Por la mañana, el grupo se dio cuenta de que Berormane no había aparecido por la posada en toda la noche y gran parte de la tarde del día anterior. La preocupación cundió entre ellos, pero la justa celebrando la despedida del séquito real se iba a celebrar a mediodía, y Allyster y Jeremiah debían debía prepararse para ella. Aun así, Ancel fue a hablar con el Gran Maestre Pycelle, pues la última vez que alguien había visto a Berormane había sido yendo a visitar al anciano. El Gran Maestre lo recibió en sus estancias, pero lo único que alcanzó a decirle en su decrepitud fue que Berormane había partido a media tarde y ya no había vuelto a saber nada de él; le había hablado de unos experimentos para desarrollar una forma de curación nueva, pero no había sido muy claro. El Gran Maestre le pareció a Ancel un hombre senil pero muy amable, y despidiéndose, se marchó.
Durante toda esa mañana, el muchacho Regar, el escudero de Jeremiah al que Jaime Lannister había golpeado con el guantelete el día anteior a modo de lección, se mostró con dolor de cabeza, mareado y tambaleante, pero no concedieron mucha importancia a tales síntomas, eran relativamente normales después del golpe que había recibido. Al no estar Berormane presente tampoco podían hacer mucho más.
Varys provocó un encuentro con Vanna haciendo uso de uno de sus disfrazes esa mañana. El eunuco le transmitió su desagrado acerca de los "pajarillos" que la mujer tenía revoloteando por Desembarco del Rey. Conversaron largo y tendido sobre el reino, las lealtades respectivas y la confianza. Según Varys, los pajarillos de Vanna permanecerían enjaulados mientras no estuviera seguro al cien por cien de cuáles eran sus intenciones para con el rey y el reino. A pesar de todo, Varys se mostraba respetuoso y agradecido con Vanna por aquella ocasión en que se habían encontrado en el pasado de ambos, y por tal motivo le concedía un trato de especial favor; con cualquier otro habría sido mucho más despiadado. La cercanía del torneo hizo que tuvieran que interrumpir su interesante convesación, así que Varys citó a Vanna en el bosque de dioses de la Fortaleza Roja al término de la competición.
Durante los preparativos de la justa, Ancel habló con Allyster, pues quería conocer más detalles de la filiación e intenciones generales del caballero. Por ello también se informó de datos de interés sobre la casa Coldwater: lord Royce estaba casado ahora con su tercera esposa, mucho más joven que él; sus dos primeras esposas habían muerto ambas dando a luz a respectivos hijos. Además, eran banderizos de los Royce y sus tierras se encontraban cerca de la casa Baelish. Allister era el tercero de los hijos de lord Royce. Ancel no pudo sino empatizar con el curtido caballero, pues ambos eran hijos repudiados por sus progenitores y sus caracteres no diferían mucho. Eso sí, los detalles de los problemas de ser Allyster con su padre no salieron a la luz.
Y comenzó el torneo. Tanto Jeremiah como Allyster pasaron la primera ronda, y justo antes de la segunda Regar se empezó a encontrar mareado. Jeremiah lo puso al cuidado de Ancel, y juntos se dirigieron a buscar un maestre que pudiera mejorar su estado. En la segunda ronda, Jeremiah tuvo la mala suerte de encontrarse con ser Barristan Selmy enfrente. El lord comandante de la Guardia Real lo descabalgó con la segunda lanza.
Mientras Ancel y Regar se encaminaban hacia una tienda para ver a algún maestre, el muchacho se desplomó. Una septa que se encontraban cerca se acercó al instante. Enseguida se mostró preocupada e informó a Ancel de que el muchacho no respiraba. Éste pidió a voces un maestre, y enseguida acudió uno, un maestre maduro y con la túnica inmaculada. Durante unos minutos interminables intentaron reanimar al muchacho por todos los medios, hasta que el maestre, con aire sombrío se levantó e informó al señor Seabreeze que la herida de la cabeza debía de ser más grave de lo que había parecido en un principio. Con una tristeza extrema, Ancel recogió a su primo con delicadeza y lo llevó a la tienda de las hermanas silenciosas.
Un guardia enviado por Ancel informó a Jeremiah del estado de su escudero. El caballero, que acababa de ser descabalgado por ser Barristan, se apresuró hacia el lugar donde yacía el joven Tudbury y a donde ya había llegado Vanna. Ésta, Ancel y Jeremiah velaron al muchacho durante largo rato, mientras el mediano de los Seabreeze elevaba sus oraciones y visualizaba intermitente a Jaime Lannister golpeando a su querido escudero.
Mientras todo esto sucedía, poco antes de su propia participación en el torneo, Allyster vio a sus compañeros de armas reunidos y riendo en un rincón del muro exterior, así que se dirigió hacia allí, intrigado. Cuando llegó, no le costó ver que uno de ellos tenía el puño ensangrentado y un par lucían salpicaduras de sangre en sus vestimentas. Al preguntarles, los tipos, un poco borrachos, le dieron información algo fragmentada. Al parecer, bajo la supervisión de uno de los Kettleback, habían estado sacándole información a un maestre a base de golpes. A Allyster no le costó mucho sumar dos y dos y suponer que el maestre en cuestión debía de ser Berormane y que el Kettleback que fuera debía de estar siguiendo órdenes de Meñique. El caso es que se acercaba la participación de Allyster en el torneo y no podía prolongar más la conversación, pero los hombres le dijeron que se encontrarían en la posada de la Cruz de Bronce, por si luego quería unirse a ellos.
En su segundo cruce, Allyster fue descabalgado por Osfryd Kettleback, de una manera bastante violenta. El caballero Coldwater quedó inconsciente en la caída y la lanza le rompió una costilla. Despertó al cabo de una media hora en una tienda de maestres y, sobreponiéndose al dolor, salió. Tras buscar a los Seabreeze sin éxito, se dirigió a la posada donde le habían dicho sus compañeros que estarían. Pero cuál no sería su sorpresa cuando se acercaba a la pequeña plaza donde se encontraba el edificio y vio una columna de humo alzarse sobre las casas. Donde se había encontrado la pequeña posada ahora se alzaba una columna de fuego y humo que los vecinos estaban intentando controlar. Varios cadáveres calcinados se habían dispuesto en un lugar cercano, y varias septas, septones y maestres trataban a los muchos heridos. La sospecha que había ido formándose en su mente se materializó: al dar las descripciones de los soldados, un par de testigos le dijeron que sí, que se encontraban dentro y seguramente habían muerto. Según le contaron, había habido una reyerta muy fuerte con los hombres que él describía implicados, y que a raíz de eso el fuego se había extendido rápidamente. Qué casualidad, y qué apropiado, pensó Allyster.
Ancel y Jeremiah, guiados por el dolor, se dirigieron a intentar ver al rey, susurrando palabras de justicia y venganza. Por los pasillos de la Fortaleza Roja, Ancel fue increpado por una extraña voz. Al girarse, no vio a otro que a Tyrion Lannister, el gnomo. En una breve conversación, el hombrecillo mostró su curiosidad por la ascendente estrella Seabreeze y emplazó a Ancel para una futura conversación durante el viaje hacia el Norte. Los Seabreeze no tenían el cuerpo para ironías ni bromas, así que cuando el gnomo expresó sus condolencias y les dijo que estaba seguro de que había sido un accidente, se despidieron bruscamente. A continuación fueron recibidos por ser Aron Santagar, que se disculpó en nombre del rey, pues éste estaba muy ocupado para recibirles. Pero les aseguró que expondría su caso ante el rey, lo que debería bastar de momento. A continuación, Jeremiah se ausentó para pasar el día de burdel en burdel y ahogar su dolor en alcohol y mujeres.
Poco tiempo después, Vanna se encontraba con Varys de nuevo en el Bosque de Dioses. La mujer lo había meditado y decidió ponerse bajo la "tutela" de lord Varys (por el momento, aunque esto no lo dijo en voz alta, por supuesto). El eunuco esbozó una amplia sonrisa de satisfacción y tomaron las medidas para enlazar a los pajarillos de Vanna con los de Varys.
Allyster volvió a la Fortaleza, donde se reunió con Ancel. Por seguridad, salieron a dar un largo paseo por las calles de la ciudad mientras conversaban. El caballero reveló toda la información que había descubierto al señor Seabreeze. Berormane seguramente había sufrido una paliza y a en aquellos momentos quizá ya estuviera muerto, a manos de gente que ya había muerto a su vez. Sospechaba que a instancias de lord Petyr Baelish; no sabía qué era aquello tan valioso que Berormane pudiera conocer, pero estaba bastante seguro de lo demás. Allyster hizo saber también a Ancel que no quería acabar como sus compañeros de armas, y eso era lo que lo había motivado a informarle de todo. Quizá era hora de cambiar lealtades, y los Seabreeze le habían parecido trigo lo suficientemente limpio para ello.
Cuando Jeremiah volvió poco después del amanecer y fue informado de todo, los Seabreeze y su séquito se dedicaron a la búsqueda de su querido maestre, que de momento no dio ningún resultado. Sin embargo, a raíz de las conversaciones que había tenido con Allyster, de información proporcionada por Vanna y de sus propias averiguaciones, Ancel sospechaba que el Gran Maestre Pycelle quizá no había sido todo lo sincero que le había parecido en un principio en la conversación sobre Berormane...
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