Los días siguientes, el grupo se dedicó a poner en orden los asuntos en la Torre Emmolnir. Lo primero que Ayreon hizo tras tomar el poder fue dirigir a los paladines que quedaban un discurso que los tranquilizó a todos, en la medida de lo posible, incluido un grupo de paladines que se había hecho fuerte en uno de los bastiones de la torre, revelados contra la nueva autoridad. Reinas Dalkar (el ugier de armas), Aglaros Valor (el mayordomo) y Thergal Amthos (el administrador) no tardaron en presentarse ante Ayreon y ponerse a sus órdenes. Algunos de los paladines sufrieron más que otros el cambio de poder, y a éstos se los puso bajo tratamiento y cuidado. Otros paladines se marcharon, descontentos o decepcionados.
El hermano Unziel se encontraba con la mirada perdida y llorando en sus despachos. Ayreon lo reconfortó lo mejor que pudo; él ya conocía la sensación de vacío que conllevaba la pérdida de Emmán y compadecía al antiguo Pastor en grado sumo. En la Sala Principal, el "despacho" del Gran Maestre, tuvo lugar la primera reunión del grupo y el Hermano Jasafet con los tres administradores, y la presentación a todo el personal de la Torre. Ayreon procedió por su parte a la presentación de sus compañeros, y la introducción de Ezhabel causó la mayor sorpresa, al mencionar que era una semielfa, ya que para algunos de los presentes los elfos eran una fantasía o peor, criaturas malignas. El nuevo Gran Maestre aprovechó para contar algo de la situación de Doranna, de los centauros, de los enanos y de las demás razas. Y algunas revelaciones sobre la Sombra. Mientras se encontraba hablando, el hermano Unziel entró en la sala y ofreció sus servicios a Areon a cambio de que le "librara del vacío". Jasafet y Ayreon le ofrecieron toda su ayuda.
Tras revisar todos los efectivos y el material de la Torre, procedieron a enviar mensajeros por doquier para convocar a todos aquellos que quisieran acogerse al nuevo orden. A las pocas horas, tuvo lugar la primera reunión "oficial" en el patio de armas de la nueva Orden de Paladines. Ayreon les habló de la nueva Fe emmanita, de la Sombra, de la Restauración del Imperio Trivadalma y de los siguientes pasos que se tomarían. Los paladines, viendo el firme mando de Ayreon, se tranquilizaron en líneas generales. Entre la multitud pudieron reconocer a una figura con la cara deformada, los ojos vidriosos y la actitud atormentada del que siente el vacío donde estaba su dios: se trataba de Noras Borander, que había permanecido en la Torre.
A continuación procedieron a tomar medidas para "propagar la nueva palabra de Emmán". Ayreon dictó la Biblia Emmanita que recordaba de antes de la Runa de la Creación durante dos semanas a los cuatro escribas que tenía en la Torre por turnos. Él y Jasafet comenzaron a adiestrar a los cien antiguos paladines que resultaron aptos para desarrollar el nuevo poder. Lord Randor, por su parte, los guiaría en su formación espiritual.
El día siguiente, Demetrius consiguió abrir un portal hasta Haster. Un portal que, según Demetrius permanecería abierto durante cuarenta días como máximo. Y a través de ese portal comenzaron a pasar carros con comida hacia la capital del Imperio. Leyon, Ezhabel y Randor atravesaron también el portal para reunirse con los nobles y especialmente con Robeld de Baun, antiguo Marqués de Arnualles y siervo de Randor. Allí -segun Randor-, planificarían el asalto a Esthalia y la recuperación de su reino. El encuentro con Robeld de Baun y Randor fue extramadamente emotivo. Tras poner a los nobles sobre aviso de la situación, se decidió que Demetrius debería crear un portal en el interior de palacio para que no hubiera problemas con la comida que llegaría desde Emmolnir. Durante la reunión, los modales machistas de Robeld sacaron de sus casillas a Ezhabel, que se marchó airada.
Y había habido problemas en Haster. La mitad de la ciudad había sido arrasada por un incendio, provocado por la batalla campal que tuvo lugar entre esthalios, paladines, vestalenses y gitanos, propiciada por la locura en la que cayeron algunos de los paladines tras el cambio en la esfera celestial provocado por Ayreon. Por otra parte, otra noticia sorprendió a Demetrius, Ezhabel y Randor: unos diez Mediadores habían llegado hacía unos cuantos días, encabezados por su Juez Máximo: Daxar Emaryll. Dorlen aconsejó a Demetrius que se marcharan de allí lo antes posible aprovechando la cortina de lluvia que caía sobre la ciudad antes de que los Mediadores se enteraran de su presencia. Y así lo harían.
Al cabo de una semana, Demetrius volvió a Haster y abrió un portal en el Patio de Armas [sacó un 66, detectó una fluctuación extraña en el continuo], a donde accedieron las carretas con la comida, encabezadas por Leyon, Ayreon y Randor, entre los aplausos de guardias, sirvientes y nobles por igual. Ayreon se encontró con Robeld de Baun: "como os prometí, el emmanismo ya no es el que era. Todo ha cambiado para mejor, espero".
Otro portal fue abierto para llevar comida a los núcleos de población creados alrededor de Haster. Se decidió también que la población sería redistribuida para evitar los problemas derivados de la aglomeración. Además de comida se proporcionarían reses, semillas y ganado en general para aumentar la producción en el futuro. Tras la pertinente reunión con los nobles, Galan Mastar se reunió con Ayreon para darle una preocupante noticia: desde que los paladines habían sido afectados por la locura, Banallêth no había dado señales de vida.
Ayreon mantuvo después una conversación con Eltahim, intentando averiguar su grado de implicación con ellos. Le preguntó si combatiría en la guerra que se avecinaba, y ella le respondió que si la necesitaban, allí estaría.
Demetrius intentó estar en todo momento presente en el reparto de comida, pero al avisarle un muchacho de que un grupo de mediadores se acercaba acompañado de un hombre que no conocía, partió rápidamente hacia el castillo y Eltahim los transportó a la torre Emmolnir. La mujer no volvió a Haster. Se quedó con "los únicos amigos que tenía ahora".
A los pocos días, algunos paladines vieron su poder despertar de nuevo, otorgado por su nuevo Dios. Los personajes decidieron no afrontar de momento el problema de los Mediadores. Permanecerían en estrecha comunicación con sus contactos en Haster para estar informados de los movimientos de los Jueces.
En otro orden de cosas, en los días siguientes y ya sin interrupción irían acudiendo cada vez más personas que querían entrar en la Orden como novicios. Pronto la cifra alcanzaría el centenar y la sangre nueva revitalizaría la Torre.
Ezhabel y Demetrius se transportaron con Eltahim hasta la Torre de Marentel, en Targos. Tras pronunciar la fórmula ritual para entrar a la Torre, las puertas de ésta se abrieron y fueron recibidos por Arilhim y Verritar, dos "estudiantes" de la Torre. Durante un largo rato Eltahim contó su historia a los dos extraños hombres, que lucían una pinta casi tan extraña como la mujer, con el pelo rapado aquí y allá, extrañas crestas, tatuajes y piercings. Arilhim conocía la historia de Eltahim, y creía que era un rumor inventado para asustar a los estudiantes demasiado atrevidos; para su asombro, la historia resultaba ser cierta. Tras el relato, Verritar procedió, con el permiso del grupo, a leer sus mentes para tener una idea de sus intenciones. Los hicieron pasar a una especie de sala de espera hasta que el Señor de la Torre, lord Carios, pudiera recibirlos. En la sala les atendió un extraño sirviente; parecía humano, pero no del todo. Descubrieron no sin cierta aprensión que se trataba de una especie de homúnculo, un hombre artificial, creado con artes arcanas.
Leyon procedió a visitar con una nutrida escolta cuatro de los pueblos de los alrededores, que se habían sublevado contra el nuevo mandato. En uno de ellos, se encontró con Regar de Khoul, llamado "el Caballero de los Campesinos" y famoso por su pericia con las armas y su afán de proteger a los indefensos. El heredero del imperio utilizó todas sus artes de persuasión [tirada de 200+], para convencer al caballero de que el nuevo emmanismo era distinto y protegería a todos por igual, sin exigir ningún tipo de imposición. Le habló también de Ayreon y sus buenas intenciones. Regar decidió que acompañaría a Leyon hasta la Torre para poder ver con sus propios ojos si lo que afirmaba era cierto. No obstante, Leyon ya se lo había ganado y al poco tiempo se trataban como viejos amigos.
Carios recibió por fin a Ezhabel y Demetrius, acompañado de Arilhim, Verritar y una muchacha joven y muy bella con el pelo a mechas de colores. Tras las formalidades, Carios presentó a la muchacha como Luriel Urkayan, una de las descendientes de las hermanas de Eltahim. El parecido entre las dos mujeres no dejaba lugar a dudas de su parentesco. Se saludaron emotivamente. A continuación, Luriel pasó a relatarles la historia de la isla de los últimos 600 años. Les habló del Señorío de Batania y de cómo Tedeas les había ayudado en la guerra civil. Demetrius les contó toda la situación en el continente, y las profecías del Imperio Trivadalma.
Al cabo de un día, Leyon llegó con Regar de Khul y varios guerreros a la Torre, donde el caballero conoció a Ayreon. Allí Ayreon le convenció [con una tirada extremadamente buena] de que los impuestos bajarían y la religión no sería agresiva. Regar de Khoul, convencido, ofreció su ayuda, y aún más sorprendentemente, la "ayuda de Nicodemo", aunque no sabía si Ayreon y los otros sabrían de qué hablaba. Vaya si lo sabían, claro que sí. Como más tarde se enterarían, Regar era un antiguo noble que fue desposeído de todo y exiliado por los paladines de Emmán. Desde entonces se había dedicado a organizar revueltas y la resistencia contra los emmanitas. Regar resultó tener un carisma excepcional entre la gente. Sofocó todo conato de rebelión y presentó a Leyon a su "Compañía de los Perdidos", unos ochocientos hombres especializados en la guerra de guerrillas y expertos con el arco y el hacha.
En la Torre de Marentel ofrecieron a Eltahim quedarse y retomar su vida en Targos. Ella se negó -estaba perdidamente enamorada de Demetrius-. Ante su negativa, Carios decidió que Arilhim y Verritar les acompañarían, para protegerlos e informarle de todo. Y si era posible, luchar contra la Sombra. Esa noche, que pasaron en una casa del servicio fuera de la Torre, alguien llamó a la puerta de Demetrius. No era otra que Eltahim, que lo miraba con ojos anhelantes. Demetrius la dejó pasar, e hicieron el amor apasionadamente.
El día siguiente por la mañana, Arilhim creó un portal que se abría cerca de la Torre Emmolnir, y allí llegaron a las pocas horas, bienvenidos por Leyon y los demás.
A los pocos días, un mensajero llegó. Al parecer, un ejército de unos 20.000 efectivos había acampado a un día al norte de la Torre. E iba encabezado por el rey Nyatar II de Ercestria, acompañado por un séquito de nobles. Ayreon y el rey se encontraron a mitad de camino, y el primero narró todo lo que había pasado en la Torre. También dio información sobre la cantidad de efectivos de los paladines y la situación actual. Nyatar reaccionó pidiendo pleitesía por parte de los paladines, y el pago de impuestos. Ante la premura, quedaron más tranquilamente para el día siguiente.
En la reunión con el rey Nyatar, comenzaron las ofertas y contraofertas, sin tomar de momento una decisión concreta.
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