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La Santa Trinidad

La Santa Trinidad fue una campaña de rol jugada en el Club de Rol Thalarion de Valencia entre los años 2000 y 2012. Este libro reúne en 514 páginas pseudonoveladas los resúmenes de las trepidantes sesiones de juego de las dos últimas temporadas.

Los Seabreeze
Una campaña de CdHyF

"Los Seabreeze" es la crónica de la campaña de rol del mismo nombre jugada en el Club de Rol Thalarion de Valencia. Reúne en 176 páginas pseudonoveladas los avatares de la Casa Seabreeze, situada en una pequeña isla del Mar de las Tormentas y destinada a la consecución de grandes logros.

jueves, 24 de enero de 2019

El Día del Juicio
[Campaña Unknown Armies]
Temporada 2 - Capítulo 44

En Busca de Derek (VI). Reencuentro y Comunión.
Apagaron las luces del despacho —que alguien había dejado permanentemente encendidas—, para provocar los fenómenos que ya habían experimentado la anterior ocasión en que se habían encontrado allí. Un móvil con la linterna boca abajo y en su mayor parte obstruida fue la única iluminación que se permiriteron para que Patrick fuera capaz de manipular y consumir el Polvo de Dios.

Nada más apagar las luces, Tomaso, Sigrid y Pierre, los únicos presentes junto a Patrick, comenzaron a percibir movimientos "fantasma"; cada vez más intensos conforme pasaban los segundos y los minutos. El profesor de filosofía abrió rápidamente una de las bolsitas y consumió el polvo que contenía. Su mente comenzó a expandirse, y los seres que se movían en las sombras se hicieron más presentes; no solo los seres, sino todo su entorno. Su comprensión de la realidad se afinó.

Mientras tanto, los demás sentían cómo la temperatura iba descendiendo cada vez más, y en alguna ocasión incluso sintieron algo o alguien respirando en su nuca. La oscuridad empeoraba sus sensaciones, y un ligero murmullo, como un viento ahogado, comenzó a ser omnipresente.

Una segunda dosis siguió a la primera, y Patrick entró en otro nivel de consciencia, con su mente operando a niveles que suponía que nadie había igualado jamás. Fue consciente no solo de la materia a su alrededor, sino también de la energía; unos ligeros pulsos le indicaban que era capaz de percibir la vibración de las más minúsculas partículas subatómicas. Pero todavía no se veía capaz de alterarlas, y por eso, a la segunda dosis le siguió una tercera, que hizo que su mente se derramara fuera de su cuerpo, que "evolucionara"; era la única palabra que podía ligeramente aproximarse a lo que sentía y percibía. Era capaz de sentir la vibración primordial de todas las cosas, la energía de la que estaban compuestas.

Y al fin, la detectó. Al principio no le llamó la atención, porque la diferencia era nimia, pero sobre la vibración normal, común a toda la materia y la energía de nuestro mundo, detectó una segunda distinta, ligeramente más amplia, muy ligeramente. Comprendió que había allí una realidad que no pertenecía al universo "normal". Y las criaturas que parecían moverse en las sombras estaban compuestas enteramente de esa vibración. La luz parecía interferir con aquella amplitud, de manera que esta se atenuaba en un ambiente iluminado, pero se liberaba cuando la radiación lumínica se cortaba, por eso aquellos seres se manifestaban rápidamente al hacerse la oscuridad. La vibración estaba presente en toda la universidad, pero mucho más en el despacho del profesor Nicholas; y el hecho de que los fenómenos que estaban sintiendo se hubieran reproducido también en su apartamento, indicaba que aquel extraño fenómeno debía haber sido provocado de alguna manera por el profesor, quizá a su vuelta de Canadá. Los sentidos expandidos de Patrick también le revelaron que aquel sonido que para sus compañeros parecía un viento de fondo, en realidad eran voces amenazantes que hablaban en un idioma totalmente desconocido.

Algo tocó el hombro de Tomaso. Algo extremadamente frío. El italiano lanzó un manotazo que se perdió en el aire; la inquietud se hacía cada vez más patente, y el grupo era prácticamente incapaz de estar quieto y en silencio.

Siguiendo el rastro de las criaturas, Patrick pudo por fin detectar una especie de dimensión invertida, imperceptible para las capacidades normales, que vibraba enteramente con aquella amplitud exótica, una dimensión donde el tiempo parecía transcurrir en un extraño bucle sin fin y que sin duda se mantenía al margen de las leyes físicas de nuestro mundo. Debía de ser a esa dimensión a la que Derek y el profesor Nicholas habían accedido. Un dolor intenso recorrió el cuerpo de todos cuando Patrick intentó  alterar sus vibraciones para hacerlos entrar en aquella dimensión paralela. Un segundo intento alteró a sus compañeros de tal manera que les hizo perder todo contacto con la realidad al anular todos sus sentidos. Pero por fin, un tercer intento consiguió alterar la amplitud de onda de los cuatro y con ello, acceder al extraño mundo del bucle temporal.

Los cuatro se encontraron de repente como estudiantes en un aula de la Universidad. Se miraron, conscientes de que sus cuerpos habían rejuvenecido, y también de quiénes eran ellos en realidad. Pero esta consciencia de sus identidades se desvaneció a los pocos minutos, en los que pasaron de ser el grupo de perseguidos por las fuerzas del submundo ocultista a un simple grupo de estudiantes con sus propias vidas y problemas. Una vida pasó. Esposas, maridos, hijos, nietos, pérdidas, fracasos y éxitos sucedieron a lo largo de los años, hasta que finalmente Sigrid, Patrick, Tomaso y Pierre murieron.

Y volvieron a encontrarse en la Universidad. Esta vez, Tomaso como un técnico de mantenimiento, Sigrid como profesora, Patrick y Pierre de nuevo como estudiantes. Todos se miraron, conscientes de nuevo de sus verdaderas identidades pero también con todos los recuerdos de la vida que acababan de vivir, que les abrumaba. Y sólo eran los recuerdos de una vida; Derek, por su parte, llevaba vividas más de un centenar.

Patrick estimó que la consciencia de sus verdaderas identidades no iba a prolongarse más allá de unos diez minutos, así que consumió rápidamente tres dosis de Polvo de Dios que volvía a tener en su poder. E intentó encontrar a Derek expandiendo su consciencia, sintiendo las frecuencias de todos los habitantes de aquella dimensión. Pero no tuvo éxito, y paralelamente a la pérdida de efecto de la dosis, todos se fueron sumergiendo en la profundidad de sus nuevas vidas. Una nueva vida y una nueva muerte transcurrió, junto con los seres queridos y odiados asociados, sus experiencias, traumas y alegrías.

Y de nuevo, todos en la Universidad. Las lágrimas afloraron a sus rostros al recordar las vidas pasadas, que no desaparecían. Patrick lloró al recordar a su nieto asesinado, Sigrid sintió su corazón romperse al recordar el accidente de automóvil que había acabado con su hermano y sus hijos, y Tomaso estuvo a punto de no recuperarse cuando recordó su muerte y la de su esposa a machetazos por una rebelión en el sureste asiático.

Dos vidas más tuvieron que vivir antes de que Patrick, apenas consciente de cuál era su verdadera identidad, decidiera consumir cuatro dosis del Polvo y por fin encontrara a Derek in extremis. Cada vez se les hacía más difícil reaccionar a los nuevos inicios y aprovechar los breves minutos de lucidez que se les concedían; la tensión mental era casi insoportable. Supusieron que Derek no debía de recordar quién era en realidad desde hacía mucho. Pero Patrick por fin lo había encontrado, y eso tenía que contar; ya era tarde para reunirse con él y sacarlo de allí en aquella iteración, pero el profesor de filosofía pudo, por pura intuición, alterar la vibración del grupo y la de Derek y el profesor Nicholas para que en el siguiente reinicio todos aparecieran juntos.

Y así sucedió.Tras una nueva vida, todos se encontraron de nuevo en un aula de la universidad. Patrick, Tomaso, Sigrid, Derek, Pierre Lesnes y Pierre Nicholas se encontraban en la escena. Derek como profesor, Nicholas como adjunto y el resto como estudiantes otra vez (aunque con el añadido de que todos pertenecían a la misma organización secreta que Derek y Nicholas). Pero al principio no pudieron sino mirar al infinito, con las mentes totalmente agotadas por sus respectivas experiencias. Patrick fue el primero en reaccionar y consumió rápidamente otras cuatro dosis de Polvo de Dios. En ese instante, todos los estudiantes que los rodeaban se levantaron, sus figuras extrañamente borrosas. Todos se giraron a mirar a Patrick, horripilantemente inmóviles y callados. Al cabo de unos segundos, varios de ellos, cada vez más, empezaron a moverse lentamente hacia el profesor. Afortunadamente, Tomaso, Sigrid, Pierre, e incluso, para su sorpresa, Derek, reaccionaron y recordaron sus verdaderas identidades. Todos corrieron a ayudar a Patrick, rechazando como podían a los extraños y apáticos enemigos. Uno de los estudiantes logró tocar ligeramente al profesor, que sintió un frío entumecedor y parte de su mente sumirse en la oscuridad; pero su mente era muy fuerte ahora gracias al Polvo de Dios, y con ayuda de Sigrid consiguieron rechazar al atacante. Sus cuatro compañeros establecieron como pudieron un círculo de contención sobre sillas y pupitres que pudo dar a Patrick el tiempo necesario para revertir el proceso que les había llevado allí, y retornarlos al "mundo real"; justo a tiempo, pues Derek y Sigrid ya habían empezado a diluir su personalidad en la de su nueva vida.

Con una súbita inspiración y una intensa punzada de dolor, como si hubieran vuelto a nacer, todo se calmó. Los seis se encontraron alrededor de la mesa del despacho del profesor Nicholas, cada uno sentado en una silla. Alguien se apresuró a encender la luz, aunque con los restos de la dosis consumida, Patrick se dio cuenta de que de alguna manera, la vibración extraña había desaparecido del entorno y ya no era necesario iluminar el lugar.

Sigrid se echó a llorar, Tomaso se cogió la cabeza con las manos, algo parecido hizo Pierre, y Derek se quedó prácticamente en estado vegetal al recordar  todo lo que había pasado y perdido. Patrick sintió como las lágrimas afloraban a sus ojos, pero haciendo uso de todas sus triquiñuelas mentales (y también las sobrenaturales recientemente aprehendidas) se pudo sobreponer y encargarse de que sus compañeros no cayeran en el pozo de la más absoluta locura. Pudo hacer reaccionar a todos excepto a Derek, que tenía la mirada perdida, y al profesor Nicholas, en un profundo estado de catatonia. Lo más rápidamente que pudieron avisaron a una ambulancia que recogería al profesor, y ellos salieron hacia el hotel, ya reunidos con el resto de sus compañeros que habían estado vigilando fuera del despacho. Mientras se dirigían hacia allí, Sigrid encontró la esquirla del monolito que Derek había cogido de la caja fuerte del profesor Nicholas, y la guardó. Patrick la miró reprobadoramente, pero prefirió ignorar el hecho por el momento.

Tres días más tarde, tras cambiar un par de veces de hotel, Derek reaccionaba. A mediodía, un grito desgarrador rompió su silencio, y a continuación comenzó a proferir un murmullo apenas inteligible. Recordaba entre lágrimas y sollozos hechos de sus vidas pasadas, seres queridos que había perdido para siempre, a su esposa Cindy, con la que había vivido hasta casi los ciento diez años y a la que había amado con locura, otras muchas esposas, hijos, nietos, hermanos que nunca habían existido en el mundo fuera del bucle, pero que para él habían sido tan reales como el sillón sobre el que se encontraba. Su estado provocó una pequeña reacción en cadena en Tomaso, Pierre y Sigrid, que revivieron sus vidas "ficticias" y rompieron en un callado llanto. Patrick intentó consolarlos, y a los pocos minutos se encontraron reunidos en un círculo el propio Patrick, Sigrid, Tomaso, Derek y Pierre. El primero fue quien empezó a hablar, racionalizando todo lo que les había ocurrido y sentando las bases para una larguísima conversación que se alargó más de veinte horas en la habitación de hotel. Algo extraordinario debió de pasar durante aquella tertulia en la que los participante se turnaron para dormir en cortos intervalos, y durante la que compartieron gran parte de las experiencias que cada uno había vivido en el bucle temporal. Derek, que había vivido más de un centenar de vidas fue el que más aportó, hablando de su accidente de avión durante el que habían tenido que recurrir al canibalismo, de su etapa de astronauta cuando orbitó la luna, de la misión a Marte, de cuando llegó a presidente quitando de en medio a varios rivales políticos, del hijo que llegó a ser premio Nobel... Algo hizo que el grupo entrara en una sintonía sobrenatural de empatía [Punto de Destino], que disparó su comprensión y su sinceridad. Todos se trataron como si se hubieran conocido de toda la vida, como hermanos, revelando secretos, alegrías y traumas. Durante el devenir de la madrugada pudieron notar cómo se establecía entre ellos un vínculo, un vínculo especial que no podían entender pero que estaban seguros de que los uniría aún más y los haría más fuertes. Lo podían sentir ahí, en el límite de su percepción, vibrante; a partir de entonces, cada uno de ellos ocuparía para siempre un rincón de la mente de los demás, y sería consciente de las sensaciones del resto. Al filo de las ocho de la mañana, Derek selló el vínculo, cayendo por fin en un profundo y tranquilo sueño, aparentemente liberado del sufrimiento abrumador que le había aplastado desde que habían salido del bucle. Uno por uno, todos cayeron en un profundo sueño reparador, tranquilos en su plácida unión.

Después de casi veinte horas de sueño, Derek reunió a Sigrid, Tomaso y Patrick y uno por uno les dio un abrazo. Los cuatro se fundieron en un sentido abrazo al final, rubricado por las palabras de Derek:

 —Sois parte de mi familia ahora, y espero que no nos separemos nunca más; nos necesitamos. Juntos, no podrán vencernos —unos minutos de silencio siguieron, disfrutando de la compañía mutua. Era evidente que Derek nunca podría recuperarse del todo del trauma que le había supuesto aquella experiencia, pero harían todo lo posible, y lo imposible, por ayudarle.

Una vez hubieron recuperado fuerzas con un copioso desayuno, pusieron en antecedentes a Derek de todo lo ocurrido mientras había estado atrapado en el bucle temporal. Tras una larga conversación, el grupo decidió que la prioridad ahora no era Dulce da Silva ni los atlantes, sino recuperar el De Occultis Spherae, y así lo harían. Así que Derek llamó sin dilación a Dulce, afirmando que no podrían acudir a Lisboa en un tiempo indeterminado; no quiso dar más detalles para "no ponerla en peligro", y Dulce tendría que confiar en él.

Por otra parte, Sigrid compartió unos hechos extraños que habían sucedido hacía dos noches en su habitación. Estaba segura de que una presencia se había manifestado y había estado observándola, y la achacaba a la tenencia de la esquirla de monolito. Decidieron que esa noche la guardaría Patrick.

Poco después se trasladaban de nuevo a París, a la sede de los Hijos de St. Germain, y se encontraban con Anne Rush. La anciana, en compañía de los gemelos Favre, pareció detectar el cambio ocurrido en el grupo, pero debido a los problemas más importantes que la acuciaban, decidió ignorarlo. Se reunieron rápidamente y los puso en antecedentes: Pascal Weber, oriundo de Alemania y líder de la célula de Europa Central de los Hijos de St. Germain, había desaparecido sin dejar rastro en Polonia mientras se dirigía desde Varsovia hacia Gdansk. Su último contacto había sido desde la capital polaca, antes de ponerse en camino. No iba solo, evidentemente, porque con él viajaban varios Hijos más y miembros de confianza del ejército polaco y del servicio secreto alemán. Que Anne supiera, los únicos que tenían constancia de que el libro operaba en poder de Weber eran los gemelos Favre, allí presentes, pero de alguna manera la información había debido de trascender.

Tras explicar el problema, Anne pasó a exponer la solución que parecía más sencilla: Sigrid debería aprender el ritual Encontrar el Tomo Perdido y utilizar sus nuevas habilidades Bibliománticas para intentar localizar el libro; ella era la única capaz de hacerlo, pues Anne no era Bibliomante y el ritual debía realizarlo alguien que hubiera sido previamente propietario del libro. Para ello, Anne había convocado a París a Steve McAllan, Bibliomante de los Hijos en Reino Unido. El hombre, un escocés bonachón en apariencia, enseñó el ritual a Sigrid en pocas horas, y el paso siguiente debería ser que Sigrid estableciera una nueva Biblioteca que sustituyera a la que había perdido en Suecia y que le proporcionara las cargas necesarias para llevar a cabo el ritual varias veces (Encontrar el Tomo Perdido daba una idea de la dirección en la que se encontraba el libro, pero no la localización ni la distancia exacta, así que, previsiblemente, tendrían que llevarlo a cabo varias veces).

La localización que Sigrid eligió para su nueva biblioteca Bibliomántica fue el sótano de su tienda de antigüedades en Madrid, y allí se trasladarían al día siguiente, una vez que hubieran descansado. Esa noche llegó a la sede de los hijos la "secretaria" de John Tradtford, Andrea Bauer, acompañada de una docena de hombres armados; Anne los había contratado para acompañar al grupo y así que contaran con algo de protección en la búsqueda del De Occultis. Dos de los hombres fueron rechazados por Patrick cuando vio en sus auras que eran demasiado corruptos para acompañarles. Así que el grupo partió hacia Madrid acompañado de Pierre Lenes, Andrea Bauer y diez guardaespaldas.

Durante las siguientes tres jornadas, Sigrid procedió a establecer su Biblioteca reformando el sótano de la tienda, utilizando los cincuenta libros que había rescatado de Oslo y comprando los mil libros necesarios para la significación del hecho. Preparó también su biblioteca de viaje con diez libros de valor considerable pero no exagerado en los que almacenó sus respectivas cargas menores. El resto del grupo se encargó de comprar los materiales necesarios (que no eran fáciles de encontrar) para ejecutar el ritual una media docena de veces.

La Biblioteca de Madrid

Con todo el ajetreo Sigrid se dio cuenta de que llevaba algún tiempo sin revisar a fondo su correo electrónico. Y al hacerlo, encontró un mensaje de unos cuantos días de antigüedad que había enviado Ramiro del Hierro, su todavía marido. En él, Ramiro expresaba su alegría por tener noticias de Sigrid y saber que se encontraba sana y libre después de la explosión. Pedía disculpas también por su silencio y aparente desaparición, pero no tenía más remedio que mantener un perfil bajo, porque Emil Jacobsen así lo había ordenado: las autoridades gubernamentales de EEUU y posiblemente de otros países estaban siguiendo cualquier pista que les permitiera encontrar a todos aquellos que tuvieran alguna relación con la explosión del Excelsior o con los coleccionistas Jacobsen y Van Dorn. Incluso este último había optado por retirarse a algún lugar anónimo temporalmente. Y dudaban de que las intenciones del gobierno persiguieran objetivos meramente informativos, así que contactaría de nuevo por correo en cuanto pudiera, pero no podía arriesgarse a que lo detectaran, y menos después de "lo que había pasado con los Omega Prime"... Sigrid arqueó una ceja al leer esto.


jueves, 10 de enero de 2019

El Día del Juicio
[Campaña Unknown Armies]
Temporada 2 - Capítulo 43

En Busca de Derek (V). De nuevo en Burdeos.
Poco después de que Robert empezara a trabajar en la destilación del Polvo de Dios, Tomaso recibió una llamada de Fredo, uno de sus contactos en Italia que se encargaba de proveer de todas las provisiones y material necesario a la mansión de su abuelo, donde se hallaban escondidas su hermana Andrea, los hijos de esta (sus sobrinos), y la familia de Derek. Un escalofrío recorrió la columna vertebral del italiano cuando se dio cuenta por la débil voz de su amigo que este se encontraba herido de gravedad. En quedos susurros, Fredo solo pudo articular palabras entrecortadas:

 —Tomaso... ten cuidado... va a por ti, va a por ti... ten mucho cuidado... —acto seguido se cortaba la comunicación.

Paolo Belgrano
Preocupado, Tomaso llamó inmediatamente a la mansión, donde le contestó la esposa de Derek, Maggie. Según le contó, no habían visto a su hermana ni a su cuñado desde esa misma mañana, algo extraño ahora que lo pensaba, pero no se habían alarmado por ello. Los niños sí que se encontraban a salvo en la mansión, por suerte. Por la noche la pareja seguía sin aparecer, así que Tomaso pidió que pusieran una denuncia en la policía; Maggie le confirmó que lo harían rápidamente. Cuando compartió la información con el resto del grupo, todos expresaron su preocupación.

Robert anunció, con el laboratorio ya listo, que necesitaría aproximadamente cinco días para producir unas veinte dosis de Polvo, y se puso a ello con fruición.

El día siguiente recibieron sin esperarlo una llamada de Anne Rush. La anciana se mostraba preocupada, y les instó a que acabaran lo que tenían entre manos lo antes posible, pues según les informó, el agente que tenía que entregar el De Occultis Spherae al conde St. Germain en Polonia, había desaparecido en algún punto de ese país. Cuando Sigrid se enteró de este asunto, sintió que se la llevaban los demonios; ya le había dicho a "la vieja" que debía ser ella y no otro quien llevara el libro en persona al conde. Anne les aseguró que habían tomado multitud de precauciones, y su agente no viajaba solo en absoluto, sino escoltado por un nutrido grupo de personas, entre ellos incluso varios militares. Para apagar la urgencia de Anne Rush por su retorno, Tomaso le aseguró que estaban a punto de rescatar a Derek y de conseguir una cierta cantidad de Polvo de Dios de "un contacto". La anciana se interesó al punto por tal contacto y por la posibilidad de tener una provisión de Polvo de Dios, y con la promesa de volver en cuanto pudieran, Tomaso se despidió de ella. Acto seguido, el propio Tomaso y Patrick se reunieron con Pierre Lesnes, el Hijo de St Germain que les acompañaba y que hacía tanto tiempo había "raptado" (en realidad, salvado) a Esther, la hija de Sigrid. Le pidieron por favor que no revelara que el verdadero productor del Polvo de Dios era Robert, y sorprendentemente Pierre les aseguró que no tenían de qué preocuparse; comprendía la importancia de mantener el secreto y sus labios estaban sellados en todo lo que respectara al Polvo de Dios. A no ser que fuera extremadamente necesario hacerlo, claro.

En el devenir de todas las conversaciones, Sigrid no pudo evitar detectar un deje evidente de celos de Pierre Lesnes hacia Francis Kittle —el antiguo activista y ahora agente de la CCSA— respecto a su hija Esther. Frunció el ceño, esperando que aquello no acarreara nuevos problemas.

Tomaso decidió acudir a confesarse a la parroquia más cercana. Allí, tras tomarle confesión, el sacerdote le pidió que se quedara para charlar un rato a solas, y así lo hizo. Según le explicó el padre Sebastien, llevaba muchos años siendo sacerdote y al parecer había desarrollado una habilidad innata para detectar a individuos con capacidades "fuera de lo normal". El cura le propuso tomar los votos y entrar a formar parte de la Iglesia, dada la información que le proporcionaba el aura de Tomaso. No obstante, este rechazó la amable invitación y mencionó al padre Jan Borkowski, para sopresa del padre Sebastien. Al preguntarle su opinión sobre el sacerdote polaco, Sebastien aseguró con fruición que Borkowski le parecía una de las personas más buenas que había conocido en su vida y, además, tocado por la Gracia como Tomaso.

Mientras el párroco narraba uno de sus encuentros con el padre Jan, Tomaso se apercibió de dos individuos que accedían a la iglesia. Ambos iban vestidos con trajes negros de corte excelente, pero eso era solo un detalle. Lo importante, y que dejó a Tomaso helado hasta el tuétano, era que uno de ellos era ¡Paolo, su propio hermano, desaparecido tantos años atrás! Y estaba en un estado de forma excelente. Con voz queda, Tomaso pidió a su interlocutor que tuviera mucho cuidado con los recién llegados y que por favor no revelara que él había estado allí. El padre Sebastien asintió, comprendiendo la situación rápidamente, y permitió a Tomaso escabullirse a través de la sacristía y las estancias anexas del clero.

Mientras tanto, en el hotel, Sally llamaba la atención del grupo sobre una noticia que había surgido en medios esotéricos: en ella se afirmaba que el Vaticano había cerrado sus fronteras por algún suceso extraño y desconocido. Dos días más tarde, los medios de comunicación más serios confirmarían una parte de la noticia: el Vaticano cerraba sus fronteras, pero por una extraña enfermedad contagiosa que al parecer había traído un misionero. Sin embargo, en los medios esotéricos ya se afirmaba que las fronteras se habían cerrado porque uno de los conventos de la Santa Sede había caído extrañamente bajo un manto de oscuridad y se comentaba que los residentes y personas cercanas habían comenzado a comunicarse en una lengua muy extraña que parecía poseer a sus hablantes. No hizo falta mucho para que el grupo atase cabos y relacionara los hechos con la lengua Alter.

De vuelta de la iglesia, Tomaso llamó a su primo el padre Dominic Bonelli de Boston para preguntarle por su madre y para advertirle que tuvieran cuidado porque Paolo había vuelto a aparecer después de casi treinta años. Aprovechó para confirmar de nuevo que Jan Borkowski se había marchado al Vaticano junto con Daniel, el hijo de Sigrid poseído por la lengua Alter.

Mientras Tomaso compartía la reaparición de su hermano con el resto del grupo, Jonathan se apartó de la ventana para llamar la atención de todos. Su ojo experto había detectado las pautas para asegurar que varios individuos se encontraban vigilando el hotel, y muy seguramente a ellos específicamente. Lo dispusieron todo para trasladarse de hotel. Con un poco de dinero no hubo problema para que les permitieran salir a través de las cocinas. Antes de dejar la habitación, Jonathan señaló a gente nueva que había revelado a los anteriores; Tomaso confirmó que uno de ellos era su hermano, Paolo. Patrick intentó visualizar su aura, pero no lo consiguió, así que decidieron marcharse sin más tardanza. Accedieron al lobby del hotel y se dirigieron discretamente al pasillo que les daría acceso a las cocinas; mientras lo hacían, algunos de ellos reconocieron en uno de los mostradores de recepción a la enorme figura de Dan Simmons, que conversaba con algunos miembros del personal del hotel; se apresuraron aún más, esquivando la atención del Hombre Malo. Realmente se notaba la ausencia de la protección que les proporcionaba Derek... A partir de entonces no pasarían más de 48 horas en ningún hotel, Pierre y Jonathan protegerían a Robert en el laboratorio; Sally y Esther se quedarían en el hotel y el resto (Patrick, Sigrid, Tomaso y Francis) se movería por la ciudad para no ser un blanco fácil.

El séptimo día, mientras se desplazaban con su coche alquilado desde un punto a otro de Burdeos, un todoterreno se cruzó de repente en su trayectoria, y Patrick no pudo esquivarlo de ningún modo. El impacto fue fortísimo, y varios transeúntes sufrieron los efectos del accidente cuando su vehículo volcó y se estrelló contra la terraza de un restaurante. Dos hombres salieron del todoterreno después de que Tomaso y Francis salieran de su coche. El italiano disparó, con la mala fortuna de impactar en una mujer inocente que se encontraba cerca; el escarabajo mecánico de Sigrid la salvó de ser alcanzada por las balas de los extraños, y finalmente, tras un intenso tiroteo lograron abatirlos. Mientras llegaba a la escena un segundo todoterreno sacaron del coche a un conmocionado Patrick y se alejaron rápidamente de allí, con el corazón encogido al ver que habían provocado la muerte de varias personas y quizá de algún niño. Atravesando un par de centros comerciales y algunas callejuelas no tardaron en despistar a cualquier perseguidor que pudiera vigilarlos. Y entonces recibieron la llamada de Pierre: el francés les instaba a acudir al laboratorio, porque se había congregado mucha gente allí y parecía que iban a intentar entrar a la fuerza. Afortunadamente, los desplazamientos del grupo siempre se habían mantenido cercanos al laboratorio por si sucedía algo así, y no tardaron en llegar al lugar, en una discreta calle de la ciudad. Varios vehículos se habían detenido en las inmediaciones del local y una pequeña multitud se encontraba rondándolo; se trataba evidentemente de varios grupos sin conocimiento mutuo, y todos se encontraban algo indecisos.

De repente, se produjo una explosión moderadamente potente en el laboratorio, y pocos segundos después sus amigos salían corriendo por una puerta lateral aprovechando el humo y la confusión que se había creado en el lugar. Todos los allí concentrados comenzaron a moverse; unos salieron corriendo tras Robert y los demás, y otros se apresuraron a subir a los coches para salir derrapando en su búsqueda. El grupo se acercó a uno de los vehículos que todavía no se había puesto en marcha; el único ocupante bajó del coche sin oponer mucha resistencia, encañonado por Francis y Tomaso. Mientras Sigrid conducía (Patrick tenía un fuerte dolor de cabeza producto del accidente) Francis concertaba un lugar de reunión utilizando los teléfonos seguros. Tras esquivar a varios enemigos sin mayores problemas gracias a las habilidades onirománticas de Pierre, el grupo se reunía de nuevo apretujados en el todoterreno. De vuelta al hotel se trataron las heridas de Patrick y Francis, de mayor consideración que las demás, y Robert reveló que había podido sintetizar 18 dosis del Polvo; el resto del komerievo no utilizado lo había guardado, evidentemente.

A continuación se entabló una conversación sobre el curso de acción más conveniente, y decidieron que inentarían el rescate de Derek en el despacho del profesor Nicholas. Con suerte, la influencia del profesor haría que desde allí pudieran acceder a donde fuera que se hubieran metido Derek y él. Se infiltraron en la universidad por la noche y no tardaron en acceder al despacho; como siempre, las luces estaban encendidas; las apagaron, confiando en que aquello facilitara el tránsito de Patrick a la realidad alternativa o lo que demonios fuera aquello que se había llevado a Derek...