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La Santa Trinidad

La Santa Trinidad fue una campaña de rol jugada en el Club de Rol Thalarion de Valencia entre los años 2000 y 2012. Este libro reúne en 514 páginas pseudonoveladas los resúmenes de las trepidantes sesiones de juego de las dos últimas temporadas.

Los Seabreeze
Una campaña de CdHyF

"Los Seabreeze" es la crónica de la campaña de rol del mismo nombre jugada en el Club de Rol Thalarion de Valencia. Reúne en 176 páginas pseudonoveladas los avatares de la Casa Seabreeze, situada en una pequeña isla del Mar de las Tormentas y destinada a la consecución de grandes logros.

miércoles, 23 de agosto de 2017

El Día del Juicio
[Campaña Unknown Armies]
Temporada 2 - Capítulo 32

El Corazón Oscuro (I)
Después de discutir largo y tendido sobre qué hacer respecto al club nocturno donde se suponía que estaba la hija de Sigrid, acompañaron a Anne a diversos puntos donde pudo obtener cargas menores para sus habilidades sobrenaturales.

Lo que parecía claro es que tenían una necesidad extrema de armas, con lo que Derek se vio en la obligación de contactar de nuevo con el congresista Ackerman. Este les proporcionó el contacto de la teniente Jackson, en una base militar secreta de los Estados Unidos cerca de Trondheim. El congresista les pidió que tuvieran mucho cuidado de no revelar la localización de la base a nadie, porque de cara a los medios públicos sólo se trataba de un almacén de material. Patrick, Sigrid y Derek invirtieron toda la tarde, la noche y gran parte de la madrugada en el viaje a la base militar. Allí no tuvieron demasiados problemas para reunirse con la teniente, que resultó ser una mujer de confianza del congresista, enterada de todos los tejemanejes turbios que se estaban gestando en el gobierno. Les proporcionó unas cuantas pistolas, fusiles, granadas y chalecos antibalas.

Mientras tanto, Tomaso decidió turnarse con Ethan y con Pierre en la vigilancia nocturna del Corazón Nocturno. Necesitaban averiguar más información si querían entrar allí. El primer turno lo hizo Tomaso con un coche de alquiler algo alejado de la puerta del club. Alrededor de las once de la noche, el lugar pareció abrir sus puertas, sin ninguna señal externa que lo indicara, solamente por la afluencia de gente. Todo aquel que accedía al club parecía ser de clase alta, eso era evidente para el italiano, y la mayoría de ellos lucían un rostro pálido y cabello claro; casi parecía un club de albinos. Una mujer especialmente bella (morena, no albina) acompañada de tres tipos vestidos con tres cuartos negros llamó la atención de Tomaso cerca de la medianoche.

A la una y media de la madrugada, un camión apareció de la nada desde una calle perpendicular, e impactó con fuerza en el coche de Tomaso, que no pudo reaccionar con la suficiente rapidez. Todo se volvió negro para el italiano. A las dos, la hora del relevo, Pierre pasó por delante del club y vio los restos de la escena. Ya no había ni rastro del camión, y estaban retirando el deformado coche alquilado.

A los pocos minutos Derek recibía la llamada de Pierre informándole del accidente y la desaparición de Tomaso. “Otra vez igual que en Barcelona”, pensó el americano. El teléfono de Tomaso daba señal desde el Corazón Oscuro, lo que invitaba a creer que lo habían retenido allí.

Sin embargo, tras hacer llamadas a dos o tres hospitales, Sigrid dio con uno en el que había ingresado un hombre indocumentado que coincidía exactamente con la descripción de Tomaso y su tipo de accidente. Aunque todo apuntaba a que se trataba de una trampa, no podían perder tiempo; dejaron las armas más grandes en el hotel y se marcharon rápidamente al hospital. Con una alarmante falta de problemas pudieron sacar a su compañero del hospital y llevarlo al hotel, bastante maltrecho, eso sí. Pero si reposaba y le administraban las medicinas necesarias, les aseguraron que no tardaría en recuperarse.

Tomaso compartió con el resto lo que había podido ver la noche anterior, y su sospecha de que había que decir una contraseña para entrar. No había visto a ningún vigilante en la calle, por otra parte. Decidieron dar una vuelta por la zona a la luz del día. Extremadamente afortunado, Derek se dio cuenta de que el pequeño emblema del Corazón Oscuro que había al lado de la puerta con adornos góticos era en realidad un cristal opaco que debía albergar una cámara de vigilancia. Los alrededores y el propio edificio donde se encontraba el club eran edificios de oficinas bien controlados, que impedían tener visión directa del lugar si no era desde la propia calle. Y la experiencia de Tomaso les convencía de que esperar allí por la noche no era la mejor de las ideas.

Durante el día recibieron un par de llamadas del secuestrador aliado de Adelle Sully, instándoles a negociar por la vida de sus compañeros; el hombre les hacía una generosa oferta, y quería que se dieran cuenta. El grupo le respondió dándole largas, era lo único que podían hacer.

Mientras viajaban a Estocolmo para que Anne pudiera recoger una carga más potente, Derek recibió una nueva llamada del secuestrador. Cuando aparte de todo lo que ofrecían Sigrid exigió que debían exigir la liberación de su hija, a su interlocutor pareció acabársele la paciencia. Ellos no sabían dónde se encontraba la muchacha (cosa que el grupo no había sabido hasta entonces) y no les parecía una exigencia asumible, así que si no recibían nuevas noticias y la colaboración del grupo, comenzarían a matar a sus amigos en 48 horas.

La siguiente noche (la cuarta desde que habían llegado a Oslo) se dirigieron hacia el club Anne, Gerrard, Patrick, Derek y Sigrid. Sigrid y Anne se maquillaron con polvo blanco para simular el albinismo del que les había informado Tomaso. Abordaron a un trío que se dirigía hacia el Corazón: dos hombres pálidos, uno de ellos bastante guapo y con el pelo largo, y una mujer de rasgos normales, no especialmente albinos. Los hombres tenían el pelo claro y los ojos rojizos; se trataba de albinos, sin duda. Lo que inquietó a los compañeros fue ver que, al sonreír, los incisivos de la pareja estaban más desarrollados de lo normal; no era algo que pareciera sobrenatural, pero llamaba la atención. Anne utilizó sus habilidades para hacer creer a los tipos que eran amigos de toda la vida en Moscú, y así, se dirigieron juntos hacia la entrada, hablando de los viejos tiempos. En la puerta sólo tuvieron que esperar unos instantes para que se abriera un pequeño ventanuco.

—Página 252 —dijo el tipo alto, que decía llamarse Nikolai.

—¿Cuál es la historia? —dijo alguien al otro lado.

—La profecía del fin del mundo.

La puerta se abrió.

miércoles, 9 de agosto de 2017

El Día del Juicio
[Campaña Unknown Armies]
Temporada 2 - Capítulo 31

Oslo. De nuevo en la Biblioteca.
El viaje en avión transcurrió sin incidentes. Ningún integrante del grupo se dio cuenta de que Adelle realizaba una comprometedora llamada telefónica desde el servicio del avión. Llamó a sus compañeros de Weiss, Crane & Associates, informándoles por enésima vez de los movimientos de Sigrid y sus compañeros, sin que estos se hubieran apercibido nunca de su verdadera filiación. Esta vez fue más lejos, y planearon una emboscada para cuando llegaran a la biblioteca de la anticuaria. Adelle volvió a su asiento sonriendo a Derek y a Tomaso, como ya era habitual.

No se demoraron. Sigrid tenía prisa por continuar la búsqueda de su hija, así que tomaron unos taxis que les llevaron directamente al complejo de edificios de apartamentos donde se encontraba su biblioteca. Anne Rush, Patrick, Tomaso y Derek subieron a la biblioteca junto a Sigrid, mientras Adelle, Sally, Robert, Ethan, Pierre, Gerard y Bernard esperaban en la calle (Sigrid tampoco quería a demasiada gente ajena presente en su sanctasanctórum).

Con la sensación profundamente reconfortante de siempre (sensación que no pasó inadvertida a los ojos expertos de Anne Rush), Sigrid franqueó el paso a sus acompañantes y cerró tras de sí con cuidado. Anne aprovechó para hacerle algunas preguntas sobre la biblioteca, y con ellas, desvelarle los secretos básicos de la bibliomancia y cómo podría hacer uso del poder latente en sus libros si demostraba las obsesiones adecuadas. La “clase magistral” no se alargó más allá de quince minutos, pero permitió a Sigrid ganar su primera carga consciente y abrir su mente a la posibilidad de usar los mismos poderes de los que, suponía, eran capaces Paul van Dorn o Emil Jacobsen, y quizá incluso su propio marido, si es que seguía vivo.

A continuación, pasaron a encargarse del asunto por el que estaban realmente allí, el De Occultis Spherae. Sigrid lo sacó de la caja fuerte y se lo entregó a Anne, que mirándolo con un temor reverencial no quiso ni siquiera tocarlo. Fue directamente a la mochila. Por recomendación de Anne, Sigrid también metió varios de sus libros más valiosos en una mochila que llevaría consigo tras un pequeño ritual que la anciana le enseñó.

Durante toda la escena, Patrick había mantenido contacto telefónico con Ethan, por si las moscas, y en ese justo momento, el agente de la CCSA dio la voz de alarma. Derek vio por una ventana cómo dos furgonetas negras habían llegado a la plazoleta frontal y varios hombres empuñaban armas contra el grupo que había quedado en la calle. También pudo ver cómo era evidente que Adelle se había reunido con los recién llegados y colaboraba con ellos; rechinó los dientes de pura rabia. Patrick pudo oír cómo Ethan dejó caer el teléfono cuando lo dejaron inconsciente. Para añadir más desesperación, no tardaron en ver a través de un resquicio de la ventana cómo sobrevolaba la escena uno de los helicópteros especiales de UNSUP.

Se miraron durante un instante, asimilando la traición de Adelle, pero enseguida reaccionaron como un resorte. Salieron al rellano y tras una maniobra de despiste con los ascensores, consiguieron burlar a los enemigos que subían y llegar a la planta baja por la escalera. Ante los ascensores, muy cerca de la puerta de las escaleras, esperaban dos tipos armados con subfusiles. Las habilidades de Anne Rush entraron en juego: haciéndoles creer que era una buena amiga (sin duda con algún tipo de poder mágico posmoderno) consiguió que el grupo se deslizara hacia el interior del complejo residencial, y pronto se reunía con ellos en la entrada de otro de los edificios, donde les recibió otro guarda de seguridad. Le explicaron toda la situación mientras también llamaban a la policía, y una explosión sacudía los pisos superiores; una bomba o un proyectil había explotado en su mismo edificio, e incluso podían oír los cascotes caer en el exterior. Aquello era verdaderamente serio.

Afortunadamente, el guardia de seguridad que hacía las funciones de conserje les dejó acceder al interior y franquearles acceso al garaje, como le pidieron después. Pero cuando intentaron salir por una de las puertas peatonales vieron cómo en el exterior de cada puerta esperaba una furgoneta negra y un coche de policía, que parecían estar colaborando. Se sintieron acorralados y desesperados, mientras los vecinos del complejo empezaban a salir del garaje, abandonando el edificio casi presas del pánico. En el exterior, la policía y los tipos de las furgonas los detenían y los sometían a un riguroso examen antes de dejarles continuar.

Desde el otro lado del aparcamiento pudieron oír a alguien gritando en un megáfono: “¡Policía! ¡¡¡Quédense donde están y levanten las manos!!!”. Decidieron no hacerlo, y huir. Varios disparos silbaron a su alrededor mientras Anne contactaba con Pierre, afortunadamente; el francés consiguió dejar inconscientes a un par de tipos trajeados y eso causó la confusión suficiente en el exterior para que el grupo pudiera salir sin ser visto entre la marea de vecinos que salían del aparcamiento.

Una media hora después, el grupo recuperaba el aliento en un bar, en cuya televisión ya se podía ver la noticia de un ataque terrorista en el edificio residencial de la biblioteca de Sigrid. Al parecer, la explicación oficial era que la residencia temporal de un diplomático polaco había sido atacada por terroristas (pero no se ofrecía ninguna descripción de estos, al menos por el momento). Patrick apuró su vaso de whisky de un trago, y pidió varios más. Tomaso decidió llamar a Adelle; la mujer se mostró muy frustrada por el éxito del grupo en la huida, y preguntó por “el libro”, ante la socarronería de Tomaso. Adelle pasó a Tomaso con otra persona, un hombre con voz de fumador, que sólo habló para realizar una generosa oferta económica por el libro. El italiano amenazó con destruir el libro si cualquiera de sus amigos sufría algún daño, y eso pareció afectar al tipo. Este ofreció la entrega de sus prisioneros a cambio del libro, y además, “mejorar cualquier oferta que les pudiera haber hecho la anciana”. Tomaso colgó sin dar ninguna respuesta definitiva.

Tras reunirse con Pierre y Gerard (que eran los únicos del grupo del exterior que habían logrado escapar) se alojaron en un hotel alejado y pasaron a discutir su próximo movimiento. Aunque era una esperanza muy leve, Anne se ofreció a llevar a cabo un ritual de localización de Esther, que con suerte se encontraría en el mismo sitio que el resto de sus amigos; Anne confiaba en que sus enemigos no hubieran realizado un ritual de suplantación que los condujera a un rastro falso. La anciana necesitaba poder, y lo consiguió visitando algunos lugares de relevancia; no explicó más. De vuelta en el hotel, tras concentrarse y realizar los actos rituales preceptivos (cosa que dejó a Anne bastante agotada), en el espejo que era el objeto de la ceremonia apareció una imagen bastante nítida: el edificio en cuya planta baja se podía ver un pequeño cartel con un corazón de color negro: el club El Corazón Oscuro, que ya habían visto mencionado en varios lugares...