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La Santa Trinidad

La Santa Trinidad fue una campaña de rol jugada en el Club de Rol Thalarion de Valencia entre los años 2000 y 2012. Este libro reúne en 514 páginas pseudonoveladas los resúmenes de las trepidantes sesiones de juego de las dos últimas temporadas.

Los Seabreeze
Una campaña de CdHyF

"Los Seabreeze" es la crónica de la campaña de rol del mismo nombre jugada en el Club de Rol Thalarion de Valencia. Reúne en 176 páginas pseudonoveladas los avatares de la Casa Seabreeze, situada en una pequeña isla del Mar de las Tormentas y destinada a la consecución de grandes logros.

martes, 26 de abril de 2011

La Santa Trinidad - Campaña en Aredia Temporada 3 Capítulo 20


La huida fue caótica y desesperada, acentuada por el desvanecimiento del báculo de Urion.

Tras el primer Segador Negro llegó un segundo, que los PJs no habían visto antes, atravesando portales a toda velocidad.
Cuando el grupo llegó a la gran estancia por la que habían entrado a la Torre, pudieron ver cómo allí se había reunido media docena de Demonios-de-Palidez, y al menos una docena de Demonios Toro. Nirintalath estaba sedienta, y Ezhabel fue su mano ejecutora. El estallido de dolor fue terrible, y todos los demonios fueron expulsados a su plano. Por suerte, sus compañeros habían saltado a través del portal, volviendo a la estancia anterior, con lo que no les afectó el estallido. Al volver Ezhabel a por ellos, no pudo resistir la potente magia de las runas y cayó inconsciente, perdiendo la Espada del Dolor. En ese momento aparecieron los Segadores Negros, y Kadrajan y Ezhabel salieron huyendo como alma que lleva el diablo, fuera de la torre, perseguidos por el sobrenatural ente. Demetrius, desapercibido, recuperó la Espada del Dolor.
El grupo acabó separándose en la huida, Ezhabel y Kadrajan cada uno por su lado huyendo de Segadores Negros y Demonios-de-Palidez, y Demetrius, con la Espada del Dolor, intentando salir de la Torre.

Mientras todo esto ocurría, en el interior de la redoma de Urion, una interesante conversación tenía lugar durante horas y horas. Khamorbôlg dialogó durante largo rato con Ayreon.El Kalorion estaba harto de intrigas y traiciones por parte de los demás Generales de la Sombra -razón por la cual ya se había sometido a un exilio voluntario en la Torre Gaunzar-, y estaba dispuesto a hacer un pacto con Ayreon. Durante horas y horas tuvo lugar una discusión de profundos contenidos filosóficos y metafísicos sobre el emmanismo y la situación en los cielos.
Finalmente, la conversación acabó con el -aparente- cambio de filas de Khamorbôlg a las fuerzas de la Luz y su "conversión" al emmanismo, aunque entendiéndolo de una forma un tanto... particular.

Acto seguido, quedaba el problema de la comunicación con el exterior para hacer que abrieran la redoma mágica. Ayreon comenzó a intentarlo por medio de su habilidad de canalización, buscando desesperadamente a Demetrius o a Kadrajan.

En el exterior de la Torre, Ezhabel, que corría dejando muy atrás al Segador Negro -aunque recordemos que este último no se cansa en absoluto-, pudo observar cómo un anciano encapuchado se acercaba por el camino, aparentemente caminando renqueante, pero en realidad acercándose a una velocidad endiablada. Urion. El kalorion dejó inconsciente a la semielfa -la redoma la llevaba a estas alturas encima Demetrius-. El anciano ciego se quedó así con su bastón, que había teleportado hacía horas, la Runa de la Creación, que por pura mala suerte llevaba encima Ezhabel y que era una de las exigencias de su trato, y un regalo inesperado: el Pergamino de Erkalodh. Además, durante la confusión de la huida el grupo perdió también el yelmo élfico y la Espada Principesca que habían conseguido en las cámaras del tesoro. Quedaron así para el grupo el libro de Marenthelos, Églaras, Nirintalath, una fastuosa armadura y cuatro Dagas de Luz, ahora sin Luz, que lleva Demetrius. Urión se teleportó con Ezhabel al interior de la Torre, ante la inminencia de la llegada de los Segadores Negros.

Por suerte, Ayreon había conseguido contactar con su compañero Demetrius, y éste, convencido al fin, destapó el frasco. Ante sus ojos se materializaron un agotado Ayreon y un hombre esplendoroso e irresistiblemente bello. Este no era otro que Khamorbôlg, convertido a las filas de la Luz, que a partir de entonces se haría llamar Álcanar. Vestía los ropajes de un paladín de Emman, en contraste con las oscuras y apagadas ropas de Ayreon. En ese momento llegó Urion. Pero el anciano no fue rival para Khamorbôlg, que todavía disponía de todo su poder de Kalorion. Urion se teleportó, marchándose de las inmediaciones. Poco después Khamorbôlg se daría cuenta de que el Señor Oscuro le había retirado su favor, aunque es un ente con un gran poder por derecho propio.
Con la llegada de los Segadores Negros y la mengua de poder de Álcanar, el grupo tuvo que huir rápidamente. Durante muchas horas estuvieron corriendo, alejándose de los temibles engendros de la Sombra. Sin embargo, éstos no se cansan en absoluto y son implacables. En una de las muchas y cortas paradas para descansar, Ayreon decidió hablarle a Khamorbôlg del trato que el grupo había hecho con Trelteran. El antiguo Kalorion se mostró consternado, pero contuvo cualquier atisbo de furia y comprendió la situación.

Esta era la situación en el atardecer del día número 94 desde la partida de la flota Ilva desde Eluiridiann hacia Aredia. Ahora, la mayor urgencia para el grupo es volver a los barcos y ver cuál es la situación de los agonizantes ilvos...

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