Tras la "traición" de Mauvros, al grupo no le quedó más remedio que plantearse si seguir con el plan del presunto kalorion. Era posible que, cuando propuso el viaje hacia el norte, hablara el Mauvros real y que no hubiera sido sino más tarde cuando fue "poseído". Era posible también que se tratase de una trampa, pero con la gente muriendo y pasando hambre en Haster, tampoco tenían muchas más opciones que seguir adelante.
Tras la discusión, Demetrius decidió intentar dejar al mando de la ciudad a alguien de confianza para poder ausentarse. El grupo decidió que lo mejor sería no dejar al cargo absoluto de la ciudad a una sola persona, sino que se elegiría a tres nobles que repartieran la responsabilidad. Uno sería el que llevaría el peso de las decisiones, pero aconsejado por otros dos. Así que se acordó una reunión a las pocas horas.
Leyon recibió en la Sala de Mando la visita de lord Erdin, que le preguntó si "acaso sabían en qué estado se encontraba lady Eleria". El noble había hecho caso omiso de las recomendaciones de mantenerla aislada y la había visitado. Y ahora estaba, al parecer, seriamente preocupado. La noble, según Erdin, mostraba síntomas de bipolaridad y esquizofrenia, y le preocupaba lo que pudiera hacer. Aunque Leyon le advirtió que la maldita Daga, y por extensión, Eleria, podían poner en serio peligro la ciudad y el imperio, Erdin propuso llevarla a sus aposentos para que no se encontrara sola ni en un entorno tan hostil. Intentaría lo imposible para liberarla de la influencia de la Daga y hacerla sentirse mejor. Erdin estaba visiblemente enamorado de Eleria.
Más tarde, Ayreon se dirigía a la posada "El Cuervo Blanco" para reunirse con su hermana, que le había propuesto "pasar una noche distentida". Mientras se dirigía hacia allí, no pudo evitar fijarse que algunos habitantes de la ciudad lucían en sus frentes una cinta púrpura, algunas con el símbolo del Imperio. Incluso pudo notar la tensión que existía entre los tocados con la cinta y los no tocados cuando en una plaza estalló una discusión. Prefirió no llamar la atención. En la posada, Banallêth se encontraba con un grupo de hombres y mujeres, y uno de ellos lucía la cinta púrpura en la frente.
Al poco estalló un discusión entre el tal Feras, como se llamaba el joven tocado con la cinta, y Birn, otro hombre del grupo de Banallêth, sobre la conveniencia de permanecer o no en Haster. Al acabar la velada con los amigos de su hermana, Ayreon decidió comentar el tema de la cinta, que estaba pareciendo dividir la ciudad en dos bandos visiblemente. Además, también salió a la luz el tema de los gitanos. Estos eran un pueblo pacífico; con sus defectos, pero pacífico. Pero ahora se mostraban irremediablemente decididos a vengarse de quienquiera que les hubiera incendiado el campamento. Un problema más del que encargarse en la ciudad.
Demetrius mantuvo una conversación previa con Agiran, Dorlen y Dalryn, anunciándoles que el mando de la ciudad quedaría en sus manos. Agiran sería el encargado de gobernar con el consejo de los otros dos. Tras algunas reticencias y objeciones, decidieron que sería lo mejor para la ciudad. Ahora quedaba la tarea de nombrar cargos para el resto de nobles y evitar en la medida de lo posible el malestar que supondría el "ascenso" de ellos tres. Explicaron que se ausentarían a Adastra unos días para reunirse con un antiguo amigo que se encontraba en apuros, y así intentar conseguir más apoyos en la lucha.
El sobrino de Hoid Bexer apareció en las habitaciones de Demetrius, para informarle de que su tío se encontraba enfermo y parecía grave. Tras la visita del doctor Ladham, el diagnóstico parecía claro: tifus. El tifus había aparecido por fin en palacio.
En la posterior reunión con los nobles, se anunció en manos de quién iba a quedar Haster, y además se situó a Robeld de Baun como encargado de la Guardia, Galan Mastar como "encargado de la concordia", lord Mylan como almirante supremo de la pequeña flota, a Erdin y a Beltan como Senescales de Gobierno -como senescal de palacio, un puesto plebeyo, ya estaba Dorton.
Cuando anunciaron sus intenciones de partir hacia Adastra, Robeld de Baun se obcecó en acompañarles. Consiguieron aplacar sus pretensiones, pero no pareció quedar muy convencido.
Erdin no planteó problemas a los nombramientos, parecía más preocupado de otras cosas, y así lo confirmó cuando se levantó para pedir permiso para trasladar a Eleria a sus habitaciones. El grupo, aunque visiblemente preocupado, decidió concedérselo sin objeciones. De paso así podrían limar asperezas con el noble.
Pero antes de trasladar a la ercestre a las habitaciones de Erdin, Ayreon mantendría una conversación con ella. Eleria lloraba sin cesar, sin contestar a ninguna de las preguntas del paladín. La Daga, en el suelo, no dejaba de llamar a Ayreon, estorbando sus pensamientos y su lucidez. Al intentar abrazar a Eleria, ésta se retiró bruscamente. Al segundo intento, la noble empezó a gritar a Ayreon que se marchara, así que éste decidió dejarla sola.
Por la noche, Galan aparece en las habitaciones de Leyon, pidiendo tomar el control de los Informadores de Palacio. Un cargo importante, y que hasta el momento había estado desempeñando oficiosamente Eleria. En realidad, con ésta fuera de la circulación, Galan parecía la elección natural en el cargo, así que lo pusieron en contacto con Banallêth, que era la única persona conocida y de confianza introducida en la red.
Por la noche, en una de sus deambulaciones, Ezhabel pudo ver movimiento a lo lejos en el campamento de los gitanos; mucha gente entraba y salía de los carruajes y se dirigía o venía de la ciudad baja.
Y durante la noche llegaron también los sueños. Leyon soñó cómo se encontraba en un campo de nieve con seis personas más. Rugía una tormenta alrededor. De las otras seis figuras, sólo reconocía a una: Robeld de Baun. De repente, los siete empezaron a caminar en direcciones opuestas, y la Sombra engulló toda la escena. Ayreon también soñó. Soñó que se encontraba en un prado soleado. Pero soleado sólo unos metros. La niebla envolvía toda la escena más allá. Y una figura con capa y capucha blancas como la mañana se volvía hacia él, brumosa. "¿Creéis que sois digno?¿Hasta dónde llegaríais?" -preguntó, mientras se levantaba un fuerte viento. "Sí, llegaría hasta donde hiciera falta" -contestó Ayreon. Tras varias preguntas del mismo tipo y momentos de fuerte angustia mientras la niebla se cerraba sobre él, Ayreon despertó.
La mañana siguiente, Demetrius y Eltahim procedieron al viaje dimensional hasta Targos. Pero Demetrius no pudo soportarlo. Sufrió tanto, que Eltahim decidió desistir del viaje y volver a palacio, con Demetrius inconsciente.
Durante ese día tuvo lugar la reunión entre Leyon, Ayreon, Banallêth, Galan y Dorton, que era el que conocía un poco más la red de espías. El Senescal pasó varios sobres con información a Galan, y Banallêth recibió las órdenes pertinentes del ercestre.
Tras esto, Ayreon recibió la visita de Erdin, que le habló de una extraña herida que Eleria lucía en un costado, y que habría tenido que ser mortal de necesidad. Ayreon le habló entonces del signo de preservación de vida. Ahora entendía por qué estaba allí.
Al atardecer, llegó una misiva dirigida a Ayreon. Era de los Pastores de Emmán. En la carta se reclamaba su presencia ante el Padre Alcanar, que quería verle inmediatamente. Aunque no especificaba si se encontraba en la ciudad. "Padre Alcanar". Vaya.
Esa noche, los sueños recurrentes volvieron de nuevo a Leyon y Ayreon.
El día siguiente, Demetrius partió definitivamente con Eltahim. Aparecieron a la vista de Dakata, la capital, en lo alto de un altozano con hierba de un color verde anormalmente intenso. Todos los colores parecían ser más vivos aquí. A lo lejos se podía ver un gran muro rodeando la extensión de tierra que rodeaba la ciudad. Eltahim le reveló su nombre: el Ignod, el muro defensivo más largo y poderoso de toda Aredia. Varias humaredas y ruinas revelaban que una batalla reciente había asolado la ciudad, que parecía estar volviendo a la normalidad. A varios cientos de metros, varios agricultores araban. Pero sin arado. Dirigían sus manos hacia la tierra y los cavallones parecían salir de la nada, mientras ellos caminaban. Extraordinario; hasta los simples agricultores utilizaban el Poder. O igual es que no eran simples agricultores. Para ir más rápido, la targia hizo volar al bardo. Aquí parecía henchida de poder. Y ahora que se daba cuenta Demetrius, su poder también era mayor, se veía capaz de cualquier cosa.
Al acercarse a uno de los agricultores, le preguntaron qué era lo que había pasado allí. Les contó cómo varias de las ciudades-estado habían traicionado a la Alianza de Dakata y cómo Tedeas, la ciudad renegada -ciudad que en otros tiempos había traicionado a la Alianza- había acudido en su ayuda. Algo bastante extraño.
En Haster, Ayreon decidió acudir a la llamada de los Pastores. Vistió sus mejores galas y partió con una pequeña escolta hacia su campamento...
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