Al recibir las noticias sobre la muerte de Jon Arryn, Renly salió precipitadamente de la sala, seguido poco después por algunos de los presentes, entre ellos Ser Davos. Tygor Wyl, sentado en las filas de atrás junto a Breon, preguntó al caballero si sabía qué estaba pasando, a lo que Breon movió la cabeza negando.
Mientras esto ocurría, los novios salieron también de la sala, escoltados por Alyn Estermont y Jeremiah, que se encargarían de las labores de guardia de honor mientras Ancel y Elora consumaban su matrimonio. Pocos minutos después, apurado por la situación, Ancel aparecería con la sábana manchada para atestiguar la consumación.
En la sala de guerra, Renly reunió a los nobles de las casas mayores. Poco después, un grupo de sirvientes salía al castillo para propagar la noticia. Ancel y Jeremiah hicieron acto de aparición, pues como anfitriones opinaban que les correspondía estar presentes en la reunión. Ésta se prolongó durante aproximadamente media hora más, donde lord Renly anunció que viajaría inmediatamente a Desembarco del Rey. Dio instrucciones a los nobles de que estuvieran preparados en caso de que necesitara algo y tuviera que convocarlos.
Saario de Penthos, el sacerdote rojo, se reunió con Vanna. Le habló de la reticencia de R'hllor a manifestarse en las llamas, y le recomendó que transmitiera a sus señores la necesidad de que mostraran una mayor devoción por el Señor de la Luz. Lady Melisandre había visto en las llamas que los Seabreeze debían jugar un papel importante, pero ello no quería decir que fueran fundamentales. Más tarde, Saario se reuniría con Ancel, cuando Vanna le transmitió la inquietud del sacerdote. Ancel intentó tranquilizar al clérigo, y le transmitió su convencimiento de que Jeremiah y Berormane no iban a cambiar su fe fácilmente, aunque intentaría cambiar la situación de alguna manera. A continuación, Ancel encargó a Saario una labor: intentar descubrir en las llamas dónde se encontraba Megara, si es que estaba viva. Si R'hllor mostraba el camino, seguramente su hermano y el maestre estarían más receptivos a sus enseñanzas. Saario intentó protestar y expresar su malestar, pero Ancel dio la conversación por acabada.
Durante la jornada siguiente, Quiebramar se fue vaciando de invitados. Lord Renly partió, y Ser Davos también, deseando lo mejor a los Seabreeze. Pronto sólo permanecieron en el castillo los Tudbury, los Fell y los Estermont, aparte de algunas delegaciones menores.
Vanna fue informada por Jana de que los agentes que seguían los pasos de Roben Tudbury habían dejado de transmitir sus informes. Sospechaba que, si no los había sobornado, estaban muertos a esas alturas. Vanna le encargó que intentara sustituirlos por otros.
Por otro lado, reunido con el grupo, Tygor Wyl insistió sobre el asunto de sus tierras. Llevaba dos años con los Seabreeze y creía que se estaban agotando las opciones de tomar la fortaleza rápidamente. Debían atacar antes de que los usurpadores se asentaran. Breon insistió vehementemente a Ancel, pero éste, alegando que Renly podría necesitarlos en cualquier momento, volvió a postergarlo. Tras la conversación con su señor, Breon volvió a los aposentos de Tygor, y un sirviente le informó de que había salido al pueblo. Breon lo encontró en el exterior de una de las posadas, despidiéndose de otro hombre, que no era otro que ¡Roben Tudbury! Éste iba acompañado de otros tres hombres y cuando se reunió con ellos partieron a caballo. Al confrontar a Tygor en la posada de Jana, éste reconoció que el tal Roben se había intersado por su caso, y al pedirle dinero para reconquistar lo que era suyo, se había mostrado receptivo. La paciencia de Tygor se había acabado, y necesitaba encargarse del asunto cuanto antes; los usurpadores ya debían de estar relacionándose con las casas de su alrededor y reclutando soldadesca. Durante la conversación, Breon intentó por enésima vez propasarse con Jana; sorprendentemente, ésta no le rechazó como otras veces, pero le recordó el asunto de "la leona y sus cachorros".
Durante esos días, Jeremiah intentó consolar a su madre, a su abuela y a ser Alyn en la medida de lo posible, rezando a los Siete siempre que podía. Por otro lado, su escudero, Regar Tudbury, había empezado a destacar ya con las armas. Todo lo contrario que Lothar, escudero de Breon; éste habló con la familia del muchacho exponiendo la incapacidad de éste para los asuntos marciales, y lo que se decidió fue ponerlo a las órdenes de Berormane como aprendiz, para que siguiera a salvo en Quiebramar.
Al atardecer, apareció de nuevo Saario, reclamando la atención de Ancel. R'hllor le había ofrecido una visión, aunque no la que ellos querían: cinco coronas enfrentada, y el halcón Seabreeze hundiéndose en el abismo entre ellas; algo muy malo estaba a punto de pasar, aunque no sabía qué, pero era urgente que los Seabreeze volvieran su atención hacia el Señor de la Luz, no podían continuar así.
A continuación tuvo lugar una reunión familiar para hablar de Megara. Jeremiah estaba decidido a pasar página, dándola por muerta y feliz junto a los Siete, pero Ancel insistía en seguir buscándola. Los Niños del Bosque no habían sido de ayuda cuando Vanna había requerido sus habilidades, y debían encontrar otra vía. Lady Madelyne propuso utilizar los conocimientos de Vanna. Ésta se mostró muy incómoda cuando Ancel le expuso sus intenciones, y le recomendó pensárselo muy bien, pues la magia de sangre siempre exigía un precio, y solía ser bastante alto. Si no quedaba más remedio, lo haría, pero no de buena gana.
El día siguiente, Tygor se reunió con Breon: le anunció que en pocas jornadas partiría de Quiebramar, pues Roben Tudbury había acordado prestarle su ayuda. A pesar de que Breon hizo todo lo posible por convencer al joven con un sujeto de tan mala reputación, éste no transigió. Deseaba recuperar sus tierras a toda costa.
Mientras Tygor se encontraba con Breon, Berormane recibía una visita. Se trataba del propio Roben Tudbury. Éste le habló solapadamente de los accidentes que había oído que el maestre había tenido en su laboratorio y de cierta cura milagrosa que había descubierto. Le propuso hacer negocios juntos, dejándole entrever lo lucrativo que podría llegar a ser que le proporcionara acceso al fuego valyrio.
Cuando Breon y Berormane informaron a Ancel de sus respectivos encuentros recientes, éste decidió que era inevitable deshacerse de su tío. No quería más problemas internos, y Roben iba a ser desde luego una fuente inagotable de ellos. Entre todos trazaron un plan: harían una redada por sorpresa en sus dos barcos simulando encontrar una redoma de fuego valyrio. Mientras tanto, una parte de sus hombres lo acorralaría en la posada donde estuviera alojado y lo capturarían, matándolo si era posible. Ante la mención de la muerte de su tío, Jeremiah abrió los ojos, horrorizado; no colaboraría en un plan que implicara matar a alguien de su misma sangre. Tras mucho discutir, el grupo llegó a una solución que estimaron perfecta: no matarían a Roben, pero le obligarían a vestir el negro y partir inmediatamente hacia el Muro. Así, Jeremiah sí se mostró de acuerdo.
De madrugada pusieron en marcha el plan. Jana les informó de la posada donde se había alojado Roben esa noche, y aprestaron sus hombres para capturarlo. Sin embargo, no lo encontraron en la posada, sino durmiendo en uno de sus barcos. Berormane se encargó de "encontrar" el señuelo y dar la alarma. Pronto, el puerto se llenó de gritos de "traidor" y "traficante de fuego valyrio". Tras no tener más remedio que abatir a un par de los bastardos de Roben, cargaron al Tudbury de cadenas y lo llevaron hacia Quiebramar. De un plumazo habían solucionado el problema del fuego valyrio y de la partida de Tygor Wyl, y ninguno de ellos podía evitar lucir una sonrisa de satisfacción en su rostro.