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La Santa Trinidad

La Santa Trinidad fue una campaña de rol jugada en el Club de Rol Thalarion de Valencia entre los años 2000 y 2012. Este libro reúne en 514 páginas pseudonoveladas los resúmenes de las trepidantes sesiones de juego de las dos últimas temporadas.

Los Seabreeze
Una campaña de CdHyF

"Los Seabreeze" es la crónica de la campaña de rol del mismo nombre jugada en el Club de Rol Thalarion de Valencia. Reúne en 176 páginas pseudonoveladas los avatares de la Casa Seabreeze, situada en una pequeña isla del Mar de las Tormentas y destinada a la consecución de grandes logros.

jueves, 28 de febrero de 2019

Aredia Reloaded
[Campaña Rolemaster]
Temporada 2 - Capítulo 22

La Asamblea de Eskatha (X). Maniobras. Una extraña enfermedad.
El día siguiente, la delegación de Undahl recibía las visitas de Mírfell por la mañana, y de Ëvenlud por la tarde.

Rakos Ternal, Príncipe Comerciante de Undahl
Reaccionando a las reuniones del príncipe Rakos Ternal, el grupo convocó a reunión también a ambas delegaciones; de Mírfell no obtuvieron respuesta alguna, lo que les dejó bastante claro cuales eran las preferencias de Verthyran Kenkad. La princesa Diyan Kenkad de Ëvenlud sí respondió al llamado, y la mañana siguiente se reunirían con ella.

Por la noche, Symeon entró al Mundo Onírico para intentar controlar el entorno, como siempre. Levantó algunas guardas alrededor de la sede de Tarkal intentando dificultar la visión del mundo de vigilia desde esa realidad, y mientras realizaba el proceso, detectó varias veces en el límite de su visión figuras que aparecían y desaparecían sin que le diera tiempo a verlas directamente. Eso le preocupó, lo que le indujo a darse toda la prisa de la que fue capaz para despertar y marcharse. 

Poco después esa misma noche, el príncipe Nercier envió un mensaje a la sede para avisar de que Undahl le había convocado a una reunión, y pidiéndoles consejo de si era buena idea acudir o no. Le respondieron recomendándole que acudiera para intentar sonsacar toda la informacion que pudiera, pero que tomara todas las precauciones de las que fuera capaz.

La reunión con Ëvenlud no aportó demasiado: Diyan les informó de que Rakos les había ofrecido negocios y muchísima riqueza a cambio de su apoyo total, pero no lo haría, consideraba en plena vigencia su trato con Ilaith. Esto reconfortó en parte al grupo, que había temido estar perdiendo aliados.

Esa misma tarde Rakos se reunía con la delegación de Trapan, e Ilaith y el grupo con la delegación de Adhëld. Igual que las veces anteriores, el príncipe Wontur Serthad y su séquito se mostraron hostiles y con actitud orgullosa. A pesar de sus muchos esfuerzos por suavizar la situación no lograron nada; Wontur no quería tomar partido por ninguna parte, y todo lo que quería era mantener el statu quo de la Confederación; habían permanecido siglos en una supuesta neutralidad (tanto internamente a la Confederación como hacia los países extranjeros), y no estaban de acuerdo en deshacer ese equilibrio.

Esa noche, el Mundo Onírico apareció tranquilo a los ojos de Symeon. Ni siquiera pudo ver los pálidos pájaros que parecían vigilar la zona continuamente. Realizó su visita de rutina a Nirintalath y después de comprobar que la burbuja de obstrucción de visión estaba intacta, estableció una alarma en el perímetro.

La siguiente jornada por la mañana recibieron un mensaje de Jasireth Derthad. Según les decía, el príncipe Knatos había enviado órdenes para que un número importante de sus tropas empezara a desplazarse hacia Eskatha. No sabía muy bien qué podía significar aquello, pero la anciana les aseguró que el príncipe Knatos estaba convencido de apoyar a Ilaith en las asambleas que se avecinaban, así que en teoría no existían motivos para preocuparse. Por otro lado, esa misma mañana, Undahl se reunía con la delegación de Krül.

Poco después de mediodía, sonaban las campanas del hemiciclo. Con las delegaciones reunidas, se anunció formalmente que Progerion Onethas había sido erigido Príncipe Comerciante de Bairien. "Por fin"—pensaron todos. Unas horas después, una de las primeras medidas que Progerion adoptó fue convocar a reunión a Eudorya como representante de Nímthos, dando así la impresión [no tan] tácita de que la apoyaba en su reivindicación como Princesa Comerciante. A partir de ahí, todas las delegaciones reclamaron encuentros con Progerion, a quien el grupo aconsejó postergar lo más posible las reuniones tanto con Undahl como con Tarkal; él se mostró totalmente de acuerdo, con la intención de no revelar sus demasiado pronto.

Otra noticia llegó a oídos del grupo por la tarde, una que les causó una inquietud extrema: el príncipe Nercier Rantor había caído enfermo y se encontraba guardando reposo. No pudieron evitar que les vinieran a la mente los recuerdos del padre de Valeryan y los otros nobles fronterizos que habían enfermado debido a algún tipo de influencia de los vestalenses desde el Mundo Onírico. Los síntomas eran prácticamente idénticos, y Nercier se había reunido con Undahl apenas un par de días antes. Convocaron una reunión de urgencia para tratar el tema. Symeon entraría al mundo de los sueños desde algún punto lejano de la ciudad para investigar qué podía suceder. Salió hacia la otra parte de la ciudad acompañado de Taheem y Galad. Cuando se acercaban al río, media docena de figuras encapuchadas les salieron al paso armadas con ballestas, instándoles a bajar de los caballos. Tras unos instantes de tensión e intentando escudarse en los animales, los tres salieron corriendo, confiando en la suerte para no ser heridos de gravedad. Symeon fue alcanzado por dos saetas y Taheem sufrió una herida menor hasta que pocos minutos después encontraban una patrulla de la guardia que les auxilió. Afortunadamente, Tarkal contaba con expertos que reconocieron enseguida el veneno utilizado en las armas y suministraron los antídotos necesarios. Afortunadamente, un par de días de reposo bastarían para recuperarse.

Para mayor consternación del grupo, el día siguiente llegó un mensaje de Ëvenlud en el que informaban de que Diyan Kenkad había caído enferma. Una más. La princesa ya les había advertido en la reunión que habían celebrado la mañana anterior de que no se encontraba del todo bien, y ahora empezaron a preocuparse de verdad. Dos príncipes aliados que se habían reunido con Undahl habían caído enfermos, lo que indicaba que estaban maquinando algo semejante a lo que ya había sucedido en el sur de Esthalia hacía meses. Tenían que ponerle remedio de algún modo, o sería imposible para Ilaith conseguir sus objetivos en la Asamblea.

Cuando Symeon y Taheem se recuperaron, el grupo decidió llevar a Nercier Rantor a su sede para ver qué podían hacer. Llevaron a cabo el traslado discretamente y con todo tipo de precauciones, y ya en la sede hicieron varias intentonas para hacer reaccionar al príncipe de Mervan. Lo intentaron con el aro-collar de Yuria, sin éxito; Daradoth y Galad también hicieron uso de sus habilidades sobrenaturales, pero todos sus intentos fueron asimismo infructuosos.

Al amanecer del día siguiente, una nueva noticia llegaba a la sede: parte de la delegación de Undahl había embarcado la noche anterior y se había ausentado de Eskatha. Según se enteraron por los ujieres, Rakos Ternal había solicitado permiso para marcharse por un plazo no superior a una semana debido a "asuntos internos". Aquello les olió a chamusquina, pero ya no tenía remedio. Dieron órdenes al dirigible que llevaba el búho de ónice para que se dirigiera al noroeste, hacia Undahl, e informara de cualquier cosa fuera de lugar que sucediera.

Esa noche decidieron que Symeon, ya recuperado, entraría de nuevo al Mundo Onírico para tratar de ayudar al príncipe Nercier. Lo sacaron de la sede en un carromato cerrado y fuertemente (pero discretamente) escoltado para evitar nuevas emboscadas. El errante entró en el Mundo Onírico desde un lugar discreto en los bosquecillos de las inmediaciones de la ciudad, custodiado por sus compañeros. Se acercó a la sede de Tarkal, donde todo parecía estar como siempre, excepto por una cosa: a través de los muros translúcidos e inestables de la representación onírica del edificio, pudo ver claramente un bulto de luz pálida. Se trataba de Nercier, cuyo ser onírico aparecía claramente definido y con un resplandor plateado. Symeon se acercó a él con precaución; era muy extraño que alguien apareciera tan definido allí inconscientemente. Dos figuras aparecieron y desaparecieron de nuevo en el límite de su visión, así que decidió apresurarse. Un vistazo rápido reveló algo fuera de lo normal en la sileta del príncipe: en lo que correspondería a su pelo en el mundo de vigilia, aparecía una pequeña "esquirla brillante", como una aguja que emitiera un potente fulgor plateado. Tras evaluar un momento sus opciones e intentar retirarla sin éxito, dos presencias aparecieron claramente definidas al lado del errante. Haciendo gala de sus más considerables habildades, Symeon despertó al instante e informó a sus compañeros de lo que sucedía. Poco menos que volaron a la sede de Tarkal. Allí, una inspección rápida reveló que, efectivamente, Nercier tenía ligada al pelo una pequeña esquirla de metal; la retiraron al punto. El príncipe no pareció mejorar en los minutos siguientes, pero era todo lo que podían hacer por el momento; confiaban en que aquello le ayudaría.

Daradoth instó al grupo a acudir a la sede de Ëvenlud y realizar la misma inspección en Diyan Kenkad. Su hermana Melara los recibió, y les permitió pasar cuando le explicaron atropelladamente lo que ocurría; efectivamente, encontraron el mismo tipo de esquirla en el cabello de la princesa, y procedieron a retirarlo, informando de ello a Melara. La mujer puso cara de preocupación cuando le transmitieron sus sospechas de que la delegación de Undahl había debido de ser la responsable de aquello. Para regocijo del grupo, Melara profirió fuertes palabras contra Rakos Ternal y su séquito, afirmando poco más o menos que "aquello era una declaración de guerra". Volvió a expresar su gratitud a Ilaith y los demás antes de despedirse.

El día siguiente se reunieron con la delegación de Ladris, cuyo príncipe, Deoran Ethnos, también empezaba a mostrar síntomas de enfermedad. Repitieron el proceso y retiraron la esquirla de su pelo. Deoran abrió mucho los ojos debido a la sorpresa, y después de superar su incredulidad les mostró su agradecimiento. Algunos sonrieron; aquello, contra lo que había pretendido Undahl, estaba uniendo cada vez más a las delegaciones a la causa de Ilaith. Deoran y Yuria establecieron un plan de acción par defender las islas donde Ladris explotaba la kregora, y poco después recibían noticias del dirigible que habían enviado a explorar hacia el nororeste. Informaron de que habían detectado en Trapan un movimiento de tropas importante hacia el sur. Semejante a lo que les había informado Jasireth en Armir. Se miraron, inquietos; Yuria pensó para sus adentros que quizá habrían tenido que desplazar aún más unidades hacia Eskatha.

A mediodía se propagó por la ciudad la noticia de que Eudorya había sido arrestada y encerrada por Dorias, acusada de traición. Pocas horas más tarde, llegaba a Tarkal la invitación para reunirse con la delegación de Nímthos y su príncipe en funciones, Dorias Athalen. Un problema más.

Por la noche, de madrugada, varios guardias de algunas delegaciones daban voz de alarma. Un considerable ejército se acercaba a la ciudad desde el sur; un ejército en el que gran parte de los efectivos no usaban antorchas y que pronto alguien informaría de que estaba compuesto por elfos oscuros y minotauros, además de por humanos. Aproximadamente una hora más tarde, otros exploradores informaban de ejércitos que llegaban desde el este y el oeste, con el estandarte de Nímthos. Y durante todo el episodio las campanas de la ciudad habían permanecido silenciosas, lo que indicaba una clara connivencia de Dorias y la guardia de la ciudad con lo que estaba pasando. Y lo que era peor, indicaba también que las legiones de Nímthos debían de ser leales al hermano de Gisaus...



miércoles, 6 de febrero de 2019

Aredia Reloaded
[Campaña Rolemaster]
Temporada 2 - Capítulo 21

La Asamblea de Eskatha (IX). Recomponiendo la Confederación.
Con los Mediadores ya ausentes, todas las delegaciones se retiraron a sus respectivas sedes.

Esa misma noche Tarkal recibía la visita de un mensajero de Undahl, que portaba la petición del príncipe Rakos Ternal para que Ilaith y él se reunieran a solas en terreno neutral. Por descontado que el grupo no se mostró de acuerdo con un encuentro en el que Ilaith no fuera escoltada por la debida protección, y enviaron al mensajero de regreso con una respuesta: la reunión se celebraría, pero la noche del día siguiente, en una de las salas del Hemiciclo, y con la compañía de media docena de consejeros por cada parte. El emisario no tardaría en volver para confirmar que el príncipe Ternal aceptaba la propuesta sin más negociación.

El mariscal Loreas Rythen
Tras esto, Symeon se dispuso a realizar una visita relámpago al Mundo Onírico. Sabía que era peligroso, pues ya sabía de la presencia de al menos uno de los kaloriones, y seguramente habrían llenado el lugar de trampas; así que inentó que su entrada no llevara más de unas pocas décimas de segundo. Y esto le llevó a provocar un efecto nuevo: de alguna manera, pudo ver durante unos instantes el Mundo Onírico desde el mundo de vigilia, sin necesidad de entrar en él. Aparentemente, el Mundo de los Sueños estaba tranquilo, solo perturbado por la presencia de cuatro o cinco de los pájaros bidimensionales y pálidos que había podido ver ya en alguna ocasión, y que identificaba como vigilantes o alarmas.

Poco más tarde Galad se reunió con Eudorya, que lo abrazó estrechamente. Se notaba que las últimas horas habían sido de gran tensión para la joven, que aprovechó para relajarse brevemente en los  brazos de su amado. Pronto pasó a comentarle los problemas que habían surgido. El más importante de ellos era su tío Dorias, el hermano de Gisaus, que había empezado a maniobrar para hacerse con el principado de Nímthos. De hecho, la guardia de la ciudad había obedecido las órdenes de ella la noche anterior gracias sin duda al apoyo de su tío en ese momento. Ella intentaba maniobrar para vencer a su Dorias, pero le resultaría muy difícil sin algo de ayuda externa, y la opción más clara para prestar aquella ayuda pasaba por el respaldo más o menos explícito de Progerion. El apoyo de Ilaith se vería más como una ingerencia indeseada por parte de Nímthos, pues gran parte de la guardia de la ciudad y de los comerciantes de su delegación culpaban a la princesa de Tarkal de todo lo que había pasado en las últimas jornadas, incluyendo la muerte de los dos príncipes comerciantes más importantes de la Confederación.

Delsin Aphyria
La noche anterior, el mariscal Rythen y Delsin Aphyria habian convocado una reunión de la delegación de Tarkal al completo con carácter de urgencia, y esta se celebró por la mañana a primera hora. El objeto del encuentro era plantear los problemas que se derivarían de la nueva situación en Eskatha y la adopción de medidas para hacerles frente. Galad aprovechó para exponer los problemas que Eudorya le había planteado la pasada noche, y todos coincidieron en que deberían poner toda la carne en el asador para que Progerion se alzara con el liderazgo de Bairien lo antes posible; Ilaith ya tenía a su gente trabajando en ello, y en pocas horas, con sutiles maniobras políticas, se asegurarían de dar a conocer el apoyo de Krül y Korvan a su causa. A continuación, Loreas Rythen planteó el verdadero motivo por el que había convocado la reunión: la posibilidad de que sus enemigos (ya fueran políticos o seguidores de la Sombra) intentaran hacerse con el control de la ciudad (o de la Confederación) por la fuerza. Por ello, el mariscal expuso como medida preventiva traer sus propias tropas a Eskatha para contar con apoyo en caso de que estallara un conflicto abierto. Todos se mostraron de acuerdo en que sería una media muy sensata, y procedieron a planificar los movimientos de sus unidades; finalmente, se decidió que movilizarían la legión de veteranos destacada en la frontera con Mervan y a los cuarenta paladines de Emmán asentados en la capital —en Tarkal el ejército no se organizaba en legiones como en Esthalia, sino en divisiones parecidas a las de las tropas ercestres, pero se habló con equivalencia a legiones para establecer un baremo común—. Enviarían por delante del ejército un dirigible de exploración con el búho de ónice para dar cuenta de la situación en el paso de Mervan a Nímthos, que informara a la vez a las tropas y a ellos mismos.

En la reunión posterior con Nercier Rantor y su séquito en la que compartieron sus planes, este (junto con el duque Estigian) decidió que movilizaría una legión de sus propias tropas para acompañar a la legión de Tarkal. Así contarían en total con dos legiones de buenos soldados. El dirigible pronto informó de la ligereza de la guarnición en el paso de Mervan a Nímthos, y de que las legiones no tendrían problema en atravesarlo rápidamente. Estimaron que las legiones tardarían aproximadamente una semana en atravesar Mervan y un par de jornadas más en llegar a Eskatha. Pero a eso habría que sumarle unos dos o tres días para que los halcones mensajeros de Nercier llegaran a sus lugartenientes en la frontera con Tarkal y permitieran el paso de las tropas de Ilaith. En la reunión, la delegación esthalia también mostró su asombro por el episodio acontecido con los Mediadores, y ratificaron su intención de ayuda a Tarkal.

También se reunieron con Korvan. A sugerencia del mariscal y de Yuria, Karela Cysen embarcaría dos legiones para intentar acceder a Eskatha por vía marítima en caso de que hubiera problemas. El duque Estigian también ofreció la ayuda de una escuadra de carabelas esthalias, que por supuesto sería más que bienvenida; la escuadra se uniría a las tropas de Korvan en uno de sus puertos.

Vanius de Krül mostró su convencimiento de que Progerion no tendría demasiados problemas en hacerse con el liderazgo del principado de Bairien. Finalmente no había tenido que testificar en contra de Agiond, y de hecho este lo había enviado al Imperio Vestalense como su emisario, con lo que quedaba claro que había confiado en él como sucesor.

La noche siguiente tuvo lugar la reunión con el príncipe Rakos Ternal y los seis consejeros de Undahl acordados; entre ellos se encontraba la elfa oscura, Helitzzë, y el minotauro, Hrarrh'Snagh. Symeon, por su parte, entró al Mundo Onírico en el punto de la reunión, y allí se encontró con que una figura ya estaba esperando; no pasó mucho tiempo antes de que se diera cuenta de que no era otra que la elfa oscura (a la que sus compañeros veían a su vez en el mundo de la vigilia, cosa que el errante ignoraba). Esta sonrió a Symeon levemente, dando a entender que también estaba allí para vigilar y no quería otro enfrentamiento; así que mientras la reunión tenía lugar, los dos guardaron una prudente distancia y una estrecha vigilancia del entorno. En el mundo de vigilia, el príncipe de Undahl no tardó en exponer sus pretensiones: quería hacerse con la gerencia de la Confederación, y si para ello tenía que cubrir a Ilaith de oro (o de kregora), lo haría en pro de evitar un enfrentamiento directo. Varias veces tuvo que negarse Ilaith a someterse a los designios de Undahl; en un momento dado, el minotauro se levantó, amenazante, y resoplando con su estentórea voz afirmó que "no eran enemigo para el Cónclave". Daradoth se levantó, encarando al mastodonte con un gesto que esperaba más tranquilo de lo que sentía por dentro; debió de ser así, pues transcurridos unos segundos tensos, ambos volvían a sentarse. Finalmente, tal y como habían previsto, no se llegó a ningún tipo de acuerdo y ambas delegaciones volvieron a sus sedes sin más incidentes; Rakos mantuvo su oferta abierta hasta el momento en que se tuvieran que enfrentar abiertamente en el Hemiciclo. Más tarde, cuando Symeon compartió con ellos que se había encontrado con Helitzzë en el Mundo Onírico, trataron de encontrar explicación al hecho de que también se encontrara en el mundo de vigilia; así que supusieron que la elfa del Mundo Onírico debía de haber sido seguramente la kalorion Selene. Se miraron unos a otros, preocupados...¿por qué no había hecho nada entonces para atacarles?

Poco después Galad se reunía con uno de los eunucos de Eudorya a petición de esta. El eunuco le dijo que deberían reunirse con el teniente Velyas, pues la futura princesa sabía que su tío Dorias se había reunido en secreto con él. La guarnición de la ciudad se hallaba dividida en dos cuerpos: el oriental y el occidental, cada uno comandado por un capitán. Velyas pertenecía al cuerpo oriental, bajo el mando del capitán Ayluras; esto hizo temer al grupo que Dorias ya contaba con el apoyo del cuerpo occidental y que el hermano de Gisaus trataba de hacerse con el control del cuerpo oriental sublevando a sus oficiales. El día siguiente, tras superar varias dificultades para encontrarse con el teniente, consiguieron drogarlo mediante las hierbas que Symeon había conseguido hacía varias jornadas. Las drogas le soltaron la lengua, y se mostró abiertamente partidario de Dorias, a quien consideraba un hombre bastante generoso; Eudorya era poco más que una adolescente, y además mujer, así que Velyas tenía claro quién debía hacerse con las riendas del principado. Dorias ya le había hecho saber que deseaba su colaboración para controlar a la guarnición oriental, como se habían temido.

Por la noche se reunieron con Progerion para informarse sobre sus progresos con los comerciantes de Bairien. El joven se mostró convencido de que no le llevaría más de un par de días hacerse con el control del principado, pues su hermano Surelion se había mostrado colaborador y quedaban pocos obstáculos por delante.

Mientras tanto, las órdenes de Nercier ya habían llegado a su principado, y las tropas habían emprendido su marcha hacia Nímthos precedidas por el dirigible, que informaba puntualmente a través del búho de ónice.