—Tomaso... ten cuidado... va a por ti, va a por ti... ten mucho cuidado... —acto seguido se cortaba la comunicación.
Paolo Belgrano |
Robert anunció, con el laboratorio ya listo, que necesitaría aproximadamente cinco días para producir unas veinte dosis de Polvo, y se puso a ello con fruición.
El día siguiente recibieron sin esperarlo una llamada de Anne Rush. La anciana se mostraba preocupada, y les instó a que acabaran lo que tenían entre manos lo antes posible, pues según les informó, el agente que tenía que entregar el De Occultis Spherae al conde St. Germain en Polonia, había desaparecido en algún punto de ese país. Cuando Sigrid se enteró de este asunto, sintió que se la llevaban los demonios; ya le había dicho a "la vieja" que debía ser ella y no otro quien llevara el libro en persona al conde. Anne les aseguró que habían tomado multitud de precauciones, y su agente no viajaba solo en absoluto, sino escoltado por un nutrido grupo de personas, entre ellos incluso varios militares. Para apagar la urgencia de Anne Rush por su retorno, Tomaso le aseguró que estaban a punto de rescatar a Derek y de conseguir una cierta cantidad de Polvo de Dios de "un contacto". La anciana se interesó al punto por tal contacto y por la posibilidad de tener una provisión de Polvo de Dios, y con la promesa de volver en cuanto pudieran, Tomaso se despidió de ella. Acto seguido, el propio Tomaso y Patrick se reunieron con Pierre Lesnes, el Hijo de St Germain que les acompañaba y que hacía tanto tiempo había "raptado" (en realidad, salvado) a Esther, la hija de Sigrid. Le pidieron por favor que no revelara que el verdadero productor del Polvo de Dios era Robert, y sorprendentemente Pierre les aseguró que no tenían de qué preocuparse; comprendía la importancia de mantener el secreto y sus labios estaban sellados en todo lo que respectara al Polvo de Dios. A no ser que fuera extremadamente necesario hacerlo, claro.
En el devenir de todas las conversaciones, Sigrid no pudo evitar detectar un deje evidente de celos de Pierre Lesnes hacia Francis Kittle —el antiguo activista y ahora agente de la CCSA— respecto a su hija Esther. Frunció el ceño, esperando que aquello no acarreara nuevos problemas.
Tomaso decidió acudir a confesarse a la parroquia más cercana. Allí, tras tomarle confesión, el sacerdote le pidió que se quedara para charlar un rato a solas, y así lo hizo. Según le explicó el padre Sebastien, llevaba muchos años siendo sacerdote y al parecer había desarrollado una habilidad innata para detectar a individuos con capacidades "fuera de lo normal". El cura le propuso tomar los votos y entrar a formar parte de la Iglesia, dada la información que le proporcionaba el aura de Tomaso. No obstante, este rechazó la amable invitación y mencionó al padre Jan Borkowski, para sopresa del padre Sebastien. Al preguntarle su opinión sobre el sacerdote polaco, Sebastien aseguró con fruición que Borkowski le parecía una de las personas más buenas que había conocido en su vida y, además, tocado por la Gracia como Tomaso.
Mientras el párroco narraba uno de sus encuentros con el padre Jan, Tomaso se apercibió de dos individuos que accedían a la iglesia. Ambos iban vestidos con trajes negros de corte excelente, pero eso era solo un detalle. Lo importante, y que dejó a Tomaso helado hasta el tuétano, era que uno de ellos era ¡Paolo, su propio hermano, desaparecido tantos años atrás! Y estaba en un estado de forma excelente. Con voz queda, Tomaso pidió a su interlocutor que tuviera mucho cuidado con los recién llegados y que por favor no revelara que él había estado allí. El padre Sebastien asintió, comprendiendo la situación rápidamente, y permitió a Tomaso escabullirse a través de la sacristía y las estancias anexas del clero.
Mientras tanto, en el hotel, Sally llamaba la atención del grupo sobre una noticia que había surgido en medios esotéricos: en ella se afirmaba que el Vaticano había cerrado sus fronteras por algún suceso extraño y desconocido. Dos días más tarde, los medios de comunicación más serios confirmarían una parte de la noticia: el Vaticano cerraba sus fronteras, pero por una extraña enfermedad contagiosa que al parecer había traído un misionero. Sin embargo, en los medios esotéricos ya se afirmaba que las fronteras se habían cerrado porque uno de los conventos de la Santa Sede había caído extrañamente bajo un manto de oscuridad y se comentaba que los residentes y personas cercanas habían comenzado a comunicarse en una lengua muy extraña que parecía poseer a sus hablantes. No hizo falta mucho para que el grupo atase cabos y relacionara los hechos con la lengua Alter.
De vuelta de la iglesia, Tomaso llamó a su primo el padre Dominic Bonelli de Boston para preguntarle por su madre y para advertirle que tuvieran cuidado porque Paolo había vuelto a aparecer después de casi treinta años. Aprovechó para confirmar de nuevo que Jan Borkowski se había marchado al Vaticano junto con Daniel, el hijo de Sigrid poseído por la lengua Alter.
Mientras Tomaso compartía la reaparición de su hermano con el resto del grupo, Jonathan se apartó de la ventana para llamar la atención de todos. Su ojo experto había detectado las pautas para asegurar que varios individuos se encontraban vigilando el hotel, y muy seguramente a ellos específicamente. Lo dispusieron todo para trasladarse de hotel. Con un poco de dinero no hubo problema para que les permitieran salir a través de las cocinas. Antes de dejar la habitación, Jonathan señaló a gente nueva que había revelado a los anteriores; Tomaso confirmó que uno de ellos era su hermano, Paolo. Patrick intentó visualizar su aura, pero no lo consiguió, así que decidieron marcharse sin más tardanza. Accedieron al lobby del hotel y se dirigieron discretamente al pasillo que les daría acceso a las cocinas; mientras lo hacían, algunos de ellos reconocieron en uno de los mostradores de recepción a la enorme figura de Dan Simmons, que conversaba con algunos miembros del personal del hotel; se apresuraron aún más, esquivando la atención del Hombre Malo. Realmente se notaba la ausencia de la protección que les proporcionaba Derek... A partir de entonces no pasarían más de 48 horas en ningún hotel, Pierre y Jonathan protegerían a Robert en el laboratorio; Sally y Esther se quedarían en el hotel y el resto (Patrick, Sigrid, Tomaso y Francis) se movería por la ciudad para no ser un blanco fácil.
El séptimo día, mientras se desplazaban con su coche alquilado desde un punto a otro de Burdeos, un todoterreno se cruzó de repente en su trayectoria, y Patrick no pudo esquivarlo de ningún modo. El impacto fue fortísimo, y varios transeúntes sufrieron los efectos del accidente cuando su vehículo volcó y se estrelló contra la terraza de un restaurante. Dos hombres salieron del todoterreno después de que Tomaso y Francis salieran de su coche. El italiano disparó, con la mala fortuna de impactar en una mujer inocente que se encontraba cerca; el escarabajo mecánico de Sigrid la salvó de ser alcanzada por las balas de los extraños, y finalmente, tras un intenso tiroteo lograron abatirlos. Mientras llegaba a la escena un segundo todoterreno sacaron del coche a un conmocionado Patrick y se alejaron rápidamente de allí, con el corazón encogido al ver que habían provocado la muerte de varias personas y quizá de algún niño. Atravesando un par de centros comerciales y algunas callejuelas no tardaron en despistar a cualquier perseguidor que pudiera vigilarlos. Y entonces recibieron la llamada de Pierre: el francés les instaba a acudir al laboratorio, porque se había congregado mucha gente allí y parecía que iban a intentar entrar a la fuerza. Afortunadamente, los desplazamientos del grupo siempre se habían mantenido cercanos al laboratorio por si sucedía algo así, y no tardaron en llegar al lugar, en una discreta calle de la ciudad. Varios vehículos se habían detenido en las inmediaciones del local y una pequeña multitud se encontraba rondándolo; se trataba evidentemente de varios grupos sin conocimiento mutuo, y todos se encontraban algo indecisos.
De repente, se produjo una explosión moderadamente potente en el laboratorio, y pocos segundos después sus amigos salían corriendo por una puerta lateral aprovechando el humo y la confusión que se había creado en el lugar. Todos los allí concentrados comenzaron a moverse; unos salieron corriendo tras Robert y los demás, y otros se apresuraron a subir a los coches para salir derrapando en su búsqueda. El grupo se acercó a uno de los vehículos que todavía no se había puesto en marcha; el único ocupante bajó del coche sin oponer mucha resistencia, encañonado por Francis y Tomaso. Mientras Sigrid conducía (Patrick tenía un fuerte dolor de cabeza producto del accidente) Francis concertaba un lugar de reunión utilizando los teléfonos seguros. Tras esquivar a varios enemigos sin mayores problemas gracias a las habilidades onirománticas de Pierre, el grupo se reunía de nuevo apretujados en el todoterreno. De vuelta al hotel se trataron las heridas de Patrick y Francis, de mayor consideración que las demás, y Robert reveló que había podido sintetizar 18 dosis del Polvo; el resto del komerievo no utilizado lo había guardado, evidentemente.
A continuación se entabló una conversación sobre el curso de acción más conveniente, y decidieron que inentarían el rescate de Derek en el despacho del profesor Nicholas. Con suerte, la influencia del profesor haría que desde allí pudieran acceder a donde fuera que se hubieran metido Derek y él. Se infiltraron en la universidad por la noche y no tardaron en acceder al despacho; como siempre, las luces estaban encendidas; las apagaron, confiando en que aquello facilitara el tránsito de Patrick a la realidad alternativa o lo que demonios fuera aquello que se había llevado a Derek...
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