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La Santa Trinidad

La Santa Trinidad fue una campaña de rol jugada en el Club de Rol Thalarion de Valencia entre los años 2000 y 2012. Este libro reúne en 514 páginas pseudonoveladas los resúmenes de las trepidantes sesiones de juego de las dos últimas temporadas.

Los Seabreeze
Una campaña de CdHyF

"Los Seabreeze" es la crónica de la campaña de rol del mismo nombre jugada en el Club de Rol Thalarion de Valencia. Reúne en 176 páginas pseudonoveladas los avatares de la Casa Seabreeze, situada en una pequeña isla del Mar de las Tormentas y destinada a la consecución de grandes logros.

martes, 19 de abril de 2011

La Santa Trinidad - Campaña en Aredia Temporada 3 Capítulo 18



Sin embargo, no sería esa noche en la que los PJs viajarían a Krismerian, debido a que Trelteran no fue capaz de introducir a Demetrius físicamente en el mundo de los sueños. El bardo presenta una resistencia extraordinaria a intentos de manipulación en el mundo onírico. El elfo se marchó, irritadísimo por el contratiempo, diciendo que la próxima vez esperaba que todo marchara bien.
Pasaron un par de días. La noche del día 62 la Espada del Dolor volvió a encontrar el sueño de Ezhabel, y la semielfa sufrió el insoportable dolor, mientras Nirintalath le susurraba:

Date prisa... no te fíes de él...

El día 63, Ayreon mantuvo una conversación con Naemen con la intención de convencer al anciano para que les acompañara en su viaje, a lo que este contestó con voz ahogada:

Vete, déjame morir en paz.

Más tarde ese mismo día, el grupo se reunió con Dailomentar, ahora comandante en jefe de la flota, para convencerle de que colaborara más estrechamente con los humanos, y en particular con Namtor. El ilvo les prometió que así lo haría, y les insistió en que tuvieran mucho cuidado, sobre todo a Ezhabel.

Por la noche, Trelteran volvió. Esta vez el grupo al completo pudo ser introducido en el Mundo Onírico. Demetrius, al entrar, quedó abstraído al instante por la música procedente de Aredia. Oyéndola, se dio cuenta de que podía aprender algo de la melodía, pero no consiguió hacerlo. Mientras tanto, Trelteran se dedicó a enseñar a Kadrajan los aspectos básicos del mundo de los sueños, para que el guerrero pudiera invocar el Martillo de Eudes. Sin embargo, Tôrkom se opuso obstinadamente a acompañarles, hasta que Kadrajan lo convenció. Ayreon quiso hacer una prueba y se trasladó a la habitación de Naemen, junto con Trelteran. El paladín podía ver el yo onírico del anciano dormido en su cama, mientras que Trelteran afirmaba que no podía verlo.

El viaje hasta Zarranzedar, la guarida de Trelteran, a través del mundo de los sueños fue casi instantáneo. Una vez allí, todo el grupo entró en la mansión del elfo renegado y este se dirigió con el Primarca al piso superior, donde comenzó el ritual que duraría ocho días enteros. Durante esos ocho días, la Espada del Dolor no dejó de atormentar a Ezhabel (-121 pv).

El día 71, Trelteran finalizó el ritual, y el día 72 bajó del piso superior junto al Primarca, que estaba delgadísimo y demacrado, y demostraba un hambre atroz. Casi no dejó de comer en varias horas.

Casi todas las noches a partir de entonces, Ezhabel soñó con Nirintalath (hasta los -127 pv).

El día 73, Trelteran llevó al Primarca hasta los barcos, y al volver, Demetrius le preguntó -aunque sin esperanzas- sobre la enfermedad de los ilvos. Sorprendentemente, Trelteran, socarrón, le respondió "busca en el fondo del mar, allí está tu respuesta".

Por la tarde, Trelteran se dispuso a cumplir su palabra, llevando a los PJs a dondequiera que estuviera la Espada del Dolor. Los hizo subir a la planta superior, a su sanctasantórum, donde se pertrechó de bastón, anillo y túnica y realizó un ritual que tras varios minutos tuvo como resultado la teleportación de los PJs al corazón de Krismerian. Nada menos que ¡a unos 2000 metros de la torre Gaunzar, la fortaleza del kalorion Khamorbôlg! Las cosas se presentaban feas si realmente la Espada del Dolor se encontraba en el interior de esa torre que se levanta varios kilómetros hacia el cielo.

Durante dos días enteros el grupo se dedicó a observar, agazapado en un grupo de piedras. vieron entrar y salir varios grupos, escasos y espaciados en el tiempo. Entre ellos unos jinetes humanos, y varios grupos de una docena de personas vestidas con túnica roja y con el símbolo de una cabeza de toro bordado en el pecho izquierdo.
El segundo día vieron aparecer un carruaje con los emblemas de Carsícores, que llevaba detrás algunas jaulas con elfos primigenios encadenados.

El día 75, Carsícores salió de la torre sin los elfos primigenios cautivos.

El grupo vio su oportunidad de entrar al atardecer, cuando un grupo de orcos se acercó hacia la torre tirando de un pequeño carro, que contenía un objeto envuelto en mantas. Los PJs se acercaron a los orcos dispuestos a pasarlos a cuchillo, pero la compasión se adueñó de Ayreon y Demetrius, y en su lugar entablaron una conversación como pudieron. Preguntados por cómo entrar a la torre, los orcos respondieron algo así como "si no hay mérito, no hay entrada". ¿Se referirían a lo que llevaban en el carro?

Los personajes decidieron seguir a los orcos a poca distancia. La torre era en verdad impresionante; multitud de vigías y de gente encapuchada con túnicas rojas se veían en las múltiples atalayas que parecían salir como extensiones naturales del mármol negro y el eog. Todas las puertas de la torre están protegidas por medios mágicos para que nadie del exterior pueda ver lo que ocurre en el interior, pero cuando Ezhabel, que iba la primera, entró en contacto con la puerta, anuló el velo de oscuridad (gracias al anillo de kregora) y todos pudieron ver lo que sucedía en el interior. Los orcos se habían detenido ante un demonio-de-palidez, ser aberrante, humanoide, pero con un rostro vermiforme sin ojos, orejas ni nariz y una boca repleta de colmillos puntiagudos. Iba acompañado por dos demonios-toro, rojos como el fuego que desprenden un calor intenso y con una presencia física impresionante.

Los pequeños orcos se mostraban intimidados. "He-he-hemos traído un obsequio... u-un obsequio para el Lord, s-s-señoría". El demonio-de-palidez observó durante un instante lo que los orcos habían traído envuelto en mantas, que resultó ser una armadura plateada bellísima. A un gesto suyo, los demonios-toro alzaron sus manos; sus ojos brillaron más rojos, y los orcos fueron desintegrados, entre gritos de agonía.
Eso por hacerme perder el tiempo —susurró el demonio sin cara, en una asquerosa y serpentina lengua negra.

Los PJs tragaron saliva, y en unos instantes Ezhabel decidió ofrecer su capa mágica al demonio, un pobre presente ya que es un objeto de poco poder. Tôrkom comenzó a hablar en la cabeza de Kadrajan, atropelladamente: "Kadrajan, ofrecedme a mí u os matarán. Os matarán os digo. ¡cuidado! ¿qué hace Ezhabel? La van a matar... ofrecedme a mí si no queréis morir".
Kadrajan hizo caso omiso del Martillo.

Efectivamente, la capa demostró ser un presente muy pobre, y el demonio, irritado, lanzó un par de hechizos al grupo, que Ezhabel logró superar sin problemas gracias a su anillo de Kregora, cosa que no pasó inadvertida para los guardianes de la puerta, que invitaron "amablemente" a la semielfa a que dejara su anillo en el suelo.

Dejad ese bonito anillo en el suelo, hermosa dama, y vos y vuestros compañeros podréis marcharos sin daño alguno —otra vez con ese tono y esa lengua asquerosa.

Ezhabel no tuvo más remedio que dejar el anillo ante el avance de los dos demonios-toro, y el grupo salió de la torre, desesperado por el giro que habían tomado los acontecimientos.

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