Translate

Publicaciones

La Santa Trinidad

La Santa Trinidad fue una campaña de rol jugada en el Club de Rol Thalarion de Valencia entre los años 2000 y 2012. Este libro reúne en 514 páginas pseudonoveladas los resúmenes de las trepidantes sesiones de juego de las dos últimas temporadas.

Los Seabreeze
Una campaña de CdHyF

"Los Seabreeze" es la crónica de la campaña de rol del mismo nombre jugada en el Club de Rol Thalarion de Valencia. Reúne en 176 páginas pseudonoveladas los avatares de la Casa Seabreeze, situada en una pequeña isla del Mar de las Tormentas y destinada a la consecución de grandes logros.

lunes, 3 de junio de 2019

El Día del Juicio
[Campaña Unknown Armies]
Temporada 2 - Capítulo 47

En busca del De Occultis Spherae (III). El Conde St. Germain.
Dada la urgencia de Sigrid por llegar a su hijo Daniel lo antes posible y estimando que un incursión en la antigua biblioteca de la orden de Los Descendientes no iba a ser de demasiada utilidad, el grupo decidió partir hacia Nápoles, y de allí dirigirse por carretera hacia Roma. Todos intentaron convencer a la anticuaria una última vez de renunciar a su viaje a Italia, pues los pocos vídeos que les daba  tiempo a ver en las redes sociales antes de que los censuraran daban a entender que la situación en la Santa Sede y ya en una parte importante de Roma era de una gravedad importante.
 
El Conde St. Germain
En poco más de un día desembarcaban de su avión en Nápoles. Cuando se dirigían hacia la salida, Derek y Tomaso hicieron detenerse al grupo, señalando en una dirección determinada. Todos se quedaron helados (sobre todo Patrick, que fue presa del terror) cuando reconocieron a lo lejos a Tina Lovac, la autómata que les había atacado cuando se encontraban reunidos con Anne Rush en el Museo d'Orsay (temporada 2, capítulo 29). Por suerte, la "mujer" no pareció advertir su presencia y continuó su camino sin prestar atención. Vieron que entraba en una empresa de alquier de coches. Sin duda, debía dirigirse también hacia Roma, lo que acentuó la angustia de Sigrid.
 
Alquilaron cuatro grandes vehículos (dado que el grupo se componía de diecisiete personas con la compañía de Andrea Bauer y sus hombres) y partieron por la autovía hacia Roma. Enseguida empezaron a darse cuenta de que en su sentido de la circulación apenas circulaba algún vehículo, mientras que en sentido contrario había tramos colapsados por el tráfico. Y se hacía más evidente conforme se acercaban a a la capital. Debían de haber empezado a evacuar la ciudad; no habían contado con aquello. Empezaron a plantear alternativas para poder  burlar los controles que pudieran encontrar en el camino y poder acceder a la ciudad.

Entonces, un camión que se incorporaba a la autovía giró bruscamente y, derrapando, se cruzó en la carretera. 

Con un respingo, Patrick, que iba en el automóvil de cabeza, pisó a fondo el freno e intentó controlar el vehículo, cosa que aunque consiguió por los pelos, no pudo evitar que recibiera el golpe del coche que circulaba tras ellos. Por suerte, todos pudieron detener los vehículos sin sufrir daños graves.

Mientras se recuperaban, se abrió la puerta del copiloto del camión. De él bajó una figura con andares fatigados, y se dirigió hacia el coche de Patrick, el más cercano. El profesor sintió un escalofrío cuando reconoció en el hombre a Henry Clarkson, un antiguo compañero interno del sanatorio de recuperación de adicciones con el que el resto del grupo había tenido relación de formas muy distintas. 
 
 —¡Qué difíciles sois de encontrar! —dijo el anciano, mientras subía al vehículo y, saludando a Patrick, le instaba a arrancar.
 
Clarkson recomendó al profesor que no se detuviera y saliera de la autovía por la próxima salida, pues a pocos kilómetros había un control militar que sin duda los pondría bajo custodia.

 —El mundo —afirmó, solemne— no puede permitirse ahora que unos soldados inútiles os aparten de vuestro destino.

Patrick y Sigrid se miraron, intentando darles algún significado comprensible a las palabras del viejo Henry, y el primero se apresuró a poner en marcha el vehículo y a instar al resto de la caravana a hacer lo mismo. Derek, que se había quedado de piedra al reconocer también a Clarkson, reaccionó también y siguió rápidamente a Patrick. 

Tras un corto recorrido en el que Patrick intentó (sin éxito) sonsacar más información a Clarkson, salieron de la autovía y se dirigieron a un área de servicio que permanecía relativamente tranquila.

El anciano les confirmó que el intenso tráfico en sentido contrario era debido a que estaban evacuando una gran parte de Roma. Con las nuevas habilidades aprendidas de Anne Rush y los Hijos de St. Germain, se hizo evidente ahora para el grupo que Clarkson era algún tipo de Avatar o Dioserrante. Por sus siguientes palabras, supusieron que se trataba del Dioserrante del Consejero:

 —La razón de mi existencia es dar Consejo —dijo—. Y el Consejo más urgente que debo dar en este momento, es que no vayáis a Roma. Al contrario, deberíais acompañarme a Moscú a conocer a un buen amigo.

Las palabras de Clarkson parecieron mitigar la ansiedad de Sigrid, que recibió de buen grado el consejo.

Mientras preparaban la partida hacia la capital Rusa, Sigrid recibió una llamada de Ramiro, su marido, pues ya le había enviado el número de teléfono seguro. Ramiro le informó de que él, Van Dorn, Jacobsen y algunos de sus seguidores se encontraban en la mansión de Ian Stokehall, en la campiña inglesa, donde el viejo sir les había dado una especie de asilo. Sigrid relató a su marido toda la odisea por la que había pasado Daniel, para preocupación de éste, pero la imposibilidad de ayudarlo era superior a todas las buenas intenciones que pudieran tener. Ramiro le aseguró que pediría consejo a los libreros al respecto.
 
***
 
En el avión con destino a Moscú, en un instante de tranquilidad nocturna, Sigrid se decidió a preguntar a Henry Clarkson acerca de su hermana, pues el anciano había estado ingresado en el mismo sanatorio donde la habían tratado a ella. Sigrid le contó que hacía poco que había desaparecido, secuestrada, y estaba muy preocupada por ella. Henry le contó lo que sabía: la mente de su hermana no era la única mente que habitaba su cuerpo. Al parecer, su hermano gemelo no había muerto en realidad; los dos hermanos habían tenido un vínculo tan fuerte que, cuando el chico perdió la vida, se refugió en su hermana, con lo que ahora, ella servía de huésped para ambos. Por eso su hermana había sido diagnosticada de síndrome de personalidad disociativa. Y no solo eso: durante aquellos años, la mente de su hermano había evolucionado de tal manera, que sin duda se había convertido en alguien genuinamente malvado. Sigrid no pudo evitar que las lágrimas se derramaran por sus mejillas a medida que Clarkson le revelaba todo aquello, hasta que por fin se durmió, agotada por las preocupaciones.

***

Ya en Moscú, Clarkson condujo al grupo al completo al restaurante de un lujoso hotel de cinco estrellas, donde se reunieron con su amigo. Este no resultó ser otro que Jack "Lovejoy" Lambert, un antiguo novio de Sigrid que también había estado presente en la subasta del Excelsior, hacía —aparentemente— tanto tiempo. Y, para rizar el rizo, Lambert estaba compañado de ¡Dan Simmons, el Hombre Malo! A Patrick casi le da algo al verlo, y prefirió sentarse en una mesa aparte para manifestar su desconfianza. Sin embargo, Clarkson les aseguró que no había ningún problema, y el resto del grupo se sentó con ellos.Mientras comían, Lambert sonrió e, irónicamente, no pudo dejar de decir:

 —Con que eras tú quien tenía el De Occultis Spherae, ¿eh Sigrid? Nunca me lo habría imaginado, jajaja. Siempre pensé que debía de tratarse de otra Sigrid.

Sigrid mantuvo la cara de poker, y el resto de la comida (en el caso de Patrick, bebida) transcurrió en su mayoría en un silencio incómodo. Una vez hubieron terminado, Lambert les pidió que le acompañaran a su suite, donde les presentaría a su jefe y podrían hablar más discretamente. Tranquilizados por la presencia de Henry Clarkson, el grupo le siguió.

Mientras Andrea Bauer y sus secuaces vigilaban en el exterior del hotel, el grupo llegaba a la última planta guiado por Lovejoy y Dan Simmons, que estaba intentando limar asperezas. Los condujeron a una suite ante la que hacían guardia dos personas: un hombre y una mujer impecablemente vestidos. No les pusieron problemas para pasar, y accedieron al interior. Patrick mensajeaba a Andrea con todos sus movimientos.

En el  interior de la suite había varios hombres más haciendo guardia, y en una especie de sala de reuniones les aguardaba sentado uno ya entrado en años, con la cabeza rapada pero con un físico envidiable, enfundado en un traje que le quedaba como un guante, que salió de la penumbra para saludarles. Todos sintieron cómo sus profundos ojos azules les traladraban hasta el alma. Aquel hombre no era un avatar, era sin duda algo más.

 —Permítanme que me presente, mi nombre es Robert G. Lorenz. Pero quizá me conozcan por otro apelativo: soy el Conde de St. Germain.

Todos se quedaron helados al estrechar la mano del Conde. Se movía con una gracia impropias no ya de su edad, sino de un humano, y sus ojos... sus ojos dejaban entrever todo lo que había visto desde el principio de los tiempos, y parecía ver mucho más allá del simple físico.

Los invitó a sentarse, y mientras sus hombres relataban el porqué de la presencia del grupo allí, permaneció en un discreto segundo plano, ofreciendo detalles aquí y allí. Según les contaron, estaba a punto de producirse una gran catástrofe metafísica debido a ciertos elementos que tenían intenciones algo dudosas respecto al Conde y al Clero Invisible. En ella tenían parte importante el De Occultis Spherae y, al parecer, Tunguska. Todo ello había hecho que el Conde se hubiera decidido a tomar parte activa en los acontecimientos y estuviera reuniendo todos los aliados posibles, como por ejemplo Dan Simmons, poco interesado en que el Universo se fuera al traste. Les explicaron las luchas de poder y las sucesivas alianzas entre los Jázaros, los Illuminati, el Círculo Neosuabo, la Nueva Inquisición, el Priorato de Sión y una pequeña multitud de bandos más. De entre ellos, los Jázaros y los Neosuabos eran los que habían conseguido encontrar la forma de acabar con el mundo tal y como lo conocían. Habría que impedírselo.

Patrick mencionó a los Nacidos Relevantes y cómo el Círculo Neosuabo había reunido a los nacidos en unas circunstancias especiales con oscuras intenciones. No esperaba que St. Germain reconociera no tener ni idea al respecto. Así que les reveló todo lo que sabía sobre ellos, relacionándolo con el control de población que se pretendía llevar a cabo en Estados Unidos y China. Todos los presentes mostraron su consternación por tal hecho. Y su sorpresa aún fue en aumento cuando Sigrid les narró los detalles de su reciente aventura en la propia Tunguska, su enfrentamiento contra los rusos y sus experiencias extranaturales; Clarkson miró a St. Germain con una sonrisa, y este les revelaba que lo que habían visto eran sin duda la racionalización de la Estadosfera, que era mucho más fuerte en Tunguska desde el "evento" de principios del siglo XX.

Las revelaciones de Patrick y del grupo reafirmaron aún más los planes de St. Germain y sus acólitos: deberían reunir en el más breve plazo posible el mayor número de aliados para llevar a cabo un asalto a Tunguska antes de que fuera demasiado tarde. Anne Rush y el resto de Hijos llegarían en un par de días al hotel. Lambert les pidió en nombre del Conde que si conocían a cualquier elemento que pudiera participar en la lucha, intentaran convocarlo a Moscú. Por supuesto, proporcionó a todos habitaciones en el hotel, que había cerrado por reserva para una "convención" de una empresa llamada "Germaine & Sons". "Fino sentido del humor" —pensaron. 
 
Por otra parte, Dan Simmons envió algunos agentes a investigar en el sur de China las extrañas explosiones, a requerimiento de Patrick y Sigrid.

El día siguiente llegaba Anne Rush acompañada de una docena de Hijos, entre ellos los gemelos Stephanie y Laurant Favre, Bernard y Gerrard, antiguos conocidos del grupo. Eran los pimeros de una cincuentena de Hijos convocados a Moscú. El grupo, por su parte, iba a intentar que Ian Stokehall y los libreros se unieran a su pequeño ejército...

 

No hay comentarios: