Jeremiah y Vanna llegaron primero a la posada. La mujer se encontraba bastante malherida, así que Ancel decidió salir en busca de un maestre junto a uno de sus guardias. Al poco de salir Ancel llegó Allyster, que había evitado miradas indiscretas moviéndose por callejuelas secundarias; le acompañaba Roslyn, la joven muchacha que había sacado del burdel. Tras interesarse por el estado de los heridos, dejó a Roslyn con ellos y bajó a la sala común de la posada, para vigilar el entorno; la decisión probó ser acertada, pues al poco hacían acto de aparición tres individuos que traerían problemas.
A los tres individuos los pudo ver Breon desde la distancia, pues volvía del conflicto en el burdel acompañado por Garrett. Tres jinetes armados y con armadura descabalgaban frente a la posada y entraban apresuradamente, dejando los caballos al cuidado de un cuarto individuo, un muchacho que tenía toda la pinta de ser un escudero. El caballero del león se acercó al chico, y le interrogó acerca del propósito de sus compañeros allí; el escudero se estremeció visiblemente, y claramente mintió al decir que no lo sabía, así que Breon decidió amenazarlo violentamente, desenvainando su espada. El chico fue presa del terror y huyó entre las patas de uno de los caballos; Breon, impulsivamente, lanzó un mandoble al cuello del animal y lo derribó, pero no fue suficiente para atrapar al escudero. La gente en la calle se detuvo, mientras el resto de caballos se encabritaba.
Mientras tanto, en el interior, uno de los individuos se había acercado al posadero y hecho un aparte con él en la trastienda, mientras los otros dos permanecían apoyados en la barra, observando la sala con aire de superioridad; al parecer, ninguno reparó en Allyster. Pasaron unos momentos hasta que se pudo oír el jaleo que Breon había armado en el exterior. Los dos tipos de la barra desenvainaron y salieron precipitadamente del local mientras el resto de gente se agolpaba en puerta y ventanas para poder ver la calle, cosa que Allyster aprovechó para acercarse sigilosamente a la trastienda. Entró con la espada en la mano y precuación, y menos mal que fue así, pues el tipo que se había llevado al posadero estaba esperándole tras la puerta. Un destello en la hoja del presunto caballero lo delató. El combate fue difícil, pero el reducido espacio de la estancia redundó en favor de Allyster, que con un arma mucho más ligera acabó abatiendo a su enemigo; el posadero, por su parte, había permanecido apartado y tembloroso en una esquina; según dijo, el tipo había preguntado por su grupo, pero no le había dicho nada de interés; Allyster no sabía si fiarse, pero finalmente decidió dejar en paz al hombre.
En el exterior, los dos hombres que habían salido de la posada se habían enfrentado a Breon y Garrett. Resultaron ser bastante diestros con sus espadas, y el resultado de la lucha, aunque favorable a los Seabreeze, fue costoso, pues Garrett sufrió varias heridas bastante feas.
El escándalo no pasó desapercibido, y cuatro capas doradas acudieron a los pocos momentos a la posada, mientras Allyster, Breon y Garrett subían rápidamente a sus habitaciones. Al llegar los guardias, todos se pusieron en tensión, pues si estaban a sueldo de Meñique seguro que iban a tener muchos problemas. Afortunadamente no fue así, y tras una tensa conversación en la que el oficial de los guardias interrogó a los Seabreeze acerca de las muertes de la planta baja y la calle, éstos les convencieron de que todo había sido en legítima defensa y no sabían por qué habían sido atacados. Los capas doradas parecieron satisfechos con la explicación y se marcharon sin poner más problemas. Ancel, que ya había vuelto, sugirió abandonar la posada y trasladarse al campamento donde la comitiva real se estaba congregando para partir hacia Invernalia; todos se mostraron de acuerdo y pronto, las habitaciones de los Seabreeze quedaron vacías, Jeremiah compraba un lujoso vagón para el viaje (de tal manera que la dificultad de las tiradas de recuperación para Vanna y Jeremiah se reduciría a 12), y establecieron su campamento en el propio vagón, junto a los demás viajeros. Una vez en el campamento, Jeremiah contrató los servicios de un buen maestre de otra casa, que también viajaría con ellos (5D en curación). Breon, por su parte, hizo todo lo posible por ponerse en contacto con Varys antes de partir, pero no tuvo éxito en sus intentos, el eunuco parecía esquivarlo.
En el campamento, Allyster mantuvo una interesante conversación con Roslyn, que le proporcionó bastante información. La muchacha había llegado hacía pocos días al burdel, y todavía la estaban adiestrando cuando Allyster la sacó de allí. Su conocimiento de la puerta secreta por la que había escapado el grupo de hombres encapuchados se debía a que el día anterior había visto aparecer por ella a varios hombres: uno de ellos coincidía enteramente con la descripción de lord Petyr Baelish, y otro con el Gnomo, Tyrion Lannister; Meñique iba describiendo al Gnomo el burdel, y después le presentó a las chicas, para que eligiera las que más le gustasen. Respecto a los hombres que habían torturado a Vanna, no podía decir demasiado porque siempre iban encapuchados fuera de la habitación donde la retenían; sólo pudo decir que uno tenía el labio superior partido y le faltaban un par de dientes (y que había intentado violarla, y lo habría conseguido si no hubiera sido por la intervención de la señora Lysa), y otro tenía una cicatriz en ceja y ojo, y un lunar asqueroso en la mejilla.
El día siguiente, apareció ante su vagón un hombre maduro y enjuto, casi completamente calvo y de nariz aguileña. Las miradas más perspicaces pudieron ver que en el cuello lucía señales como las que dejaban las cadenas de maestre, pero no llevaba la cadena en sí misma. Se encontró con Breon y Vanna, y se presentó con la frase "vengo de parte de un amigo común, que se disculpa por no haber podido acudir, ser Breon". Acto seguido, se ofreció a prestarles su servicios, acompañándoles en su viaje hacia el Norte. Esto desató una discusión en el grupo, entre los que eran partidarios, junto a Breon, de que el tipo les acompañara en el viaje, y los que se oponían frontalmente, como Vanna, que no se fiaba de él. Según la mujer, había establecido unas palabras clave para las comunicaciones con Varys, y el extraño no tenía ni idea de ellas, así que no confiaba en que el eunuco lo hubiera enviado realmente.