole información a un maestre a base de golpes. A Allyster no le costó mucho sumar dos y dos y suponer que el maestre en cuestión debía de ser Berormane y que el Kettleback que fuera debía de estar siguiendo órdenes de Meñique. El caso es que se acercaba la participación de Allyster en el torneo y no podía prolongar más la conversación, pero los hombres le dijeron que se encontrarían en la posada de la Cruz de Bronce, por si luego quería unirse a ellos.

En su segundo cruce, Allyster fue descabalgado por Osfryd Kettleback, de una manera bastante violenta. El caballero Coldwater quedó inconsciente en la caída y la lanza le rompió una costilla. Despertó al cabo de una media hora en una tienda de maestres y, sobreponiéndose al dolor, salió. Tras buscar a los Seabreeze sin éxito, se dirigió a la posada donde le habían dicho sus compañeros que estarían. Pero cuál no sería su sorpresa cuando se acercaba a la pequeña plaza donde se encontraba el edificio y vio una columna de humo alzarse sobre las casas. Donde se había encontrado la pequeña posada ahora se alzaba una columna de fuego y humo que los vecinos estaban intentando controlar. Varios cadáveres calcinados se habían dispuesto en un lugar cercano, y varias septas, septones y maestres trataban a los muchos heridos. La sospecha que había ido formándose en su mente se materializó: al dar las descripciones de los soldados, un par de testigos le dijeron que sí, que se encontraban dentro y seguramente habían muerto. Según le contaron, había habido una reyerta muy fuerte con los hombres que él describía implicados, y que a raíz de eso el fuego se había extendido rápidamente. Qué casualidad, y qué apropiado, pensó Allyster.

Ancel y Jeremiah, guiados por el dolor, se dirigieron a intentar ver al rey, susurrando palabras de justicia y venganza. Por los pasillos de la Fortaleza Roja, Ancel fue increpado por una extraña voz. Al girarse, no vio a otro que a Tyrion Lannister, el gnomo. En una breve conversación, el hombrecillo mostró su curiosidad por la ascendente estrella Seabreeze y emplazó a Ancel para una futura conversación durante el viaje hacia el Norte. Los Seabreeze no tenían el cuerpo para ironías ni bromas, así que cuando el gnomo expresó sus condolencias y les dijo que estaba seguro de que había sido un accidente, se despidieron bruscamente. A continuación fueron recibidos por ser Aron Santagar, que se disculpó en nombre del rey, pues éste estaba muy ocupado para recibirles. Pero les aseguró que expondría su caso ante el rey, lo que debería bastar de momento. A continuación, Jeremiah se ausentó para pasar el día de burdel en burdel y ahogar su dolor en alcohol y mujeres.

Poco tiempo después, Vanna se encontraba con Varys de nuevo en el Bosque de Dioses. La mujer lo había meditado y decidió ponerse bajo la "tutela" de lord Varys (por el momento, aunque esto no lo dijo en voz alta, por supuesto). El eunuco esbozó una amplia sonrisa de satisfacción y tomaron las medidas para enlazar a los pajarillos de Vanna con los de Varys.

Allyster volvió a la Fortaleza, donde se reunió con Ancel. Por seguridad, salieron a dar un largo paseo por las calles de la ciudad mientras conversaban. El caballero reveló toda la información que había descubierto al señor Seabreeze. Berormane seguramente había sufrido una paliza y a en aquellos momentos quizá ya estuviera muerto, a manos de gente que ya había muerto a su vez. Sospechaba que a instancias de lord Petyr Baelish; no sabía qué era aquello tan valioso que Berormane pudiera conocer, pero estaba bastante seguro de lo demás. Allyster hizo saber también a Ancel que no quería acabar como sus compañeros de armas, y eso era lo que lo había motivado a informarle de todo. Quizá era hora de cambiar lealtades, y los Seabreeze le habían parecido trigo lo suficientemente limpio para ello.

Cuando Jeremiah volvió poco después del amanecer y fue informado de todo, los Seabreeze y su séquito se dedicaron a la búsqueda de su querido maestre, que de momento no dio ningún resultado. Sin embargo, a raíz de las conversaciones que había tenido con Allyster, de información proporcionada por Vanna y de sus propias averiguaciones, Ancel sospechaba que el Gran Maestre Pycelle quizá no había sido todo lo sincero que le había parecido en un principio en la conversación sobre Berormane...

jueves, 13 de marzo de 2014

La Verdad os hará Libres
[Campaña Substrata]
Temporada 1 - Capítulo 23

Cambio de filas (III) ¿Hacia el Tíbet?
Aprovechando unos momentos de intimidad, el grupo charló sobre su situación actual y la posibilidad de escapar del complejo, pero tal cosa se les antojaba imposible. Dadas las medidas de seguridad que habían podido ver, no querían ni imaginar qué medidas habían permanecido invisibles a sus sentidos. Además, lo que fuera aquello que les habían implantado les dejaba muy poco margen de maniobra. No obstante, a pesar de todo, ese escaso margen ya era algo a lo que aferrarse.



Durante un par de jornadas Jonas, Jack y Thomas intentaron sondear a los pocos miembros presentes de la Sección S en el complejo, tratando de averiguar qué podía esperarles en el misterioso lugar del Tíbet donde parecía que iban a sufrir el proceso de transformación. Sin embargo, no obtuvieron prácticamente ninguna información de utilidad, pues ninguno de ellos recordaba exactamente qué había pasado durante el viaje; la mayoría tenía recuerdos febriles y difusos, y otros no recordaban nada en absoluto.

Tras mucho insistir, Joey consiguió que le concedieran acceso a la sala central de computación. Aunque por un tiempo limitado de treinta minutos. Ese tiempo fue suficiente para que Joey dejara un acceso abierto al sistema que podría emplear más adelante —siempre que no lo descubrieran, claro—. Ante la insistencia del informático de la conveniencia de contar con su colega Lucas, se celebró una reunión entre el primero, Lilly y Thomas, y se acordó que Lucas sería transportado al complejo lo antes posible.

La preocupación de McNulty respecto a Sally aumentaba a cada hora que pasaba. La periodista estaba encantada con su nuevo estatus, y se mostraba a favor de todos los preceptos de la Compañía.

Por su parte, Jack no durmió ni diez minutos seguidos durante esos días. Como resultado, sus nervios y su irascibilidad iban en aumento. En cuanto cerraba los ojos, las pesadillas de traición y muerte que acudían a su mente eran intensísimas. Algo en su interior le decía que debía de huir de allí aun a costa de su propia vida, pero no podía dejar a sus amigos atrás.

El tercer día, Merten Jund apareció ante el grupo anunciando "una grata sorpresa". La sorpresa no era ni más ni menos que el retorno de John Gibbons a su compañía. Sin embargo, no les costó mucho esfuerzo detectar algo raro en Gibbons. Su comportamiento era, por decirlo de alguna manera, postizo, muy tenso, a pesar de que, según les había dicho Jund, le habían encargado la misión de proteger al señor O'Hara. Jonas hizo notar al resto del grupo el leve pero inquietante destello que brillaba en el centro de sus pupilas, y cuando bromeó con John de forma ligeramente ofensiva como en él era habitual, el ex político le asestó un puñetazo a una velocidad imposible para un humano. La mandíbula del irlandés se partió y su cabeza giró en un peligroso ángulo; cayó al suelo inconsciente en el acto. Por suerte, la tecnología médica de UNSUP era avanzadísima y en pocas horas se encontraba como nuevo. John recibió una reprimenda de Merten Jund, pero en su interior se regocijaba por haber hecho que McNulty se tragara varios dientes.

Poco después, Thomas acordaba con el gestor de su cliente italiano, Nicola Ferretti, una cita para diez días vista.

El día siguiente, a McNulty le dieron una gran sorpresa. Lilly le condujo a presencia de su "mujer" (recordemos que no llegaron a casarse) Rachel y de su hijo Patrick. Entre sollozos y la frialdad inicial de Rachel, Jonas abrazó a su hijo, quien tras unos instantes dubitativos, se lo devolvió. Con palabras cortantes, McNulty descubrió que Rachel había estado una temporada su hermano Liam y todavía se veían de vez en cuando. Pero a medida que la conversación fue transcurriendo, la frialdad de Rachel se fue diluyendo y, derrumbándose, acabó abrazando a Jonas y preguntando qué era lo que pasaba. Tras besarse, McNulty la tranquilizó contándole una milonga que implicaba a la CIA y algunas operaciones especiales. Rachel pareció convencida y calmada con la explicación, y transcurridas pocas horas, la familia de McNulty volvía a Irlanda —o eso era lo que Lilly le aseguró—.

Jack seguía sin poder dormir más de unos pocos minutos seguidos, y se notaba en su aspecto y en sus modales. La noche anterior, en su sueño, Kostas Estephaneos le había preguntado incontables veces por su paradero. Jack había intentado proyectar el lugar donde se encontraba por todos los medios posibles, pero aparentemente el padre Estephaneos no aprehendía lo que él quería darle a entender. Su cuerpo estaba llegando al límite, podía sentirlo. Por la mañana, recibió una llamada de su hermano James al teléfono que UNSUP les había proporcionado; Fred le había dado el número, y estaba muy preocupado. Tranquilizándole lo mejor que pudo, colgó.

Joey recibió la llamada de Lucas. Éste le comentó que le llamaba a instancias de dos tipos muy extraños que le habían pegado una pequeña paliza que ni siquiera había visto venir cuando intentó huir golpeándolos. Cuando se hubo tranquilizado, los dos tipos le dijeron que venían de parte de su amigo Joey, que necesitaba que se reuniera con él. Joey confirmó la versión, contestando además a varias preguntas secretas que tenían pactadas, así que Lucas accedió y en pocas horas llegaría a Lagos.

Thomas también tuvo su ración de sorpresa: en un momento dado del día lo reunieron con su mujer, Anne. Según le dijo ella, la Compañía la había tratado bien, pero no sabía dónde se encontraba Jennifer. Thomas prefirió ocultarle la verdad, y enviarla a Nueva York para que se reuniera con su hermana y su hijo en Bronx.

Pocas horas después de que su mujer subiera al avión de la Compañía que la conduciría a Nueva York, Thomas recibía la llamada de uno de sus clientes europeos, el ruso Timofei Novikov. Éste exigió a Thomas a encontrarse con él en San Petersburgo en 48 horas; a pesar de que O'Hara intentó por todos los medios retrasar tal encuentro, no pudo hacerlo y tuvo que plegarse a las exigencias de su cliente, que por otra parte, era uno de los más poderosos, con claros lazos con el gobierno ruso y la antigua estructura del KGB. Thomas se apresuró a informar a Leopold de la cita, para que en la Compañía no sospecharan de él. Leopold se mostró incluso satisfecho de que hubiera ocurrido tal cosa, al fin y al cabo lo que querían era que O'Hara se reuniera con sus clientes europeos lo antes posible.

A medianoche, Jack no pudo soportar más las pesadillas, y salió a dar un paseo por el muelle. Allí, tuvo un breve encuentro con Sally, que se encontraba radiante ante su inminente partida hacia Nueva York; más adelante se encontró con Dorothy St. James, que tampoco podía dormir, según sus palabras. Ella le preguntó si era un hombre religioso, a lo que Finnegan decidió que era mejor contestar negativamente (una mentira que consideraba necesaria). A instancias de Dorothy, los médicos del complejo sedaron fuertemente a Jack, lo que le permitió dormir un par de horas sin sobresaltos.

De madrugada, Lucas Miller llegaba al complejo de UNSUP, y pocos minutos después, Joey decidió que no podía soportarlo más. Tomó la decisión de arriesgarse e intentar acabar con la Compañía. Abrió el sistema desde dentro, de manera que todos sus colegas hackers pudieran acceder durante el tiempo que fuera posible. Pero tal acción expuso demasiado al grueso informático; en pocos segundos fue detectado y agentes de la Compañía lo rodeaban. Un disparo acabó al instante con su vida. Pero fiel a sus convicciones, había conseguido abrir el sistema unos segundos; con suerte, alguien habría conseguido descargar información comprometedora que contribuyera al fin de UNSUP o de quien quiera que estuvieran al cargo de aquello.
El día siguiente Merten Jund y Leopold informaron al grupo del desgraciado "accidente" de Joey. La información no les cogió por sorpresa, porque ya sabían que Joey estaba a punto de intentar algo, pero no pudieron evitar la pena al pensar en el informático. Lucas fue sometido a interrogatorio, y cuando demostró que no tenía nada que ver con la intrusión de Joey fue puesto en libertad y asignado al grupo.
Por la mañana, Gibbons hizo un aparte con Jonas y Thomas para pedir disculpas por su comportamiento y el tremendo golpe que había propinado al primero, pero por otra parte confesó que deseaba hacerlo otra vez y que prefería evitar la tentación, así que se marchó apresuradamente, dejando a sus interlocutores perplejos por su actitud. Era evidente que aquel no era Gibbons, al menos no del todo.

...
Dos días después, Thomas llegaba a San Petersburgo para encontrarse con Novikov, acompañado de Gibbons y otro agente de la sección S como guardaespaldas. Una limusina le esperaba en el interior de la pista privada donde había aterrizado su avión. Desde el interior, una voz le invitó a subir al coche. En ese momento, la cabeza del agente de la sección S reventó, ante la sorpresa de O'Hara. Gibbons sacó una pistola con rapidez excepcional, pero no fue suficiente; un segundo disparo lo alcanzó y cayó al suelo, salpicando abundante sangre. Thomas fue arrastrado al interior del coche, donde se encontraba Novikov, dos tipos que debían ser sus guardaespaldas y, al otro lado, ¡¡¡Hans Haller!!!. Norikov, en inglés con fuerte acento ruso, le recomendó tranquilizarse, mientras uno de los tipos a su lado sacaba el móvil de Thomas de su bolsillo y lo introducía en un artilugio de metal. El propio Hans Haller empuñó un pequeño y extraño aparato ante el rostro de Thomas, mientras los dos guardaespaldas lo sujetaban. O'Hara comenzó a sentir un extraño y molestísimo picor en sus lacrimales y retinas, que pronto devino en un intensísimo dolor. Cuando estaba seguro de que no lo soportaría más, el dolor se detuvo, y todo lo que pudo ver fue que por sus lacrimales había salido un extraño polvillo gris, pegado al aparato que Haller empuñaba. Según le informó el científico, aquello no eran sino nanobots que UNSUP les había inyectado, y que eran los causantes de los extraños dolores de cabeza. Poco después llegaban a la mansión de Novikov, donde se reunieron con Louis Lindon y el padre Kostas Estephaneos. Tras una breve bienvenida, todos se dirigieron a varios vehículos militares que les permitirían desplazarse por si a UNSUP se le ocurría hacer acto de aparición.
...


Y mientras tanto, Jonas y Jack partían en un avión militar de transporte, presuntamente con rumbo hacia el Tíbet. Previamente habían sido sedados en una habitación del complejo. Por suerte, hubo efectos no deseados: McNulty no hacía mucho que había sido tratado en uno de los tanques de rejuvenecimiento de UNSUP. Seguramente por ese motivo, las hormonas de curación todavían estaban activas en su organismo, lo que hizo que pudiera vencer el sopor provocado por el potente anestésico suministrado mediante goteros. Arrancándose la vía, pronto estuvo lo suficientemente despejado como para incorporarse y hacer lo propio con la de Jack. Entre los dos redujeron a su vigilante, aunque no así al doctor que los supervisaba, que huyó a través de una de las puertas, suponían que la que conducía al morro del enorme aeroplano. Así que, sin pérdida de tiempo, decidieron dirigirse a cola, por la puerta del extremo justamente contrario, no sin que antes McNulty hiciera un par de disparos y destrozara alguna puerta para intentar despresurizar el interior. Tras un par de encontronazos llegaron a la bodega de carga, donde encontraron varios paracaídas y abrieron la rampa de lanzamiento. Tragando saliva, se lanzaron al vacío...

viernes, 7 de marzo de 2014

Los Seabreeze - Campaña Canción de Hielo y Fuego Temporada 2 Capítulo 5

En Desembarco del Rey
En esta sesión causó baja como PJ el maestre Berormane y se incorporó a la narración el caballero Allyster Coldwater

Desembarco del Rey

Ancel dejó la compañía de Meñique con semblante preocupado y pensando furiosamente. A su estado de ánimo no ayudó ver a través de una aspillera a Vanna a lo lejos caminando junto al eunuco, lord Varys. A saber lo que estarían tramando aquellos dos.

Jeremiah y Breon se dirigieron al Gran Septo de Baelor. El mediano de los Seabreeze quería celebrar una ceremonia de despedida para su hermana Megara, pues suponía que a aquellas alturas ya estaría muerta. Allí les recibió el hermano Rugar, uno de los secretarios del septon supremo. Los veinte dragones de oro que Jeremiah puso sobre la mesa alegraron el rostro del hermano y facilitaron las cosas en grado sumo. La ceremonia se celebraría en apenas cuarenta y ocho horas, y el propio septon supremo la oficiaría.

Buscando una posada en la ciudad, el grupo se topó con Allyster Coldwater. Éste reconoció al instante a Vanna, la mujer de uno de los comandantes bajo los que había servido durante sus viajes. Cortés y cultivado como era, no tardó en hacer buenas migas con el grupo, y en compartir unas cuantas pintas con Breon y Jeremiah. Haciendo memoria del tiempo en que sirvió bajo Jherozen el Luminoso, Vanna consiguió recordar a ser Allyster como un buen hombre, educado y amable. La noche acabó con Allyster, Breon y Jeremiah borrachos como cubas y con el primero invitando a los Seabreeze en uno de los muchos burdeles de la ciudad.

Por la mañana, Breon y Jeremiah se levantaron más o menos frescos, y dejaron a Allyster descansando, afectado mucho más por la noche de juerga. Vanna y Ancel se dedicaron a pasear por la ciudad, interesándose por los rumores que pudieran surgir. Vanna informó al señor Seabreeze de que se había enterado de que lady Lysa, la esposa de lord Jon Arryn, había salido precipitadamente de la ciudad poco después de la muerte de su marido, acompañada de su hijo, el pequeño y enfermizo Robert Arryn. Horas después, reunidos con Allyster, Ancel le preguntaba al caballero acerca de tal información; suponía que quizá estuviera enterado, ya que su casa, Coldwater, era banderiza de los Arryn. Pero Allyster se encogió de hombros y dijo no saber nada de tan altos niveles políticos. Vanna se mostraba preocupada por el asunto, y sugirió que una visita al Nido de Águilas quizá no estuviera de más.

A media tarde, Ancel decidió hacer una visita a la biblioteca de la fortaleza. Allí le sorprendió encontrarse con ser Allyster, que se encontraba leyendo un libro de historia de Desembarco del Rey. Transcurridos unos minutos, Ancel oyó una voz conocida tras él, y un escalofrío le recorrió la espalda: lord Petyr de nuevo. Meñique entabló una conversación con Ancel, al parecer sin importarle que Allyster se encontrara presente. Insistió sobre el tema de Roben Tudbury, e intentó sonsacar información variada al señor Seabreeze.

La siguiente mañana, Allyster y Jeremiah se encontraron en el patio de armas, entrenando. Varios otros caballeros se encontraban presentes, algunos de ellos mirando con animosidad al arribista Seabreeze. Fue Osmund Kettleback quien se mostró más agresivo. Amenazó a Jeremiah y cuando éste lo ignoró, comenzó a hacer comentarios despectivos. Hasta que llegó a la escena Ser Jaime Lannister. Una simple mirada del galante caballero con el pelo dorado bastó para apaciguar los ánimos. A continuación, se acercó al escudero de Jeremiah, Regar Tudbury, y le dio un golpe en la cabeza con el guantelete, dejándolo casi inconsciente; Jeremiah no movió un músculo al ver a Jaime sonreir y sugerir al jovencísimo escudero que debía estar siempre atento si quería llegar a ser un buen caballero. Acto seguido, se dirigió a Jeremiah y a Allyster, felicitándoles por su caballeresca actitud ante "ese estúpido" Kettleback.

Al atardecer, tuvo lugar la magnífica ceremonia de despedida a Megara Seabreeze. El cristalino tañido de campanas anunció el evento al que acudió el grupo al completo. Todos se sorprendieron al llegar a la ceremonia la reina Cersei con sus hijos y su hermano Jaime. La propia reina dio su pésame a los hermanos Seabreeze, y eso hizo que en los siguientes días éstos estuvieran en boca de todo el mundo en la ciudad.

Por la noche, Breon recibió la visita de Myrelle, una de las prostitutas de lujo originarias de la ciudad de Braavos. Después de disfrutar con ella como nunca lo había hecho en su vida, la mujer le dejó un mensaje: debería acudir al Bosque de Dioses de la Fortaleza Roja poco antes del amanecer para encontrarse con un amigo común. Breon no dudó y acudió a la hora prevista. El "amigo común", resultó no ser otro que lord Varys. Los dos hombres mantuvieron una larguísima conversación, que se resumió en lo siguiente: el eunuco conocía la historia de Breon, y le podía ayudar a restaurar su casa y la gloria perdida. Por supuesto, a cambio de que le informara de todo lo que le pareciera interesante y su posterior lealtad. Breon salió de la fortaleza haciendo castillos en el aire, prestando escasa atención a la recomendación de Varys de que no se fiaran del tal Allyster Coldwater.

Después, tenía lugar un nuevo encuentro entre lord Petyr y Ancel. A los oídos de Meñique había llegado la noticia de la ceremonia de despedida de Megara, y a raíz de eso había tomado la decisión de investigar sobre el tema y compartir la información que tenía con los Seabreeze. Lord Petyr le informó de que tenía datos que hacían creer que la hermanda de Ancel y Jeremiah seguía viva. Meñique pidió a Ancel un intercambio de lealtad si conseguía información fiable acerca del paradero de su hermana, y éste aceptó.

El día siguiente, tendría lugar la justa que serviría como celebración de despedida al séquito del rey.