Sobreponiéndose a sus dudas existenciales, Tomaso tomó la mano que le ofrecía Sally y juntos se dirigieron a reunirse con el resto del grupo.
Laurent y Stephanie Favre |
Un exabrupto de Robert llamó después la atención de todos. Su rostro estaba descompuesto. Con un ligero hilillo de voz, preguntó si el resto del grupo podía acceder a sus cuentas. Todos se apresuraron a comprobar sus accesos, y para su frustración, todas las cuentas con un montante de dinero considerable habían sido bloqueadas. Robert se derrumbó presa de su peor pesadilla, que era saberse arruinado; en realidad las cuentas no habían sido requisadas o desviadas, solo bloqueadas, pero para él era más o menos lo mismo; tras sentir una debacle en su interior, se acercó a la ventana e intentó romper el cristal. Derek se encargó de reducirlo y tranquilizarlo; esa noche Patrick dormiría con Robert, ayudándolo a superar el episodio suicida entre tragos de whisky y ginebra y la embriaguez consiguiente.
Cuando hicieron recuento de su capital disponible, este ascendía al exiguo montante de las cuentas de Patrick y Derek (la CCSA podría ayudarles, pero su capital era público), ciento veinte mil dólares que Sigrid había podido disponer y otros 11000 de Tomaso. A todas luces insuficiente para mantener su ritmo de desplazamientos y alojamientos de las últimas semanas, confiaron en que Anne Rush y los Hijos de St. Germain les ofrecieran algo de ayuda.
El día siguiente acudieron a la dirección que les había proporcionado Anne Rush. Se trataba de un edificio de oficinas en una especie de polígono abandonado en uno de los pueblos aledaños a París. Allí les recibieron Anne, Gerard y Laurent, dándoles la bienvenida. Cuando informaron a la británica de sus dificultades económicas, esta los invitó a trasladarse allí, y así lo hicieron rápidamente. Aproximadamente una docena de Hijos de St. Germain se encontraba en el edificio en aquellos momentos, un edificio bastante bien acondicionado, en contraste con el exterior, intencionadamente desgastado. Pocas horas después recibieron el aviso de Morceau: Rémy Lebeau había llegado a París. Así que, acompañados de Anne, acudieron rápidamente a la consulta y allí Sigrid fue sedada casi de inmediato, pues apenas podía contener el lenguaje que hervía en su interior.
Tras discutir el mejor curso de acción y que Anne les informara de que Jodorowsky no llegaría hasta dentro de tres o cuatro días desde Polonia, decidieron que esperarían al maestro de los psicomagos para asegurar una recuperación. Anne trabó contacto con Morceau y Lebeau, y parece que logró un acercamiento de los dos a su hermandad. Jodorowsky ya era un Hijo de St. Germain, así que tenía mucho ganado de cara a convencerlos.
Pasaron cinco días durante los que se fueron congregando más Hijos de St. Germain en el complejo, y por fin Jodorowsky llegó a Paris. Lo organizaron todo para realizar el tratamiento en el complejo, donde Lebeau y Morceau ya eran habituales a esas alturas. Tras las presentaciones y los reencuentros, los psiquiatras y psicólogos, incluyendo a Patrick, se reunieron para decidir el mejor curso de acción. Jodorowsky, con la asesoría de los demás, creó un conjunto de símbolos y palabras que utilizaría en su tratamiento.
El tratamiento fue duro y se prolongó a lo largo de tres días. Se pegaron electrodos al cuerpo de Sigrid y Patrick sería el encargado de activar las descargas si la noruega comenzaba a hablar en aquella lengua extraña. En dos ocasiones estuvieron a punto de caer bajo el influjo de la Lengua Alter, pero el tercer día Jodorowsky consiguió crear un conjunto de símbolos y palabras que dieron en la diana totalmente; redujo la Lengua Alter a un rincón de la mente de Sigrid, y la indujo a luchar contra ella. Sigrid se vio a sí misma en un espacio blanco e infinito, perseguida por algo que siempre se encontraba al límite de su visión, que nunca conseguía enfocar. Corrió durante años, durante siglos, durante milenios, y no había manera de dejar atrás a lo que quisiera que fuera aquello. Pero finalmente, tras incontables carreras y saltos, su perseguidor desapareció, y ella se derrumbó, agotada. Cayó entonces en un profundo sueño mientras Morceau y Lebeau enronquecían repitiendo sus letanías en los oídos de la mujer y Jodorowsky se derrumbaba agotado en una silla. Cuando Sigrid despertó un tiempo después, todo rastro de la Lengua Alter se había borrado de su mente por fin. Agradeció a todos su ayuda, y por fin fue presentada a todo el mundo y conoció el complejo al que todavía no había podido prestar atención.
En el ínterin, Derek recibió una llamada privada a su teléfono: se trataba de Dulce da Silva, que le informó de que ya le habían dado el alta. El americano se extrañó, porque solo había pasado la mitad del tiempo que los doctores habían considerado necesario, pero Dulce simplemente dijo que "había tenido algo de ayuda". La portuguesa se mostró muy comprensiva con Derek, y le concedió el tiempo que necesitara en París; quedaron en que se verían en un plazo razonable en cierto hotel de Lisboa y se despidieron con palabras amables. Derek se moría de ganas de viajar a Lisboa y conocer algo más sobre sus orígenes, pero el momento tendría que esperar.
Al menos una treintena de Hijos de St. Germain se encontraba ya en el complejo cuando se celebró la reunión de bienvenida para el grupo. Una reunión informal, con la gente repartida entre sillas y sofás, con un catering que se reveló muy necesario pues la reunión se prolongó durante varias horas. El grupo al completo entró a la reunión, incluyendo a Jonathan, a Robert, a Francis, a Sally y a Esther, a pesar de los muchos esfuerzos que hizo Sigrid para que esta última no entrara a la reunión y se marchara a Madrid lejos de aquel mundo.
Lo primero que hizo Anne fue agradecer al grupo su ayuda al haberles entregado el libro De Occultis Spherae, que podría salvar a St. Germain de algún destino fatal y con él a toda la realidad. El agradecimiento levantó aplausos de todos los presentes, que arrobaron un poco a Sigrid y los demás. Esther lanzó a su madre una mirada apreciativa. Según las palabras de Anne, el libro se encontraba en aquel momento a salvo en Polonia y pronto llegaría a manos de St. Germain.
A continuación les explicó la estructura de la cábala: Anne era la que conocía a todos los Hijos de St. Germain de Gran Bretaña y Francia, donde eran más fuertes, y actuaba como su cabecilla; el resto de Hijos conocían a pocos de los demás entre sí por cuestiones de seguridad, y se estructuraban en "comandos".
A continuación siguió la charla metafísica. Anne y los gemelos Favre explicaron muchas cosas referentes a los Arquetipos, el Clero Invisible, la Estadosfera, los Avatares, los Dioserrantes, los Adeptos, la Magia Posmoderna y las cábalas más importantes[1]. El grupo escuchó las explicaciones con atención y sorpresa creciente; ¡una de las cadenas de hamburgueserías más importantes de Estados Unidos era una de las cábalas más poderosas del submundo ocultista! Sally se preocupó cuando, durante el transcurso de la charla, se giró hacia Tomaso y vio el rostro atormentado del italiano surcado de lágrimas; Tomaso estaba viendo sus creencias trastocadas, y la tensión mental era mucha para él; no hizo ningún drama, pero no pudo reprimir las lágrimas; Sally apretó su mano en silencio, y eso le reconfortó. Anne también les habló de lo peligroso que era "despertar al Tigre" (en referencia al público no ocultista), y de cómo los Durmientes, otra organización, se había encargado de todos aquellos que no tenían el suficiente cuidado de permanecer en un discreto segundo plano; cuando describió su gesto característico, un dedo en los labios y la pronunciación de "ssssh", Patrick lo relacionó con la desaparición de sus hermanos y comprendió al fin que debían de haber estado metidos en asuntos ocultistas. Cuando el Tigre despertaba, se producían grandes tumultos que generalmente acababan desastrosamente para los adeptos ocultistas; les mencionó los disturbios de San Francisco a mediados de los 90, por ejemplo, y eso les recordó los informes que les había enviado Omega Prime en su momento sobre el padre Jan Borkowsky y la mención de alguien llamado "El Freak". Anne les explicó que, efectivamente, El Freak era uno de los dioserrantes más poderosos y que era un avatar del arquetipo llamado "Hermafrodita Místico"; sus poderes eran un misterio, pero había demostrado tener un repertorio muy amplio.
La labor más importante del grupo en adelante sería encargarse de los Avatares y los Dioserrantes que pudieran poner en peligro el futuro metafísico del Universo, y para ello serían adiestrados durante una semana, en la que aprenderían a reconocer sus posibles efectos y poderes; además, también serían capaces de reconocer inclinaciones de la Estadosfera, y aprenderían algunos rituales de utilidad.
Todos se miraron entre sí; Anne había cumplido su palabra y por fin habían recibido la información que necesitaban sobre cómo funcionaban las cosas en el submundo ocultista; veían ahora más clara que nunca la necesidad de buscar aliados, y estos parecían los mejores de los que podrían disponer. Sin embargo, Derek no se encontraba del todo cómodo debido a las revelaciones tanto del padre Dautry en Narbonne como de Laurent Favre en París (todo aquello de los actos deleznables en pro de un bien mayor le olía a podrido), y comenzó a madurar en su mente un plan para que el grupo pudiera instaurar su propia cábala algún día. Pero de momento, los Hijos de St. Germain parecían unos buenos aliados, y teniendo muy presentes las palabras del congresista Ackerman, Derek decidió compartir con ellos todos los hechos extraños que estaban sucediendo en el gobierno de los EEUU. Incluso les enseñó el vídeo que por orden de Ackerman había sido grabado en los aseos del Congreso, donde se veía a uno de los congresistas relizar reparaciones en su miembro artificial. La conversación entonces derivó hacia los autómatas, hacia Tina Lovac (la mujer artificial que les había atacado en el museo d'Orsay) y los mecanomantes, que eran capaces de crear aquellas maravillas; Patrick rebulló incómodo, pero pudo contener su miedo irracional hacia las inteligencias artificiales. Anne prometió que harían lo que pudieran con el problema del congresista.
A continuación, la anciana pasó a exponer los planes del futuro inmediato. Había aprovechado para reunir a todos los presentes con el fin de exponerles la situación a la que se enfrentaban. Situación que en realidad, el grupo ya conocía. Al parecer, el Círculo Neosuabo (los herederos de la Hermandad de Thule) se encontraba colaborando con los Illuminati en un extraño plan por el que estaban reuniendo a ciertas personas nacidas en una circunstancia muy especial para, en apariencia, utilizarlas en algún tipo de ritual. Los Hijos de St. Germain iban a dedicar todos sus recursos para torcer las intenciones de esas dos cábalas, peligrosas en grado sumo. Sabían que ahora se encontraban buscando en alguna parte de Asia, pero no podían descuidar otras partes del mundo. Francis rebulló incómodo en el asiento y miró a Patrick, que a su vez cruzó su mirada con sus compañeros: quizá aquella era la oportunidad de recuperar a Lupita de una vez por todas, y si de paso frustraban los planes de aquellos malnacidos, mejor que mejor.
Patrick se levantó y carraspeó para aclarar la voz y llamar la atención de los reunidos.
La labor más importante del grupo en adelante sería encargarse de los Avatares y los Dioserrantes que pudieran poner en peligro el futuro metafísico del Universo, y para ello serían adiestrados durante una semana, en la que aprenderían a reconocer sus posibles efectos y poderes; además, también serían capaces de reconocer inclinaciones de la Estadosfera, y aprenderían algunos rituales de utilidad.
Todos se miraron entre sí; Anne había cumplido su palabra y por fin habían recibido la información que necesitaban sobre cómo funcionaban las cosas en el submundo ocultista; veían ahora más clara que nunca la necesidad de buscar aliados, y estos parecían los mejores de los que podrían disponer. Sin embargo, Derek no se encontraba del todo cómodo debido a las revelaciones tanto del padre Dautry en Narbonne como de Laurent Favre en París (todo aquello de los actos deleznables en pro de un bien mayor le olía a podrido), y comenzó a madurar en su mente un plan para que el grupo pudiera instaurar su propia cábala algún día. Pero de momento, los Hijos de St. Germain parecían unos buenos aliados, y teniendo muy presentes las palabras del congresista Ackerman, Derek decidió compartir con ellos todos los hechos extraños que estaban sucediendo en el gobierno de los EEUU. Incluso les enseñó el vídeo que por orden de Ackerman había sido grabado en los aseos del Congreso, donde se veía a uno de los congresistas relizar reparaciones en su miembro artificial. La conversación entonces derivó hacia los autómatas, hacia Tina Lovac (la mujer artificial que les había atacado en el museo d'Orsay) y los mecanomantes, que eran capaces de crear aquellas maravillas; Patrick rebulló incómodo, pero pudo contener su miedo irracional hacia las inteligencias artificiales. Anne prometió que harían lo que pudieran con el problema del congresista.
A continuación, la anciana pasó a exponer los planes del futuro inmediato. Había aprovechado para reunir a todos los presentes con el fin de exponerles la situación a la que se enfrentaban. Situación que en realidad, el grupo ya conocía. Al parecer, el Círculo Neosuabo (los herederos de la Hermandad de Thule) se encontraba colaborando con los Illuminati en un extraño plan por el que estaban reuniendo a ciertas personas nacidas en una circunstancia muy especial para, en apariencia, utilizarlas en algún tipo de ritual. Los Hijos de St. Germain iban a dedicar todos sus recursos para torcer las intenciones de esas dos cábalas, peligrosas en grado sumo. Sabían que ahora se encontraban buscando en alguna parte de Asia, pero no podían descuidar otras partes del mundo. Francis rebulló incómodo en el asiento y miró a Patrick, que a su vez cruzó su mirada con sus compañeros: quizá aquella era la oportunidad de recuperar a Lupita de una vez por todas, y si de paso frustraban los planes de aquellos malnacidos, mejor que mejor.
Patrick se levantó y carraspeó para aclarar la voz y llamar la atención de los reunidos.
[1]: Para más información, ver el manual básico de Unknown Armies y el libro de referencia Estadosfera.