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La Santa Trinidad

La Santa Trinidad fue una campaña de rol jugada en el Club de Rol Thalarion de Valencia entre los años 2000 y 2012. Este libro reúne en 514 páginas pseudonoveladas los resúmenes de las trepidantes sesiones de juego de las dos últimas temporadas.

Los Seabreeze
Una campaña de CdHyF

"Los Seabreeze" es la crónica de la campaña de rol del mismo nombre jugada en el Club de Rol Thalarion de Valencia. Reúne en 176 páginas pseudonoveladas los avatares de la Casa Seabreeze, situada en una pequeña isla del Mar de las Tormentas y destinada a la consecución de grandes logros.

martes, 16 de abril de 2013

La Verdad os hará Libres
[Campaña Substrata]
Temporada 1 - Capítulo 15

Fred Mullendore exorcizado
Mientras esperaban a que aparecieran la totalidad de los religiosos convocados por el padre Fabrice para participar en el exorcismo, los personajes emplearon el día en descansar y recuperar fuerzas. Conversaron con Louis Lindon, con sus escoltas y con los sacerdotes.

En concreto, Jack se interesó por cuestiones de fe, y la forma de combatir a los extraños seres a los que se enfrentaban. Eso le llevó a pasar gran parte del día con el padre Fabrice, con Thomas Vaughn y el resto de sacerdotes y personas de fe. Louis Lindon, por su parte, volvió a ofrecerles toda la ayuda que necesitaran, e incluso les ofreció su jet privado en caso de que necesitaran desplazarse a África o a cualquier otro lugar. Aprovechando el ofrecimiento del senador demócrata, Joey sacó a colación el problema de su compañero Lucas: seguro que se encontraba en peligro y deberían ir a buscarle. A tal cosa se oponían con fuerza McNulty y O'Hara; no obstante, al final encontraron una solución enviando a uno de los escoltas de Lindon, Jerry, que partió a buscar al amigo del hacker en cuanto éste llamó para informar del motel donde había alquilado una habitación.

Por la tarde, Thomas recibió una llamada de Linda, la secretaria de su suegro Bertrand Campbell. Se encontraba muy apenada y no pudo reprimir las lágrimas al informar de que en la embajada no le habían dado ya esperanzas sobre poder encontrar ya a su amado jefe. Thomas se mostró todo lo cortante que pudo, con la intención de colgar cortar cuanto antes la comunicación. La mujer le informó de que pensaba comprar un billete lo antes posible para volver a Nueva York, y Thomas le pidió que llamara cuando fuera a salir de Europa para poder ir a recogerla al aeropuerto. Linda se despidió agradecida, entre sollozos e hipidos.

Ya entrada la noche, uno de los escoltas de Lindon anunció la llegada de un coche en el exterior. El vehículo tarnsportaba a un clérigo anciano y calvo, de ojos blancos y ciegos, ataviado con una cruz copta y extranjero a todas luces: egipcio para más señas. Saledh Medhat entró al seminario entre los efusivos saludos de sus viejos conocidos. Al parecer, Medhat era quien tenía que dirigirlos a todos en el exorcismo de Fred, pues tenía ya una gran experiencia en tales rituales en África. Con una media sonrisa que no se reflejaba en sus ojos, se presentó a los personajes, sonriendo cálidamente a Jack y a Sally. Los ojos del viejo, aunque ciegos, parecían mirar directamente el alma de las personas, lo que inquietó profundamente a varios de ellos. Aunque llevaba bastón y un joven seminarista lo acompañaba en todo momento, era evidente que hacía poco uso del primero y no mucho caso del segundo.

Mientras Medhat tomaba un café para reconfortarse y recobrar fuerzas, agradeció a Louis Lindon su ayuda; el senador había enviado su jet privado a buscarle a Alejandría y por eso había podido viajar a Boston en tiempo récord. A continuación, pasó a referir las características del ritual que estaban a punto de llevar a cabo y que debían realizar lo antes posible, e impartió instrucciones para la correcta preparación del poseído y de la estancia, instrucciones que tanto el padre Fabrice como sus compañeros y seminaristas no tardaron en ejecutar.

Jonas se mostró un poco hostil con el anciano al principio; su relación con Dios había sido tormentosa los últimos años. Sin embargo, las amables palabras del viejo y lo que había visto últimamente le estaban haciendo replanteársela.

Finalmente, los preparativos fueron completados y todos los clérigos se vistieron con sus casuyas y la ropa ceremonial. Los no-creyentes podrían asistir, siempre que no llevaran a cabo actos ni pensamientos violentos o perversos. En una solemne comitiva y entonando cánticos en latín, accedieron a la capilla subterránea, donde Fred Mullendore esperaba, envuelto en un sudario inmaculado que sólo dejaba ver su rostro (horriblemente demacrado y envuelto en sombras), tumbado en medio de un pentagrama torpemente tallado en la roca y pintado con un líquido rojo. Había multitud de velas encendidas, quizá más que la última vez, y Jack, Sally y John apoyarían con su fe el buen fin de la ceremonia, junto a los seminaristas presentes. El padre Michael Cavill todavía no se había recuperado del maltrato físico al que le había sometido el demonio, así que no hizo acto de presencia.

El exorcismo resultó ser una ceremonia durísima. Al poco de comenzar, el ser que poseía a Fred pareció salir de su letargo, y reventó el sudario en el que estaba envuelto, aunque el pentagrama probó su efectividad y lo contuvo físicamente. No así espiritualmente, lo que provocó que los no-oficiantes sufrieran espantosas visiones relacionadas con sus seres queridos, tanto vivos como muertos, y los oficiantes sintieran como si sus almas fueran arrancadas de sus cuerpos en repetidas ocasiones. Azazel, el demonio que albergaba Fred, se convirtió en una presencia fortísima, y las velas titilaban y se apagaban, mientras el frío intenso provocaba espasmos en los más débiles. El ente parecía mirar a todos y cada uno de los presentes a la vez, con el rostro demacrado de Fred con ojos que no eran sino abismos de oscuridad, una sonrisa salpicada de puntiagudos dientes y una lengua roja y bífida que parecía alargarse hacia ellos, como si los percibiera por sí misma. Los accesos de ira y depresión que provocaban las visiones en los presentes daban fuerza al demonio, que a punto estuvo de liquidar a varios de los oficiantes. De hecho, John cayó al suelo fulminado, con el corazón detenido por unos momentos, y Sally rompió a llorar rota de dolor en un momento indeterminado.

Por suerte, la fuerza de voluntad del padre Medhat resultó ser poco menos que suprema, y uno a uno los fue recuperando de sus terrores. McNulty encontró definitivamente la fe que le había abandonado hacía mucho tiempo y se acercó a Sally, apoyándola en el trance y evitando que cayera en estado catatónico. La muchacha no había dejado de llorar en ningún momento desde que el demonio había reaccionado al principio de la ceremonia. La voz de Saledh Medhat había ido subiendo su resonancia, hasta que sus oraciones se convirtieron en ondas físicas de choque que parecían hacer temblar la estancia, tal era su potencia. Azazel bramaba y reía a voz en grito, maldiciendo y burlándose de todos ellos.

Y por fin, el demonio desfalleció. Las velas dejaron de apagarse y las sombras se hicieron menos profundas mientras el cuerpo de Fred caía al suelo. Jack se abalanzó sobre él, preocupado por su amigo, ante el grito aterrado del padre Fabrice, que apenas tenía fuerzas para tenerse en pie. Los clérigos no pudieron atraparlo a tiempo, y su acto demostró ser un error, pues el ente aprovechó su entrada en el pentagrama para saltar a su alma, o algo así. Gritando, resistió como pudo hasta que uno de los seminaristas se lanzó sobre él, sacándolo brutalmente del pentagrama. El caos cundió durante un momento, pero Saledh Medhat volvió a hacerse con el dominio, salpicando con agua bendita todo el pentagrama; el resto de clérigos lo imitaron, y con un increíblemente estentóreo "Vade Retro Azazel", una explosión de frío espiritual impactó a todos los presentes. Joey y algunos más cayeron inconscientes. No obstante, por fortuna, el demonio había desaparecido; Fred volvía a ser él mismo, aunque con un aspecto deplorable y sólo un hilillo de vida, y del pentagrama no quedaba ni rastro, a pesar de haber estado segundos antes tallado en la piedra. Sally se dejó caer en los brazos de McNulty. Completamente agotados, todos se miraron con un destello de satisfacción y al poco se retiraban a descansar a sus habitaciones, mientras el padre Medhat, ayudado por dos seminaristas, les agradecía el esfuerzo que habían hecho.

1 comentario:

Cristian dijo...

Me interesa poder ver distintas series y cuando puedo encontrar capítulos de alguna serie que empieza trato de conseguirlos. Cuando puedo obtener Pasajes Baratos a otro país, averiguo sobre las series de alla