Con los Mediadores ya ausentes, todas las delegaciones se retiraron a sus respectivas sedes.
Esa misma noche Tarkal recibía la visita de un mensajero de Undahl, que portaba la petición del príncipe Rakos Ternal para que Ilaith y él se reunieran a solas en terreno neutral. Por descontado que el grupo no se mostró de acuerdo con un encuentro en el que Ilaith no fuera escoltada por la debida protección, y enviaron al mensajero de regreso con una respuesta: la reunión se celebraría, pero la noche del día siguiente, en una de las salas del Hemiciclo, y con la compañía de media docena de consejeros por cada parte. El emisario no tardaría en volver para confirmar que el príncipe Ternal aceptaba la propuesta sin más negociación.
El mariscal Loreas Rythen |
Poco más tarde Galad se reunió con Eudorya, que lo abrazó estrechamente. Se notaba que las últimas horas habían sido de gran tensión para la joven, que aprovechó para relajarse brevemente en los brazos de su amado. Pronto pasó a comentarle los problemas que habían surgido. El más importante de ellos era su tío Dorias, el hermano de Gisaus, que había empezado a maniobrar para hacerse con el principado de Nímthos. De hecho, la guardia de la ciudad había obedecido las órdenes de ella la noche anterior gracias sin duda al apoyo de su tío en ese momento. Ella intentaba maniobrar para vencer a su Dorias, pero le resultaría muy difícil sin algo de ayuda externa, y la opción más clara para prestar aquella ayuda pasaba por el respaldo más o menos explícito de Progerion. El apoyo de Ilaith se vería más como una ingerencia indeseada por parte de Nímthos, pues gran parte de la guardia de la ciudad y de los comerciantes de su delegación culpaban a la princesa de Tarkal de todo lo que había pasado en las últimas jornadas, incluyendo la muerte de los dos príncipes comerciantes más importantes de la Confederación.
Delsin Aphyria |
En la reunión posterior con Nercier Rantor y su séquito en la que compartieron sus planes, este (junto con el duque Estigian) decidió que movilizaría una legión de sus propias tropas para acompañar a la legión de Tarkal. Así contarían en total con dos legiones de buenos soldados. El dirigible pronto informó de la ligereza de la guarnición en el paso de Mervan a Nímthos, y de que las legiones no tendrían problema en atravesarlo rápidamente. Estimaron que las legiones tardarían aproximadamente una semana en atravesar Mervan y un par de jornadas más en llegar a Eskatha. Pero a eso habría que sumarle unos dos o tres días para que los halcones mensajeros de Nercier llegaran a sus lugartenientes en la frontera con Tarkal y permitieran el paso de las tropas de Ilaith. En la reunión, la delegación esthalia también mostró su asombro por el episodio acontecido con los Mediadores, y ratificaron su intención de ayuda a Tarkal.
También se reunieron con Korvan. A sugerencia del mariscal y de Yuria, Karela Cysen embarcaría dos legiones para intentar acceder a Eskatha por vía marítima en caso de que hubiera problemas. El duque Estigian también ofreció la ayuda de una escuadra de carabelas esthalias, que por supuesto sería más que bienvenida; la escuadra se uniría a las tropas de Korvan en uno de sus puertos.
Vanius de Krül mostró su convencimiento de que Progerion no tendría demasiados problemas en hacerse con el liderazgo del principado de Bairien. Finalmente no había tenido que testificar en contra de Agiond, y de hecho este lo había enviado al Imperio Vestalense como su emisario, con lo que quedaba claro que había confiado en él como sucesor.
La noche siguiente tuvo lugar la reunión con el príncipe Rakos Ternal y los seis consejeros de Undahl acordados; entre ellos se encontraba la elfa oscura, Helitzzë, y el minotauro, Hrarrh'Snagh. Symeon, por su parte, entró al Mundo Onírico en el punto de la reunión, y allí se encontró con que una figura ya estaba esperando; no pasó mucho tiempo antes de que se diera cuenta de que no era otra que la elfa oscura (a la que sus compañeros veían a su vez en el mundo de la vigilia, cosa que el errante ignoraba). Esta sonrió a Symeon levemente, dando a entender que también estaba allí para vigilar y no quería otro enfrentamiento; así que mientras la reunión tenía lugar, los dos guardaron una prudente distancia y una estrecha vigilancia del entorno. En el mundo de vigilia, el príncipe de Undahl no tardó en exponer sus pretensiones: quería hacerse con la gerencia de la Confederación, y si para ello tenía que cubrir a Ilaith de oro (o de kregora), lo haría en pro de evitar un enfrentamiento directo. Varias veces tuvo que negarse Ilaith a someterse a los designios de Undahl; en un momento dado, el minotauro se levantó, amenazante, y resoplando con su estentórea voz afirmó que "no eran enemigo para el Cónclave". Daradoth se levantó, encarando al mastodonte con un gesto que esperaba más tranquilo de lo que sentía por dentro; debió de ser así, pues transcurridos unos segundos tensos, ambos volvían a sentarse. Finalmente, tal y como habían previsto, no se llegó a ningún tipo de acuerdo y ambas delegaciones volvieron a sus sedes sin más incidentes; Rakos mantuvo su oferta abierta hasta el momento en que se tuvieran que enfrentar abiertamente en el Hemiciclo. Más tarde, cuando Symeon compartió con ellos que se había encontrado con Helitzzë en el Mundo Onírico, trataron de encontrar explicación al hecho de que también se encontrara en el mundo de vigilia; así que supusieron que la elfa del Mundo Onírico debía de haber sido seguramente la kalorion Selene. Se miraron unos a otros, preocupados...¿por qué no había hecho nada entonces para atacarles?
Poco después Galad se reunía con uno de los eunucos de Eudorya a petición de esta. El eunuco le dijo que deberían reunirse con el teniente Velyas, pues la futura princesa sabía que su tío Dorias se había reunido en secreto con él. La guarnición de la ciudad se hallaba dividida en dos cuerpos: el oriental y el occidental, cada uno comandado por un capitán. Velyas pertenecía al cuerpo oriental, bajo el mando del capitán Ayluras; esto hizo temer al grupo que Dorias ya contaba con el apoyo del cuerpo occidental y que el hermano de Gisaus trataba de hacerse con el control del cuerpo oriental sublevando a sus oficiales. El día siguiente, tras superar varias dificultades para encontrarse con el teniente, consiguieron drogarlo mediante las hierbas que Symeon había conseguido hacía varias jornadas. Las drogas le soltaron la lengua, y se mostró abiertamente partidario de Dorias, a quien consideraba un hombre bastante generoso; Eudorya era poco más que una adolescente, y además mujer, así que Velyas tenía claro quién debía hacerse con las riendas del principado. Dorias ya le había hecho saber que deseaba su colaboración para controlar a la guarnición oriental, como se habían temido.
Por la noche se reunieron con Progerion para informarse sobre sus progresos con los comerciantes de Bairien. El joven se mostró convencido de que no le llevaría más de un par de días hacerse con el control del principado, pues su hermano Surelion se había mostrado colaborador y quedaban pocos obstáculos por delante.
Mientras tanto, las órdenes de Nercier ya habían llegado a su principado, y las tropas habían emprendido su marcha hacia Nímthos precedidas por el dirigible, que informaba puntualmente a través del búho de ónice.
Poco después Galad se reunía con uno de los eunucos de Eudorya a petición de esta. El eunuco le dijo que deberían reunirse con el teniente Velyas, pues la futura princesa sabía que su tío Dorias se había reunido en secreto con él. La guarnición de la ciudad se hallaba dividida en dos cuerpos: el oriental y el occidental, cada uno comandado por un capitán. Velyas pertenecía al cuerpo oriental, bajo el mando del capitán Ayluras; esto hizo temer al grupo que Dorias ya contaba con el apoyo del cuerpo occidental y que el hermano de Gisaus trataba de hacerse con el control del cuerpo oriental sublevando a sus oficiales. El día siguiente, tras superar varias dificultades para encontrarse con el teniente, consiguieron drogarlo mediante las hierbas que Symeon había conseguido hacía varias jornadas. Las drogas le soltaron la lengua, y se mostró abiertamente partidario de Dorias, a quien consideraba un hombre bastante generoso; Eudorya era poco más que una adolescente, y además mujer, así que Velyas tenía claro quién debía hacerse con las riendas del principado. Dorias ya le había hecho saber que deseaba su colaboración para controlar a la guarnición oriental, como se habían temido.
Por la noche se reunieron con Progerion para informarse sobre sus progresos con los comerciantes de Bairien. El joven se mostró convencido de que no le llevaría más de un par de días hacerse con el control del principado, pues su hermano Surelion se había mostrado colaborador y quedaban pocos obstáculos por delante.
Mientras tanto, las órdenes de Nercier ya habían llegado a su principado, y las tropas habían emprendido su marcha hacia Nímthos precedidas por el dirigible, que informaba puntualmente a través del búho de ónice.
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